Tecnología
Si quiere conservar sus CDs métalos en la nevera
Casi 40 años después de su creación, los «Compact Disc» comienzan a descomponerse
Casi 40 años después de su creación, los «Compact Disc» comienzan a descomponerse.
Llegaron a principios de los años 80 como ese chico nuevo al que, recién aterrizado en el barrio, todos miran por extraño. Deseado por unos y odiado por otros. Una delicia para el archivero, el informático, el usuario medio, el pinchadiscos y demás seres que veían en el «Disco Compacto» el futuro ante sus manos; un instrumento clave para tener más (información) en menos (espacio). Para las «cassettes» y los disquetes
–entre otros–, una tortura: el CD significaba la extinción de todos los formatos de almacenamiento conocidos hasta entonces –y su primo, el DVD, que llegaría más tarde, igual–. Era más estilizado, más guapo y vestía mejor. Reluciente y redondo, parecía cuasi perfecto. 12 centímetros de diámetro por 1,2 milímetros de grosor de un brillo tornasolado sacado directamente de «2001: odisea en el espacio». Pero el tiempo pasa factura a todos y a todo. Aquellos que parecieron inmortales ya no son tal. Ese chico popular quedó en el olvido. Mp3 –descatalogado el año pasado–, USB, DVD, el propio internet... fueron pasando y achicando a un «Compact Disc» cada vez más marginado que hasta veía cómo el vinilo dejaba de ser un incordio para convertirse en el rey de lo «vintage», que no viejuno. Una lucha perdida –para el CD– por carecer del romanticismo necesario para retomar el poder. Avasallado, la última desgracia viene de Create Digital Music, quienes afirman que no es que los CDs ya no sean moda, sino se están desintegrando. Los más de 776 años que se les dieron como esperanza de vida –a sabiendas de que su utilidad no sería ni la décima parte– se han quedado en algo más de 35, el tiempo que ha pasado desde que Sony y Philips comenzara a comercializarlos. Según el portal, «la primera generación de “Compact Disc” se está empezando a descomponer» por culpa de la oxidación de su capa reflectante. Una «tecno enfermedad» que bien se puede frenar recreando las «condiciones idóneas», como aconsejó la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos: 5º y un 30% de humedad. Vamos, a la nevera junto a los puros, los pintauñas y los carretes de la Polaroid. Y si no, al balcón a espantar a las palomas.
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