Estreno

«Night Sky», un drama de ciencia ficción de otro planeta

Amazon Prime ha estrenado esta serie que cocina a fuego lento una historia interesante con demasiado relleno

Franklin e Irene tienen una manera muy particular de «salir» a ver las estrellas
Franklin e Irene tienen una manera muy particular de «salir» a ver las estrellasAmazon prime video

Irene y Franklin York viven el otoño de su vida en su casa rural en Farnsworth, Illinois, dedicados únicamente a envejecer juntos. Los primeros minutos de «Night Sky» nos muestran cómo el amor a primera vista y una bola de billar intencionadamente juguetona unió sus destinos para siempre. Con 72 años ella y 67 él, cada uno acaban de prometerse aguantarse el uno al otro hasta llegar al siglo y su máxima dedicación es salir al jardín para ver las estrellas, a pesar de que ninguno de los dos se encuentra en la mejor de las formas físicas: ella tiene problemas de movilidad y él de memoria. Pero pronto el espectador descubrirá que atravesando el jardín se dirigen a su cobertizo, en el que hace más de veinte años descubrieron que se oculta un pasadizo que les lleva bajo un cartel que pone «a las estrellas», directamente a otro planeta. Este es el sorprendente comienzo de la serie «Night Sky», una coproducción de Amazon Studios y Legendary Televisión que la plataforma acaba de estrenar.

La ficción creada por Holden Miller atrapa al espectador en ocho episodios por culpa de la pareja protagonista. Franklin York está interpretado por un enorme JK Simmons (con un Oscar por «Whiplash») que podría hacer por sí mismo todas las horas de metraje de cualquier serie o película, y qué decir de la veterana Sissy Spacek («Carrie»), con más de 50 películas a sus espaldas. Juntos dan la calidez de un matrimonio con los achaques propios de su edad y con el aliciente de guardar un portal espacial en su cobertizo. A su alrededor orbita una tragedia familiar, un vecino chismoso (Byron, interpretado por Adam Bartley), una nieta, Denise (Kiah McKirnan) que no sabe qué hacer con su vida y la existencia de todo un culto relacionado con su secreto que pronto les alcanzará con la llegada de Jude (Chai Hansen). Está muy de moda intentar revitalizar la ciencia ficción con historias humanas relativamente sesudas como «Severance», y «Outer Range». Vidas familiares tranquilas alteradas por algo que no suele ser de este mundo. Funciona para los pacientes y aquellos que aún se dejan intrigar por los minutos finales de cada capítulo. Lo que puede fallar en este tipo de historias es que los guionistas quieran rellenar la hora que suelen durar los capítulos con historias transversales de personajes secundarios que muchas veces no aportan mucho o nada. Así la nieta de los York tendrá una crisis personal y una curiosa pareja argentina de madre e hija, Stella y Toni (por favor, para la ya anunciada segunda temporada dejen de doblar al argentino falso cuando hablen en inglés), que son herederas del deber sagrado de custodiar una misteriosa capilla y emprenderán una búsqueda que les permitirá conocerse mejor.

Los espectadores notarán un cambio entre los dos primeros capítulos, dirigidos por el argentino Juan José Campanella, en la que nos entregamos a la relación entre los York, pero que enseguida se verán divididos por los secretos que les alejarán más que viajar a otro planeta; y todo porque mejoran y dejan de necesitarse. Según el creador de la serie, el interés de la historia radica precisamente entre los dos polos opuestos. Por un lado la pareja de jubilados que nos atan a la tierra con sus quehaceres mundanos y sus ratos juntos y bailes, pero que chirría al encontrarse inmersos en un complot o secta a niveles planetarios. Hay que darle una oportunidad aunque sea por disfrutar de los oscarizados y ser conscientes que la trama es espacial también en sentido literal, puesto que será el primer programa de televisión que se transmitirá al espacio por un acuerdo de Amazon Web Services y los proveedores de servicios satelitales SES e Intelsat. Así Franklin e Irene podrán estar siempre juntos entre las estrellas de un cielo nocturno.