"YAS Verano"

David Muro aclara su situación y rompe a llorar en televisión

En su paso por el programa “YAS Verano” de Antena 3, el actor habló del cuidado de su madre, su trabajo y los bulos sobre su vida

David Muro aclara su situación y rompe a llorar en televisión
David Muro aclara su situación y rompe a llorar en televisiónAtresmedia

Hay reapariciones que son solo eso: una entrevista, una promo, una cita de paso. La de David Muro en el plató de “YAS Verano” fue otra cosa. Fue un desahogo, una aclaración, un reencuentro con su historia contada por él mismo y no por los titulares que circularon en su ausencia. Muro, conocido por su papel en “Escenas de matrimonio” y más recientemente en “La encrucijada”, se sentó frente a Pepa Romero para hablar con una honestidad que no suele colarse tan fácilmente en televisión.

La visita llegaba después de meses de rumores, publicaciones mal orientadas y comentarios que iban desde su desaparición del medio hasta supuestas situaciones de indigencia. Nada de eso era exacto. Y él se encargó de explicarlo: “Yo no dejé de trabajar. No podía permitírmelo. Tenía que pagarle a una mujer que cuidara a mi madre mientras yo grababa una serie diaria”. Con esa frase, cortó de raíz el bulo y dio paso a una de las confesiones más personales que ha hecho en su carrera pública.

Año y medio atrás, Muro fue noticia tras declarar que atravesaba una etapa difícil, con cargas económicas y emocionales relacionadas con el cuidado de su madre, enferma de alzhéimer y cáncer. “Lo que dije en ‘Pasapalabra’ no era una ayuda para mí, era para ella”, recordó en el programa. La enfermedad, explicó, llegó cuando su madre ya estaba jubilada, con una pensión baja y una larga lista de dolencias. “Era una mujer fuerte. Peleó siete años contra todo eso”, dijo, visiblemente emocionado.

Lo que siguió no fue una actuación ni un discurso aprendido. Fue David, persona, hijo, cuidador. Contó cómo echó todos los papeles posibles para pedir ayudas a la Comunidad de Madrid, al Estado. “Pero no para mí”, insistió, “para una mujer que ha trabajado toda su vida y que se quedó sola, enferma y sin recursos suficientes”. Sus palabras no tenían rabia, pero sí una lucidez crítica que puso sobre la mesa un problema tan viejo como ignorado: la desprotección de las personas dependientes en nuestro sistema.

El momento más delicado llegó al recordar la muerte de su madre. “Solo quería que no sufriera”, dijo entre lágrimas. Habló de la sedación, del adiós tranquilo, del dolor que llega después y del alivio imposible de explicar cuando alguien deja de sufrir. “Me estoy poniendo blandito”, alcanzó a decir, pidiendo perdón por emocionarse. Pero no había nada que disculpar. Era un momento humano, crudo, real. Uno de esos que rompen el barniz televisivo y recuerdan que detrás de los personajes hay gente de verdad.

Cerró con una petición que, aunque breve, resonó con claridad. No pidió privilegios, ni lanzó proclamas partidistas. Solo habló de justicia. “Me da igual el gobierno que haya, lo que pido es que sea justo. Que no olvidemos”, dijo. No hubo más. Ni lo necesitó. David Muro reapareció en pantalla con la dignidad intacta, dispuesto a corregir lo que se había dicho de él y, de paso, a ponerle voz a tantas personas que han tenido que sostener el mundo de alguien más sin apenas apoyo.