Entrevista

Gervasio Sánchez: «No acepto que se haga periodismo por internet o mirando por la ventana»

Acaban de otorgarle el Premio internacional de Periodismo «Cátedra Manu Leguineche» por unanimidad

ZARAGOZA, 17/02/2021.- El fotoperiodista Gervasio Sánchez posa durante la presentación de su libro-objeto "Los ojos de la guerra", este miércoles, en Zaragoza. EFE/Toni Galán
ZARAGOZA, 17/02/2021.- El fotoperiodista Gervasio Sánchez posa durante la presentación de su libro-objeto "Los ojos de la guerra", este miércoles, en Zaragoza. EFE/Toni GalánTONI GALÁNEFE

El pasado mes de octubre el jurado del IX Premio Internacional de Periodismo «Cátedra Manu Leguineche» concedió el galardón al periodista y fotógrafo Gervasio Sánchez, por «su dedicación al periodismo» y su «continua e inquebrantable defensa de los periodistas, de la libertad de información y de expresión y de los derechos humanos». El honor radica en que Leguineche y Sánchez eran compañeros y amigos.

¿Qué significa para usted este premio?

Cuando me lo comunicaron me quedé sin palabras porque es un premio de un gran maestro. Una persona a la que admiraba que fue un gran amigo mío y con el que tuve una relación muy cercana hasta su muerte. Lo único que me entristece es que no lo pueda entregar él. Le hubiera hecho mucha ilusión.

¿Qué destacaría de él?

Era principalmente un periodista independiente. Eso que puede parecer algo vulgar y corriente en este país, es bastante difícil de encontrar. Porque significa ser independiente desde que naces hasta que mueres en el periodismo. Es decir mantener la independencia de criterio, de partidos políticos, de empresarios, de empresarios de la comunicación y mantener la independencia ante la censura, no utilizar la autocensura.

Mira, hay un libro que se llama La Tribu, que todo el mundo lo utiliza continuamente para hablar, es un libro que se publicó en el 80 y que se escribió en el 79 durante el juicio contra el dictador Macías, en Guinea Ecuatorial.  Está basado en un grupo de periodistas que van a Guinea Ecuatorial. Y ese libro que se escribió en la época dorada del periodismo post franquista, el periodismo que nace después de la muerte de Franco en el 76. Él ya en este libro habla de fraudes y de situaciones que él ve que está destruyendo el periodismo y se da cuenta; lo dice dentro de una novela, pero hay muchas frases que el repetía muchísimo. Cómo él sentía que la perversión de los intereses mediáticos iba a acabar anulando la independencia periodística. Entonces su calidad humana es ser capaz de dejar a un lado, digamos, la altivez y la prepotencia de aceptar puestos laborales que sabía que iban a ser imposible de gestionar sin pagar un alto precio y mantenerse en un puesto, digamos, en un punto de independencia y acabó siendo alabado por todo el mundo. 

Estamos hablando de un periodista que escribió casi cuarenta libros, que son la biblia del periodismo y que debería ser obligatorio leer al menos una docena de esos libros en los años de Periodismo. Consiguió que todo el mundo lo amara, todo el mundo lo respetara. Por qué se mantuvo alejado en los salones de los salones del poder mediático, político y empresarial.

¿Cómo consiguió mantenerla?

Él sentía que la perversión de los intereses mediáticos iba a acabar anulando la independencia periodística. Creo que por eso nunca quiso ser director de medios importantes; sabía que el peaje que iba a pagar era muy alto. La gente pensó que le faltaba ambición, pero el era consciente de que no sería independiente estando en un cargo de alto nivel. Todo el mundo le respetaba porque se mantuvo alejado de los salones del poder mediático, político y empresarial. El premio nombra su defensa de los DDHH independientemente de la localización geográfica

El jurado ha valorado mi trayectoria de casi 40 años trabajando en zonas de conflicto. Tengo muy claro que el periodismo es algo que se hace en el lugar de los hechos. No acepto bajo ningún condicionamiento que se haga periodismo por internet o mirando por una ventana, que se ha puesto de moda tras la pandemia. Los periodistas se excusan de no ir a los sitios porque es peligroso, o porque no hay dinero. Si es caro tienes que buscar la financiación, yo mismo trabajé durante años de camarero para llegar a los sitios a los que he podido llegar y donde empecé un poco mi evolución como periodista. Después ya tenia mas facilidades . Hay una cosa muy importante y es que en las guerras la única verdad incuestionable son las víctimas civiles. Los militares, los políticos, mienten. Y hay que estar del al lado de las víctimas siempre, en todo momento. Evidentemente hay víctimas. Acaba siendo como verdugos. Por eso hay que defenderlo al principio y denunciarlos al final sin contemplaciones. Y no solamente son culpables los que disparan también son culpables los que jalean, los que aplauden, los que señalan y sobre todo, son culpables los que miran hacia el otro lado.

¿Cómo encaró la dicotomía de informar o no en pandemia?

Una pandemia hay que cubrirla, no mirando por la ventana. Estoy alucinado de la cantidad de periodistas, tertulianos y todólogos que se ha dedicado a hablar ex cátedra de lo que no veían. Si se hubiera cubierto mejor, no significa mostrar rostros de ancianos moribundos, muchos de los que han hecho travesuras y los del botellón, se lo hubieran tomado más en serio.

¿Qué se hizo mal en Afganistán?

Un refrán afgano dice: cuando construyes un edificio con un primer ladrillo torcido el edificio acaba cayéndose. Los europeos y los estadounidenses, los occidentales, no solamente Estados Unidos, las potencias europeas, las potencias de la OTAN, de la UE o de Alemania, Alemania, Italia, Francia, España, Holanda, Bélgica, etc..., fueron incapaces en el momento en que cayeron los talibanes de organizar un postalibanismo basado en personas decentes. Al final, lo que han hecho ha sido permitir la corrupción generalizada desde el minuto uno. Han sido permisivos: no han juzgado a los señores de la guerra, que eran los máximos responsable de la brutalidades ocurridas en Afganistán. No solamente eran los malos los talibanes, que lo eran, también había muchos señores de la guerra que  había sido aliados de Estados Unidos en los 80 pero también de los talibanes a partir de 2001.

Al final sí ha habido mejoras en la vida pública, sobre todo en Kabul. En la capital las mujeres trabajaban, los niños y los pobres iban a la universidad y a los colegios, pero en la vida privada seguían viviendo en el absurdo de tradiciones obsoletas y basadas en la intransigencia fundamentalista. Quisieron pasar un país de la Edad Media a una democracia sin buscar formas de apuntalar jurídicamente todas las reformas que se iban haciendo. De tal manera que algunas las leyes eran papel mojado porque finalmente las tradiciones se imponían.