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José Luis García-Pérez: «Confundir política con cultura es un error vital»
Protagonista en La 1 de «Diarios de la Cuarentena», tiene por estrenar «El Cid» en Amazon, así como rodaba «The Mallorca Files» antes de la pandemia y otro proyecto estadounidense
José Luis García-Pérez nació en Sevilla y reside en Madrid junto a su mujer, la también actriz Cristina Alarcón, y su hijo. No ve la hora de tomarse una tapa de caracoles junto a una cerveza, pero eso tendrá que esperar. Sobre todo, porque Madrid sigue en la fase 0 del plan de desescalada. «Que dure lo que tenga que durar», afirma, y asegura que en este tiempo «hemos salido muy poco, hemos comprado mucho por internet». Pero, eso sí, su cuarentena ha sido peculiar al haber rodado una serie en su propia casa. Es actor y productor de teatro y, hasta hace poco, aparecía en La 1 en «Diarios de la cuarentena», donde ha interpretado a una pareja junto a su mujer. También tiene por estrenar «El Cid», en Amazon Prime, y «The Mallorca Files», serie que rodaba con la BBC antes de la pandemia.
–¿Cómo fue el teletrabajo con «Diarios de la cuarentena»?
–La serie ha llenado la casa de ilusión. Hemos tenido la cabeza en otro sitio ante la angustia inevitable que todos sentimos en este momento. Con esperanza, pero con miedo, así vivimos, y quien diga lo contrario no me lo creo. Durante este mes he disfrutado de mi mujer como actriz y he aprendido nuevas maneras de hacer las cosas. Ha sido un viajazo. De repente, puedes trabajar con unos elementos técnicos potentes, aunque mínimos.
–¿Ha sido difícil llegar a un acuerdo entre los dos?
–No éramos solo nosotros, sino que a la vez estaba el director de fotografía o alguien del equipo de dirección. Era un criterio colectivo y, aunque hemos trabajado a distancia, ha sido en equipo. Nos hemos reído muchísimo, teniendo en cuenta que la pareja no se parece en nada a nosotros. Y lo hemos hecho con todo el amor posible, intentando llevar una sonrisa en tiempos duros.
–La serie ha obtenido bastantes críticas en redes sociales, ¿qué opina?
–Mi profesión consiste en hablar de la realidad y ésta se puede contar desde el humor. Es injusto y absolutamente falso que nadie pueda apropiarse del dolor ajeno, porque nadie sabe el que yo he vivido. Nadie puede decirme que yo trabajo para reírme de nada, es desquiciante. Lo que sí creo es que detrás de todo eso ha habido un impulso político.
–¿A qué se refiere?
–A la crítica hacia quien está en el Gobierno. Televisión Española lo único que ha intentado con esta serie ha sido acercarse a la gente. Y no hablo de TVE en general, sino de esta ficción como producto, que lo único que pretendía era llevar distensión a la gente. Yo lo he hecho desde el corazón y por un precio absolutamente simbólico: no he cobrado menos en mi vida y llevo 26 años como profesional. Es una producción pequeñísima.
–¿Ha tenido que llegar una pandemia para valorar el papel de la cultura o del entretenimiento?
–No lo veo valorado, y me gusta diferenciar entre cultura y entretenimiento, porque no es comparable un parque temático con un libro. La cultura puede remover almas e intelectos, ayudarte a pensar. Y, ¿valorada? Bueno, ante tanta crítica destructiva yo no sé hasta qué punto la sociedad la está valorando. Es una cuestión politizada y no debería ser así. Más allá de una valoración en unos presupuestos, en ayudas al sector o en la situación específica de cierto trabajador, a mí me preocupa una valoración social.
–Desde el principio de la cuarentena, la sociedad ha lanzado numerosas iniciativas musicales o literarias...
–Porque es inevitable: los creadores necesitan crear, yo necesito contar cosas y la gente necesita escuchar. Soy un loco de la historia, estudié Historia en Sevilla, mi pasión es la Prehistoria y siempre pongo un ejemplo: mi profesión es la más antigua. El día que alguien, sapiens o no, contó una historia verbal o físicamente, ya había un actor. Lo necesitamos. Y todo lo que sea confundir política con esa necesidad es un error vital.
–Pero en pleno siglo XXI hay quienes siguen confundiéndose, ¿qué les diría?
–Saber a qué se dedican durante el día. Si me dicen que no ven ninguna película, que no leen ningún libro o que no tienen ningún cuadro en sus paredes, entonces les diré que viven en un vacío existencial que les lleva a la nada. Pero, si me responden que sí a alguna de esas preguntas, ¿qué me están contando?
–Como actor y productor de teatro, ¿cómo ve la vuelta a los escenarios y salas de cine?
–Es muy difícil para las compañías hablar del 30% o del 50% del aforo de un teatro. Si fuera por mí, mañana actuaba para cuatro personas, pero vivir de eso es complicado. Hay que llegar a un protocolo que permita mantener las empresas y llegar al público.
–Tiene pendiente por estrenar «El Cid», en Amazon Prime, ¿puede adelantar algo?
–Acabará el rodaje en poco. En cuanto empiecen a funcionar las grabaciones se acabará y el estreno será, espero, después de verano. Lo que sí se me ha parado es un proyecto norteamericano que se habría rodado en España en Semana Santa. Era uno de esos por los que brindas. Pero no puedo desvelar ni nombre ni plataforma...
–¿Cómo ve la producción española respecto a la estadounidense o la británica?
–En España la evolución de lo audiovisual es un disparo al cielo. Hay gran calidad artística de equipos técnicos, de guión o dirección. Además, España es un maravilloso plató y cuenta con un equipo de primerísimo nivel. Entonces, no tenemos nada que envidiar. ¿Qué tienen en EE UU? Más pasta. Vivimos en un país privilegiado, no hay nada que envidiar.
–Volvemos a lo mismo: poco se valora...
–Hay una inmensa mayoría que sí lo valora, pero los que no son siempre los que más gritan.
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