Ciencia y Tecnología
Dr. Pepper: el robot que atenderá en dos hospitales catalanes
Harán una prueba piloto para que acompañe a los pacientes o les pregunte por su estado, utilizando para ello su inteligencia artificial
Los hospitales Clínic y Sant Joan de Déu de Barcelona ensayarán a partir del próximo otoño con el robot Pepper, que puede interactuar con las personas en 21 idiomas e identificar su estado de ánimo, para aplicar su inteligencia artificial a la salud y acompañar o educar a los pacientes, informa Efe.
Se trata de un proyecto aún en fase de desarrollo que permitiría programar a este robot, cuyo hardware es muy potente pero todavía tiene limitaciones en la interacción con seres humanos, y hacer de él un herramienta de «educación terapéutica», por ejemplo para explicar a pacientes de la tercera edad qué tratamiento deben seguir, o de acompañamiento para enfermos aislados, como niños inmunodeprimidos o en fase de pre y postoperatorio.
Pepper ha sido presentado hoy al público en la primera jornada de la I Clínic Summer School, organizada por el Hospital Clínic de Barcelona, que acogerá, a partir de septiembre, pruebas piloto de las posibles funcionalidades del robot en el ámbito médico.
Pere Barnola, directivo de la empresa tecnológica Identitat, asociada con el fondo de inversión impulsor del robot, Softbank Robotics, ha definido como «excepcional» el software de Pepper.
Este robot puede desplazarse en el espacio con agilidad a través de tres ruedas con las que incluso puede girar sobre sí mismo, cuenta con un sonar que le permite identificar los objetos a su alrededor para no chocar con ellos y tiene sensibilidad al tacto en los brazos y la cabeza.
Asimismo, cuenta con micrófonos omnidireccionales, que le permiten escuchar el sonido en un área de 360 grados y diferenciar entre conversación y ruido ambiente, así como con un sensor de infrarrojos y varias cámaras de alta definición con las que puede ver a las personas que lo rodean en tres dimensiones.
Para comunicarse con Pepper, cuyos movimientos son fluidos y recuerdan a los de un humano, las personas pueden utilizar la tableta que el robot tiene en el pecho o conversar con él a través de la voz y en 21 idiomas diferentes.
El robot tiene capacidad de aprendizaje, recogiendo e incorporando todos los datos que recibe, y puede reconocer a las personas de manera muy precisa a través de sus sensores infrarrojos, que le permiten memorizar tanto los rasgos faciales como las medidas corporales de los humanos con los que interactúa, así como identificar su estado de ánimo, no solo por su expresión, sino también por los matices de su voz.
Hasta el momento, todas estas funcionalidades, que aún presentan algunos aspectos que mejorar, como, por ejemplo, la limitación de conversación con una sola persona, no se han aplicado más allá de la mercadotecnia y del entretenimiento o el ámbito comercial.
El objetivo de la empresa a partir del próximo otoño es desarrollar el software de Pepper, es decir, su sistema operativo y sus programas, para poder utilizarlo en la asistencia sanitaria.
Uno de los aspectos en los que se ha de trabajar es el guión de conversación que, de momento, solo incluye un «corpus básico» de palabras y expresiones.
A través de la colaboración con centros médicos y de las pruebas piloto con pacientes y profesionales de la sanidad, el objetivo es identificar necesidades concretas de los pacientes y los hospitales y crear los programas necesarios para satisfacerlas.
Entre las ideas que el equipo de Barnola ha recibido de los distintos hospitales se encuentra el acompañamiento a menores inmunodeprimidos que han de vivir aislados o a niños que se asustan durante el proceso preoperatorio.
Pepper, cuya batería tiene una vida de doce horas a máximo rendimiento, también podría explicar a los pacientes ancianos de manera pausada y con el tiempo que los profesionales sanitarios a menudo no tienen las «pautas de cuidado y educación terapéutica» para sanar sus heridas o tratarse de una enfermedad.
Para desarrollar el proyecto, distintos centros médicos de Cataluña, como Sant Joan de Déu o el propio Clínic, se han aliado con la empresa Identitat y con el Departamento de robótica de la Universidad de La Salle y trabajarán juntos a partir de septiembre bajo el paraguas de la empresa YASYT.
Los primeros resultados sobre la efectividad en el ámbito médico del robot Pepper, que tiene un coste de entre 15.000 y 17.000 euros, podrían aparecer a mediados del año que viene. EFE
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