Moda

Cuando la montaña quiere salvar el mar

Una empresa española recurre a la tecnología para fabricar ropa técnica de alpinismo reciclando redes de pesca y botellas de plástico

Cuando la montaña quiere salvar el mar
Cuando la montaña quiere salvar el marlarazon

Una empresa española recurre a la tecnología para fabricar ropa técnica de alpinismo reciclando redes de pesca y botellas de plástico

Nos inclinamos a pensar que la tecnología está vinculada a los microchips, las comunicaciones y los viajes. Que si no se trata de un gadget no es tecnológico. Y la verdad es que la tecnología es la herramienta que a menudo utiliza la ciencia para cumplir sus objetivos. Y uno de los más perseguidos es salvar el planeta.

La Agencia Europea del Medio Ambiente calcula que en el fondo marino hay unas 640.000 toneladas de redes de pesca que se han descartado o perdido. Sólo en aguas del Cantábrico se pierden 6.000 redes al año, mientras que en la costa este de Estados Unidos, la cantidad se cuadruplica. Las redes están hechas de monofilamentos de polímeros sintéticos como el nailon, el polipropileno o el fluorocarbono. Se trata de materiales plásticos capaces de seguir atrapando animales marinos entre 40 y 600 años después de ser abandonados a la deriva. Las redes miden unos tres kilómetros de largo y tienen una altura de entre 4 y 20 metros, y «faenan» las 24 horas del día matando a miles de peces y mamíferos marinos y destruyendo corales. Por si fuera poco, el 90% de la pesca fantasma, tal y como es conocida, son especies de valor comercial, según un informe de la Asociación Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).

Si a esto se le unen las miles de toneladas de redes que esperan en cofradías y muelles, la cantidad total, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), sería suficiente para cubrir el planeta entero.

Con esto en mente, la marca de ropa de montaña Ternua ha creado Red-Cycle, un proyecto que convierte las redes marinas en desuso en prendas y complementos textiles para el mundo del Outdoor. Para esta primera colección, que se lanzará en 2017, Ternua ha recogido 12 toneladas de redes, con los que se fabricarán ocho modelos diferentes de pantalones y mallas. «Como esto nunca se había hecho antes –comenta Eduardo Uribesalgo, director de innovación de Ternua y uno de sus fundadores en conversación telefónica– tuvimos que aprender desde cero. Por ejemplo, las redes aportan poliamida, pero nos faltaba algo que le diera otras características que buscábamos. Y las encontramos combinando las redes con alfombras y moquetas en desuso».

De las 12 toneladas iniciales, Ternua logró hacerse con 9 de poliamida aprovechable y con ello ha evitado que se generen 40 toneladas de CO2. Para teñir los hilos conseguidos no se utiliza ningún químico nocivo, son todos biodegradables y certificados por la Unión Europea en cuanto a cuidado del ambiente. «Siempre nos preocupó cómo lo hacíamos, no sólo lo que hacíamos –explica Uribesalgo–. En 2007 ya utilizamos todo algodón orgánico, y en 2015 eliminamos todos los fluorocarbonos. Fuimos los primeros en el mundo en usar plumas recicladas». Para conseguir esto se precisa un alto grado de inversión en tecnología y uno igual de importante en cuanto a aprendizaje. Así han logrado crear prendas elaboradas a partir de posos de café, botellas de plástico PET o asientos de trenes. Ahora mismo, según confiesa Uribesalgo, están trabajando en mochilas con baterías solares incorporadas, pero también han creado un traje especial para pescadores que al sumergirse en agua se hincha para actuar como salvavidas. Para la colección 2017, el 92% de los productos en el mercado llevarán etiqueta Commitment, que representa que han sido fabricadas con materiales reciclados.

Pero el avance más notable, teniendo en cuenta que se trata de prendas sumamente técnicas, es que apuntarán a una estrategia de ciclo completo: crear prendas con materiales reciclados, que a su vez puedan ser reciclados tras su ciclo de vida para nuevas prendas. De esta forma, casi toda la materia prima vendrá del pasado y no del proceso o del consumo de recursos.

De hecho, las 12 toneladas de pesca no han sido suficientes, y Ternua planea multiplicar casi por 20 el abastecimiento recurriendo a 200 toneladas provenientes de faenadores vascos en el océano Pacífico y el Índico. «Nos queda mucho camino por recorrer –concluye Uribesalgo–, pero estamos lanzando productos cada vez más complejos ». Sin duda se refiere a la última cazadora concebida por su equipo. Aún no tiene nombre, pero lo que nos confiesa es que se ha fabricado con 30 botellas de plástico y que se les dio, como prueba, a los participantes de una reciente competición de montaña para que la probaran. La parte delantera tiene tejido cortaviento, por la espalda es transpirable y todo el material es capaz de conservar el calor. Ocupa muy poco espacio y apenas pesa 270 gramos. El objetivo es que sea una prenda de cuatro estaciones por su versatilidad. Habrá que probarla para ver si cumple la promesa.

El paso siguiente será aprovechar la energía generada por el deportista para alimentar una batería, ya sea para incrementar el poder calórico de la prenda o para dar un extra de energía a un dispositivo. Lo dicho, la tecnología puede ser el medio para salvar el planeta. O al menos para dejarlo mejor de lo que lo hemos recibido.