Juan Messier: «Invertir en educación y en empleo puede disminuir la inseguridad en cualquier país»

Es posible encontrar belleza hasta en las situaciones más cruentas y oscuras. Así lo viene demostrando la historia del arte: mientras la canción puede hacer que la memoria sea conmovedora, los matices de un pincel pueden conseguir que una batalla embobe a cualquier espectador. Asimismo, el mundo del cine y de las series echan mano a la magia de las cámaras de tal manera que el papel de un villano puede llegar a convertirse en todo un reto interpretativo. Así lo considera Juan Messier, actor colombiano y uno de los protagonistas de «Perdida», nueva serie de Antena 3. Ha aparecido en series como «Narcos», de Netflix, y, ahora, da vida en la cadena española a Cruz Alfonso Ochoa, el líder de los Plumas en el Módulo Norte de la Brecha, lugar donde se concentran los peores delincuentes de Colombia. En definitiva, personifica la amenaza en un thriller que narra la desesperación de unos padres a quienes le han arrebatado su hija.

–¿Qué sintió cuando recibió el guion de «Perdida»?

–Es una historia que tiene un fondo real, con la que estoy seguro que se sentirán identificadas muchas personas en el hecho de perder a un ser querido, de luchar por recuperar a un hijo, por recobrar el amor o por no perderse uno mismo dentro de un sistema. Me encantó la agilidad con la que se narran los sucesos y el ritmo con el que está escrita.

–Dijo en una entrevista que, a la hora de prepararse un papel, o bien utiliza su propia experiencia o bien busca inspiración en otras cosas. ¿Cómo fue en el caso de Cruz Alfonso Ochoa?

–Todos los personajes los abordo desde diferentes puntos, busco dentro de mí las historias, emociones y referencias que tenga claras y que funcionen para crear un papel. Las que no tengo claras las busco haciendo trabajo de campo. Para Cruz en particular investigué bastante desde la parte psicológica, buscando perfiles de personas que han estado vinculadas a organizaciones al margen de la ley, que tienen cuadros depresivos o muestran comportamientos compulsivos. Con esto, empiezo a trabajar la emoción y a entender un poco sus motivaciones. Para su apariencia y su expresión, hay un antes y un después, ligados directamente con estados de ánimo y con conflictos internos. Al principio, Cruz es una persona que se mantiene en forma, vital, con energía, que cuando está en la cárcel evidencia el encierro y el peso de los años privado de privilegios. Tiene otro lenguaje corporal a pesar de que en la cárcel él es el jefe, porque es un personaje vivo que siente, sufre, tiene miedos, sueña y experimenta frustraciones.

–La serie retrata la delincuencia en su país, ¿qué aspectos son los que más acercan la ficción a la realidad?

–En Colombia hemos vivido secuestros de personas por intereses económicos de grupos al margen de la ley, así como el sufrimiento de sus familiares. Sin embargo, actualmente las políticas de seguridad colombianas y el esfuerzo de las fuerzas militares han reducido esta clase de ataques contra la población. Por esta razón pienso que la serie cuenta una historia real, de dolor y sufrimiento, pero también de esperanza, de entrega, de lucha por proteger a quien amas.

–¿Cree que situaciones parecidas a las de «Perdida» ocurren hoy día en Colombia?

–Sí. Seguramente los secuestros, la muerte de personas inocentes, la corrupción, el tráfico de influencias y de drogas, los robos... Aunque se trata de situaciones que afectan actualmente al mundo entero.

–¿Cómo se podría erradicar o, al menos, disminuir esos casos?

–Considero que invertir en educación y mejorar la cantidad y calidad de empleos puede disminuir en parte el problema de inseguridad de cualquier país. Luego está el tema de la corrupción, que viene desde el gobierno. Ahí funcionarían unas leyes más estrictas e inflexibles.

–«Perdida» se ha rodado entre Colombia y España. ¿Qué diferencias encuentra un actor a la hora de trabajar en ambos lugares?

–Actuar es un lenguaje universal y realmente no hay diferencias muy marcadas, pero puedo decir que en España me encontré con actores generosos, llenos de talento. Ahora tengo allí varios amigos.

–¿Le ha gustado hacer de villano en «Perdida»?

–Amo interpretar a villanos. Me parece que son personajes llenos de matices, colores y formas. Tienen un rango emocional exquisito. Los abordo siempre desde su parte más humana: qué cosas les entristecen, a qué le temen, a quién aman o por qué llegaron a ser lo que son. Es una manera de descubrir sin parar. Repito: ¡Amo hacer villanos!

–Si pudiera elegir otra serie española en la que poder trabajar, ¿cuál sería y por qué?

–«La casa de papel» y «Las chicas del cable» son producciones que llevan la bandera de la globalización de la televisión española. Tienen historias fascinantes, grandes actores y ¿quién no querría ser parte de algo tan importante?