
Punto de campeonato
“Carlos Alcaraz” se corona en pista y en TV
Después detriunfar en Montecarlo, el tenistaya tiene fecha para estrenar su documental en Netflix con acceso íntimo y sin filtros al número 1 del tenis mundial dentro y fuera de la pista

Carlos Alcaraz juega como si lo hiciera desde siempre. Con soltura, con rabia, con una frescura casi insolente. Pero para llegar a eso, hay un camino. Y “Carlos Alcaraz: A mi manera”, la nueva serie documental que Netflix estrenará el próximo 23 de abril, propone exactamente eso: recorrer el trayecto detrás del talento, del músculo y de la cabeza que hoy encabeza todos los rankings y titulares del tenis mundial.
La serie, producida por Morena Films (Celda 211, Amor de madre) y dirigida por Jorge Laplace (Locomía, LaLiga: Más allá del gol), no pretende relatar una carrera. Lo que hace es radiografiar a una figura en plena ebullición. Alcaraz tiene apenas 20 años y ya ha sido número uno del mundo. En tres episodios, Netflix entra en su día a día, lo sigue en torneos clave durante la temporada 2024 y lo observa con la calma que nunca permite la grada.
Aquí no hay partidos acelerados ni puntos de resumen. Lo que se nos ofrece es una mirada más cruda y, por momentos, inesperadamente vulnerable. Lo interesante es que “A mi manera” evita los excesos heroicos o la edición hinchada de highlights. Lo que interesa no es tanto qué gana Alcaraz, sino cómo lo digiere. Cómo entrena. Cómo convive con la presión de “ser el siguiente Nadal” sin traicionar su propia voz. De ahí el título, que más allá de la referencia evidente, apunta a una de las claves de esta entrega: Alcaraz hace las cosas a su manera.
El documental se apoya en un acceso privilegiado: cámaras detrás de los partidos, conversaciones con su equipo, imágenes familiares y una cantidad considerable de planos en los que Alcaraz, sin más, convive con la cámara como si fuera parte del mobiliario. Esa naturalidad es uno de los grandes logros de la serie: no hay artificio, ni pose de estrella. Hay rutina, hay desgaste, hay gloria. Pero también dudas. Porque si algo deja claro este retrato es que no hay una línea recta hacia el éxito, ni siquiera para alguien que lleva el tenis en las muñecas.
Laplace, junto a los guionistas Edu Salan y el propio director, construye un relato que evita las trampas del fan service y que apuesta por lo que realmente interesa: qué pasa cuando el foco se apaga. Cómo vive alguien que no puede permitirse un mal día. Cómo se negocia la fama cuando apenas estás aprendiendo a vivir con ella. Y cómo, por mucho talento que se tenga, el cuerpo y la mente siguen necesitando tiempo, descanso y equilibrio.
Lo que más llama la atención de la serie no es la épica, sino su falta de urgencia. El ritmo es pausado, observador, casi contemplativo. En ese sentido, se aleja de otros productos deportivos de Netflix como Break Point y se acerca más al estilo de Beckham: más humano que estadístico, más mirada que resumen.
Y aunque el estreno coincide con un momento dulce para el murciano (acaba de ganar Montecarlo y no hay periodista deportivo que no mencione su nombre cada media hora), la serie no se sube al tren de la euforia. Prefiere detenerse, observar y dejar que el propio Alcaraz hable con sus gestos más que con sus frases.
Lo mejor de “Carlos Alcaraz: A mi manera” es que no pretende descubrir nada nuevo, sino mostrar lo que ya intuíamos: que detrás de ese golpe cruzado, de esa sonrisa de after match y de ese físico indescifrable, hay un chico que sigue aprendiendo. Que ríe cuando puede, que se frustra cuando no le sale y que, sobre todo, juega a su manera. Con eso basta.
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