Polémica

Un excompañero Miguel Carcaño señala al capellán de Herrera de la Mancha: "Por 50 o 100 euros facilitaba "hachís y otras sustancias"

'Código 10' contó con la presencia de Lara, compañero de prisión, explicó los privilegios obtenidos por el asesino de Marta del Castillo

Miguel Carcaño esposado y acompañado por agentes en una de sus visitas al juez
Miguel Carcaño esposado y acompañado por agentes en una de sus visitas al juez EP

El 24 de enero del año 2009, los medios de comunicación de toda España se hacía eco de la desaparición de Marta del Castillo, una joven sevillana de apenas 17 años, que había salido a las 17:30 de su casa acompañada por su expareja, Miguel Carcaño, quien la recogía en moto. El 14 de febrero de ese mismo año, Carcaño confesó que asesinó a Marta del Castillo pero nunca ha revelado la ubicación del cuerpo de la joven, siendo condenado en el año 2012 a 21 años de cárcel y tres meses. Actualmente, el preso se encuentra en Herrera de la Mancha (Manzanares, Ciudad Real) y uno de sus compañeros de celda, Lara, estuvo presente anoche en el plató de Mediaset para explicar en el programa 'Código 10' los privilegios de Caraño dentro de prisión, acusando al capellán de la cárcel como principal aliado no solo de Miguel Carcaño, también a otros reclusos, quienes recibían hachís y otras sustancias según la declaración del preso.

Testimonio clave para conocer la situación de Carcaño en prisión

Lara, un exconvicto que compartió módulo con Miguel Carcaño en la prisión de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), ha revelado en el programa 'Código 10' supuestos privilegios que habrían tenido algunos de los presos más notorios del país, entre ellos Tony King, Sergio Morate, Santiago del Valle y el propio Carcaño. Según su testimonio, un capellán de la cárcel habría mantenido una relación especialmente estrecha con Carcaño, algo que ya había sido denunciado públicamente por el padre de Marta del Castillo, quien incluso solicitó su traslado a otro centro penitenciario. Lara detalló cómo operaba este cura en el interior del centro: “Primero trataba contigo para ver qué clase de persona eres. No te acercabas a pedirle un cigarro, sino para hablar cosas como un problemilla”. Sin embargo, matiza que esa relación supuestamente cordial servía de cobertura para prácticas irregulares, asegurando que los presos podían “pedir sustancias” al sacerdote. “Lo he visto con mis propios ojos”, sentenció Lara, apuntando que el trato con el capellán era frecuente y que varios internos se beneficiaban de su cercanía.

El testimonio del expreso fue más allá, afirmando que, durante su tiempo en aislamiento (tras la incautación de un teléfono móvil en su celda) llegó a solicitarle directamente hachís al capellán. “Entablaba conversaciones con él y le pedía a ver si me podía traer algo para fumar. Él me lo traía”, relató en directo. Estos supuestos favores no eran desinteresados, ya que, según Lara, el religioso le pedía dinero a cambio: “Me pide dinero a cambio, la voluntad”. En función de lo que le proporcionaba, asegura haber llegado a pagarle “unos 50 o 100 euros”. Aunque al principio evitó especificar qué tipo de drogas introducía el capellán en prisión, terminó asegurando que se trataba de “heroína y cocaína”. Aclaró que él no era consumidor, pero que lo hacía “por un amigo que sí”. Según su versión, ese amigo le habló de los beneficios que obtenía por su trato con el sacerdote, llegando incluso a decirle: “Estoy encubierto, tengo lo que quiero”, espetó finalmente el exrecluso.