Entrevista

Ramón García: "Mis hijas me han cambiado la vida"

A sus 61 años, vuelve a las noches televisivas con el icónico «Grand Prix»

Ramón García presenta El "Grand Prix".
Ramón García presenta El "Grand Prix".RTVE

«Parte del éxito de “El Grand Prix” es de mi madre. Me sigue protegiendo y ayudando. Ella, María Luisa, era mi amuleto. Se sentía tan orgullosa de mí...». Ramón García (Bilbao, 1961) entrecorta su voz al verbalizar cómo vivirían sus padres el regreso del concurso, recuperado por la pública casi dos décadas después sin vaquilla –solo como mascota– pero con idéntico éxito para las noches de los lunes de TVE. Las grabaciones de este pulso rural las intercala este verano cuán malabarista con los directos de «En compañía», su programa diario en la televisión manchega. «Este ritmo solo lo aguanta uno de Bilbao», bromea.

Ha vuelto el «Grand Prix» tras 18 años... Cuénteme, ¿cómo pasó?

Insistiendo mucho. Tanto Carlo Bosserman, –director de Europroducciones– como yo estuvimos llamando a puertas muchos años y éste TVE nos llamó y hemos hecho una preproducción de récord. Ha salido muy bien. El mejor dato es que de niños de 4 a 12 años tenemos más de un 40 por ciento de share. Como dice el refrán, ¡algo tiene el agua cuando la bendicen!

Le emociona que sus hijas, Natalia y Verónica, vivan este momento. ¿Le gustaría que recogieran el testigo de su padre o su madre, o que vean la vaquilla desde la barrera?

No van por ahí. Han conocido a su padre viendo hacer radio o televisión, para ellas es normal. No les sorprende como a sus amigas.

¿Anne Igartiburu, Paloma Lago o Rafaella Carrá?

Mi lista de mujeres en la tele es muy larga. Ahí me faltaría Ana Obregón. He hecho las Campanadas con Carmen Maura, con Nuria Roca... No puedo quedarme con ninguna.

Carmen Sevilla era única porque...

Era de verdad. Se supo adaptar a los tiempos y por eso trabajó como trabajó. Ella proyectaba una imagen, por su faceta de actriz, pero Carmen era una mujer muy lista. La conocí tarde, y siempre fue «la actriz» de mi madre.

¿Qué apostamos a que vuelve a ver ducharse a Ana Obregón?

Es muy difícil. Sería una fantasía. La situación personal de Ana es la que es. Después del éxito de «El Grand Prix» ahora le va a dar a todo el mundo por recuperar formatos.

¿Qué costumbre veraniega defiende a capa y espada?

La siesta de pijama y orinal. En la época de playa, bajaba la persiana y me despertaba a las ocho..

También triunfa en Castilla-La Mancha con «En compañía». Un programa que busca mitigar la soledad. ¿Lo que necesitamos es amor, Ramón?

El amor es lo que mueve el mundo. No siempre se tiene y no siempre sale bien. La soledad no es una enfermedad, pero sí produce otras patologías.

La fama abraza y también asfixia. ¿Cuál ha sentido más?

A mí la gente me trata siempre con muchísimo cariño. No sé como hay compañeros que huyen de la gente porque están en su tiempo libre. ¿No se dan cuenta de que son nuestros clientes?

Dieciséis campanadas en la Puerta del Sol en televisión y dos con Ibai Llanos en Twitch ¿A quién va a elegir este año?

Hasta diciembre no lo sé. Lo he hecho tantas veces, he tenido las máximas audiencias de las Campanadas, con diferentes compañeras. Por eso, cuando Ibai, con cuatro amigos y dos trozos de pizza, conseguía dos millones de espectadores le llamé y se lo propuse. Lo hice para juntar mundos.

Un, dos, tres...responda otra vez. Es millonario en...

En el amor desmedido a mi oficio. El mes de febrero de 2024 cumplo 40 años de profesión. Y soy millonario en amor a mis hijas. Que es lo que ha cambiado la vida. Ni casarme ni divorciarme. Ellas han cambiado mi vida.

Una confesión. Mi primer trabajo en la tele fue como documentalista en «El gran concurso del siglo», presentado por Valeria Mazza. Era 1999. ¿Un consejo para seguir triunfando a los 60?

¡¡No me acordaba!! Fue el primero que dio un millón de pesetas, ¿te acuerdas? Un consejo es el amor al oficio. El otro es no mirar el reloj nunca. Es lo que les inculco a mis hijas. Vete a la oficina y por la noche ya celebrarás tu cumpleaños.

Está considerado uno de los mejores comunicadores. ¿Cuál es la virtud más valiosa para traspasar la pantalla?

Ser como eres. Si engañas, se nota. Por eso llevo tantos años en esto, porque Ramontxu es como es.