Streamer
Ibai Llanos sobre tributar en Andorra: “igual yo soy gilipollas, pero si ganas mucho tienes que pagar más”
Se mudó a Barcelona por trabajo: “de pronto no podía caminar, me daba miedo salir a la calle o quedarme solo en casa”, cuenta el streamer a “Lo de Évole”
En el segundo programa de “Lo de Évole”, tras la entrevista de Aznar, se encontraba el periodista con Ibai Llanos, uno de los streamer más cotizados. La grabación se hace en su casa. Era de Samuel Eto’o. “Hemos buscado una casa para que cada uno tenga su propio espacio, para cuatro o cinco personas”. Una casa que el alquiler se valora en unos “15.000 euros al mes”.
¿Qué es ser streamer?
“Un creador de contenido que hace directos en una plataforma y vive de hacer directos ya sea de hacer videojuegos, charlar o ver vídeos”, comenta.
Dice Évole que la persona con la que más tiempo pasa su hijo es precisamente con el entrevistado: “La gente lo ve porque están aburridos, quieren evadirse o simplemente se lo pasan bien”. Y a los padres qué le diría, “que se quedasen a ver la entrevista. Si yo tengo un hijo de 17 años y me veo por la tele, creo que me criticaría. Diría este chico es bobo”.
Reconoce Ibai que su pasión por lo digital y los videojuegos viene de hace mucho tiempo, “en la peor época me pasaba todo el día enganchado”. “Si yo viera a mi hijo enganchado todo el día intentaría hablar con él para comprender por qué está ahí. Hay gente que se engancha porque lo está pasando mal, por bullyng o porque no tiene amigos y ahí los encuentra”.
Fue en 2014 cuando recibió Ibai su primer sueldo, y de ahí en cinco años a que todo el Palacio de Vistalegre coreara su nombre. “Durante unos segundos eres el centro de atención del mundo entero de videojuegos”
Évole hizo alusión a esa noticia que se filtró que afirmaba que ganaba un millón de euros al año. “Esta noticia era falsa, pero gano bien. En 2021 ganaeé bien, sí, y en 2020 también. Era basante menos que esa noticia”, admite.
“No quiero que la gente sea como yo”
A pesar de su éxito, Ibai reconoció: “No quiero que la gente sea como yo, que los chavales tengan como objetivo ser streamer. Esto que me ha ocurrido a mí es una excepción. Les digo que prioricen sus estudios”.
Fuerte crisis económica
“La situación económica en mi casa era buena, pero la crisis de 2008 pegó duro. A mi padre le quitaron del turno de noche y ganó menos pasta y mi madre se quedó sin trabajo. Mi padre tuvo muchas deudas y le embargaban el sueldo. Hubo muchos problemas económicos. Me marcó mucho, porque mi padre ha llegado a estar sin comer”.
En qué se gasta el dinero ahora, Ibai: “Ahorro mucho, mira cómo visto. La ropa cara no me llama la atención y no me cabe. Estoy gordo. No tengo carnet. Casas no tengo. Sí gasto más dinero en cenar bien” y no tardó en contar una anécdota “fui donde Arzak, había seis personas en la entrada. Había reservado. Iba allí con mis pintas, un tío gordo, con barba, pantalón corto... Disculpe por el dres code no puede entrar. Tenía tantas ganas que me fui a comprar un pantalón, no me cabía ninguno, el único uno de 800 euros. Me lo pensé, pero decidí no comprarlo”.
Ataques de pánico
No fueron fáciles los comienzos, cuando se fue a vivir a Barcelona al ofrecerle un sueldo de 1.000 euros al mes. “Lo pasé mal por la mudanza, venirme a Barcelona, y de pronto no podía caminar o me daba miedo salir a la calle o quedarme solo en casa. El médico me dijo que tenía ansiedad, ataques de pánico”.
¿De dónde salen los ingresos?
Un directo lo pueden ver entre 80/100.000 usuarios. Por una tarde de directo pueden pasaron un millón. “Las empresas quieren colaborar contigo cuando tienes impacto. He rechazado algunas, como un banco joven, era fuerte la campaña y me dio respeto. Y también las casa de apuestas, sería muy fácil, pero no me sale”. Tuvo un familiar enganchado al juego con un desenlace espantoso de suicidio.
120.000 dólares al mes
Otra vía de financiación son los suscriptores. En el caso de Ibai, con unos 40.000 está en el top 2 o 3. Cada usuario paga 5 euros. Las cuentas se saldan con 120.000 dólares al mes. “Descarto irme a tributar a Andorra. Me ha dado vértigo la campaña tan fuerte hacia todos los lados. Los que defienden irse y los que se quieren quedar. En realidad, pueden estar dos o tres semanas dándoles, pero la audiencia, los que les siguen no dejan de hacerlo por irse a Andorra. Si me quiero ir ganaría más pasta, por mucha tormenta que me caiga, pero si ganas mucho debes pagar más. Igual soy gilipollas pero creo que tiene que ser así. A mí me gusta que la gente sea consciente de que este discurso lo digo en la posición en la que estoy y no ganando mil euros. Tampoco me mola el estar sacando pecho, pago lo que me corresponde”
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