Criptomonedas
La historia del millonario que busca en la basura
Un relato de discos duros, criptomonedas y una fortuna de 240 millones de euros
Hay que tener mala suerte. O mala memoria. Eso es lo que le ha ocurrido a un ingeniero informático galés, James Howells, que en 2009 se hizo con 7.500 bitcoins. La moneda digital había sido creada ese mismo años por un programador informático anónimo o un grupo de programadores conocido como Satoshi Nakamoto. Y por entonces no valían mucho. Howells se olvidó y en 2013, entre junio y agosto, tiró el disco duro en el que estaba guardada esa información, la “cartera digital” que contenía las bitcoins. Y cuando el valor de las monedas se disparó, Howells se convirtió en un millonario (potencial) con una misión: buscar en la basura aquel disco duro.
Los cálculos aproximados indican que a valor actual, las 7.500 bitcoins que tenía Howells, representan unos 240 millones de euros aproximadamente. No se trata de calderilla precisamente y por ello Howells se acercó al Ayuntamiento de Newport, en Gales, para pedir permiso para excavar una sección específica del vertedero donde cree que está el disco duro.
A cambio, ha ofrecido pagar al ayuntamiento una cuarta parte del valor actual de las bitcoins. Su idea es donar unos 60 millones de euros para distribuir entre los residentes de Newport, una ciudad que tiene 316.000 habitantes. Pero el ayuntamiento no está por la labor. Se trata de un área enorme y habría que cubrir también unos dos o tres metros hacia abajo, ya que estamos hablando de casi una década atrás.
Sin embargo, Howells cree saber cómo recuperarlo, según relata en una entrevista a la CNN. “El plan sería excavar un área específica del vertedero en función de un sistema de referencia de cuadrícula y recuperar el disco duro respetando todos los estándares ambientales y de seguridad. Luego, la unidad se presentaría a especialistas en recuperación de datos que pueden reconstruir la unidad desde cero con piezas nuevas e intentar recuperar la pequeña porción de datos que necesito para acceder a los bitcoins”.
Pero el ayuntamiento no da su brazo a torcer y no se trata de recibir donaciones o no. El problema es, según un comunicado, que la “excavación no es posible bajo nuestro permiso de licencia y que la excavación en sí misma tendría un gran impacto ambiental en el área circundante. El coste de excavar en el vertedero, almacenar y tratar los desechos podría ascender a millones de libras, sin ninguna garantía de encontrarlo o de que siga funcionando”.
Mientras tanto Howells no se da por vencido y sigue buscando su disco duro, a la espera de un golpe de suerte.
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