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Las series, la máquina de la empatía por Afganistán
Entre las muchas producciones estadounidenses destaca un documental producido en España
La intervención de Estados Unidos en Afganistán ha dado para multitud de largometrajes y «americanadas», algunas autocríticas con la gestión del propio Pentágono. Pero también las series o grandes formatos han tratado narrar o al menos inspirarse en la realidad de este país que hoy vive una nueva crisis. Afganistán, dado que ha sido una de las preocupaciones de la política internacional en las últimas décadas, ha desarrollado producciones internacionales en todos los continentes. Algunas de estas piezas audiovisuales son más documentales y otras solo usan la realidad afgana como contexto.
En el género del documental una de las grandes referencias es la reciente producción española «Morir para contar», disponible en Netflix. Esta pieza cuenta con la participación de los grandes corresponsales y reporteros de guerra del último siglo, haciendo especial hincapié en el tratamiento informativo de la Guerra de Afganistán, desde los 2000. Este conflicto, supuso un antes y un después en la cobertura de los conflictos bélicos, convirtiéndose el periodista en un objetivo de los bandos armados. Además, esta guerra también supuso la llegada de nuevas narrativas que trajo el desarrollo de Internet. El enviado especial de El Mundo, Julio Fuentes, fallecía en el ataque que sufrió una caravana cargada de periodistas en el año 2001. En este documental también tiene especial peso la figura de David Beriain, asesinado en Burkina Faso hace solo unos meses. «Vivir para contarlo» es una recopilación de testimonios de profesionales de los medios de comunicación que revelan las condiciones en las que se ven forzados a trabajar en ocasiones, y los verdaderos riesgos que asumen, imprescindibles para alcanzar la verdad,
Pero el país afgano también se ha «colado» en otras superproducciones como «Homeland». Disponible en Netflix y Amazon Prime Video, de sus más de ocho temporadas, la cuarta y la octava están ubicadas en Afganistán. Mientras la mayoría de sus capítulos se concentran en el terrorismo yihadista, también tiene entregas dedicadas a la diplomacia internacional a través del personaje de Carrie Mathison, agente de la CIA. Aunque «Homeland» introduce amplias dosis de ficción, hay una buena labor de documentación y ambientación, recreando en varias ocasiones la ciudad de Kabul, que hoy ocupa las portadas. Lógicamente, los talibanes no se escapan de esta recreación, narrando su carácter fanático y su marcada jerarquía. La serie también narra las tensiones y negociaciones de paz entre los líderes afganos y la primera potencia del mundo. De hecho, los seguidores de la serie no han tardado en inundar las redes con mensajes que recuerdan el «vaticinio» que hace involuntariamente la serie, llegando a asegurar que los talibanes se harían con el control de Kabul en menos de seis semanas. Vaticinio o no, estos mitos sobre el poder adivino de las series, ya viene de lejos, incluso desde los primeros capítulos de los Simpson, que ya colocaban a Donald Trump en el despacho oval, mucho antes de que lo ocupase.
Más allá de otras producciones como la que ofrece el canal Arte.tv, una recopilación de reportajes sobre el territorio afgano, Youtube también tiene gran peso en la oferta audiovisual sobre dicha nación.Entre los títulos que se pueden encontrar en la plataforma roja destacan «Bitter lake», «Sharía, ¿licencia para matar?» o «Afganistán, policías con yihab». Así, las grandes plataformas han colaborado para que el mundo tenga una visión sobre la crisis afgana y los talibanes.
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