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Este es el monje que aconseja al Vaticano sobre IA
El franciscano Paolo Benanti fue quien propició una reunión el año pasado entre el Papa Francisco y el director de Microsoft
Paolo Benanti, Fray Paolo Benanti para ser exactos, nació el 20 de julio de 1973, exactamente cuatro años después que Neil Armstrong pisara la Luna. Puede que haya sido eso o que su padre fuera un ingeniero y su madre docente, sea cual sea el motivo, siempre le ha llamado la atención la tecnología. Tanto como para convertirse en el consejero del Papa Francisco en lo que respecta a inteligencia artificial.
Benanti es un miembro de la orden franciscana que, de acuerdo con su página web, se “ocupa de la ética, la bioética y la ética de las tecnologías. En particular, sus estudios se centran en la gestión de la innovación: internet y el impacto de la Era Digital, biotecnología para la mejora humana y la bioseguridad, neurociencia y neurotecnología”.
En 2008 se licenció en la Universidad Pontificia Gregoriana y cuatro años después su doctorado en teología moral. Su tesis, El cyborg: cuerpo y corporeidad en la era poshumana, ganó el Premio Bellarmino-Vedovato como mejor tesis doctoral en ética pública y social en 2012. El año siguiente realizó un curso en la Universidad de Georgetown y desde entonces trabaja como profesor en su alma mater. Benanti, por formación e interés, es en parte responsable de que el papa Francisco impulsara un tratado internacional para garantizar el uso ético de la tecnología de IA.
“¿Cuál es la diferencia entre un hombre que existe y una máquina que funciona? – se preguntaba Benanti recientemente en una entrevista -. Esta es quizás la mayor pregunta de estos tiempos, porque estamos asistiendo a un desafío que cada día se profundiza con una máquina que se humaniza. Mi función es ayudar a clarificar mejor los términos más técnicos para el Santo Padre”. Tanta confianza tiene en estos círculos que fue quien gestó una reunión en el Vaticano en 2023 entre Francisco y el presidente de Microsoft, Brad Smith, que se centró en cómo la IA podría ayudar o perjudicar a la humanidad. Pero el contacto con Micrsoft ya venía de años: Microsoft había contactado con Benanti por primera vez en 2020 para conocer sus opiniones sobre la tecnología.
Por si su vínculo con el papa fuera poco, Benanti también es miembro del Órgano Asesor de las Naciones Unidas sobre Inteligencia Artificial y director de una comisión del gobierno italiano encargada de dar recomendaciones sobre cómo salvaguardar el periodismo de noticias falsas y otra desinformación. Benanti señala que gran parte de los datos que informan a la IA provienen de trabajadores con salarios bajos, muchos de ellos en países en desarrollo arraigados en una historia de colonialismo y una fuerza laboral explotada.
"Está claro que, si elegimos algunos datos que no son lo suficientemente inclusivos, tendremos algunas opciones que no lo son – añade Benanti -. No es un problema de uso de IA, sino un problema de cómo guiarla. Y aquí es donde entra en juego la ética: encontrar el nivel adecuado de uso dentro de un contexto social”.
Y esto, la capacidad de liderar la IA es una cuestión que países de todo el mundo están tratando de resolver. La Unión Europea se convirtió en pionera a finales del año pasado cuando los negociadores consiguieron un acuerdo que allana el camino para su supervisión legal. En junio de este año se celebrará en Italia la cumbre del G7 y allí también estará Benanti: la primera ministra Giorgia Meloni, a quien le preocupa que la IA pueda provocar pérdidas de empleos, hará de la tecnología un tema central en la cumbre. Como parte de esos esfuerzos, Meloni se reunió la semana pasada con el fundador de Microsoft, Bill Gates y también con Benanti.
“Regular la IA no debe significar limitar su desarrollo – concluye este experto italiano -. Significa mantenerlos compatibles con ese sistema frágil que es la democracia, que hoy parece ser el mejor sistema.”
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