Educación

Polémica: No, no hay evidencia científica que pruebe que prohibir los teléfonos en clase sea beneficioso

Un reciente estudio analizó más de 1.300 trabajos vinculados a la prohibición y este es el resultado.

Telefónos en clase
Prohibir sin razonar puede ser contraproducenteOleksandrPidvalnyiOleksandrPidvalnyi

La reciente prohibición de la Comunitat Valenciana vinculada a los teléfonos inteligentes en clase. Lo sorprendente es que las autoridades vinculadas a la medida señalan como motivo de esta, la cantidad de horas que los menores utilizan los dispositivos, pero no su influencia en el rendimiento escolar. Y es lógico: no hay.

Recientemente, un equipo de la Universidad de Queensland (Australia), liderados por Marilyn Campbell y Elizabeth Edwards, expertas en educación, se propusieron responder a una sencilla pregunta: ¿Qué dicen las investigaciones recientes sobre la prohibición de teléfonos en las escuelas?

Son muchos los países que han tomado una decisión clara al respecto. Hasta Naciones Unidas hizo un llamamiento para que se prohibiera su uso en clase. Y uno de los argumentos que esgrimía se basaba en un estudio que concluía, según Naciones Unidas, que recuperar la concentración después de usar un móvil para responder un mensaje, requería 20 minutos.

Esto, obviamente, es muchísimo tiempo y es lógico que se piense que los teléfonos deben estar prohibidos en clase. ¿Cuál es el problema? Que el estudio mencionado, solo señala 20 minutos para decir lo que duraron las entrevistas realizadas por Zoom a los 49 estudiantes voluntarios que participaron del mismo. Y que tenían entre 20 y 34 años. Por lo tanto, no se trata de una referencia fiable en este sentido, ya que no menciona claramente la capacidad de recuperación de la concentración, el universo analizado es muy pequeño y las edades no son en absoluto similares. De hecho, ni siquiera se realizó en un entorno educativo.

El estudio de Campbell y Edwards realizó una revisión de toda la evidencia global publicada y no publicada a favor y en contra de la prohibición de los teléfonos móviles en las escuelas. “Nuestra revisión – explican las autoras -, tiene como objetivo arrojar luz sobre si los teléfonos móviles en las escuelas afectan el rendimiento académico (incluida la atención y la distracción), la salud mental y el bienestar de los estudiantes y la incidencia del ciberacoso”.

Para ello se examinaron 1.317 artículos e informes, así como disertaciones de estudiantes de maestría y doctorado. Pese a este número, la cantidad de estudios vinculados a este tema es poca y muy reciente, tanto que casi la mitad tienen menos de 4 años.

Los estudios analizaron escuelas de Bermudas, China, la República Checa, Ghana, Malawi, Noruega, Sudáfrica, España, Suecia, Tailandia, el Reino Unido y los Estados Unidos.

La investigación encontró cuatro estudios que identificaron una ligera mejora en el rendimiento académico cuando se prohibieron los teléfonos en las escuelas. Sin embargo, dos de estos estudios encontraron que esta mejora solo se aplicaba a estudiantes desfavorecidos o de bajo rendimiento.

Algunos estudios compararon escuelas donde había prohibiciones parciales con escuelas con prohibiciones totales. Esto es un problema porque confunde los resultados, según las autoras.Pero tres estudios no encontraron diferencias en el rendimiento académico, independientemente de que hubiera o no prohibiciones de teléfonos móviles. Dos de estos estudios utilizaron muestras muy grandes. Esta tesis de maestría analizó el 30% de todas las escuelas de Noruega. Otro estudio utilizó una cohorte a nivel nacional en Suecia. Esto significa que podemos tener una confianza razonable en estos resultados.

En cuanto a salud mental y bienestar, dos estudios no mostraron diferencias en el bienestar psicológico tras la prohibición de los teléfonos móviles. Sin embargo, tres estudios informaron más daños a la salud mental y el bienestar de los estudiantes cuando fueron sometidos a prohibiciones telefónicas.

Los estudiantes informaron que se sentían más ansiosos sin poder usar su teléfono. Esto fue especialmente evidente en una tesis doctoral realizada cuando los estudiantes regresaban a la escuela tras la pandemia, después de haber dependido mucho de sus dispositivos durante el encierro.

Por lo tanto, la evidencia a favor de prohibir los teléfonos móviles para la salud mental y el bienestar de los estudiantes no es concluyente y se basa únicamente en anécdotas o percepciones, más que en la incidencia registrada de enfermedades mentales.

Conclusión: ni en rendimiento, ni en salud mental hay evidencias científicas que demuestren que las prohibiciones son efectivas. De hecho, en el mismo comunicado que Naciones Unidas señala la importancia de prohibir los teléfonos en clase, también destaca que solo en casos que su uso no sea exclusivamente para educación. Lo cual resume todo el conflicto: en clase, cualquier herramienta que no se utilice para educación, no debería usarse, pero eso depende más del sistema educativo y de la sociedad que de medidas gubernamentales.