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Estreno

TikTok, herencias y un caos sin comensales: así fue el regreso de “MasterChef”

TVE lanzó la edición 13 del talent culinario con un arranque plano, sin grandes sorpresas ni perfiles memorables, y una prueba exterior que no cumplió su promesa

TikTok, herencias y un caos sin comensales: así fue el regreso de “MasterChef” RTVE
La cocina volvió, pero el apetito no. “MasterChef 13” arrancó este lunes con un menú templado, más centrado en la estrategia de casting que en la emoción de la competencia. La promesa de una batalla generacional quedó, de momento, en una anécdota mal cocinada, y lo que se vendió como un arranque disruptivo supo más a reciclaje que a revolución.
La gala inaugural siguió la fórmula de siempre: 40 aspirantes iniciales, 16 seleccionados en la última prueba y una prueba exterior de gran formato. Pero esta vez, nada terminó de cuajar. El casting, lejos de ofrecer personalidades que desataran el interés o despertaran empatía, optó por un cóctel de tiktokers, “hijos de”, funcionarios con historia y perfiles buscadamente diversos que parecen responder más a una lógica de viralidad que de vocación culinaria.
La prueba de exteriores —que anunciaron como una novedad histórica al eliminar comensales— resultó, simplemente, en una cena sin público. Los aspirantes viajaron hasta Santillana del Mar para cocinar entre ellos, decidir equipos, capitanes, menús y hasta a quién enviaban a eliminación. Un planteamiento interesante en papel, pero que en pantalla derivó en confusión, liderazgo débil y recetas sin alma.
Ariana, participante de “MasterChef Junior USA”, y Jorge, responsable digital, se pusieron al frente de los dos equipos. La primera no supo controlar a su grupo; el segundo falló en las cantidades. Al final, la autoeliminación hizo el trabajo de los jueces, y mandó a ocho cocineros a defender su puesto con un reto italiano que compartía ingredientes entre aspirantes. Una mecánica que generó más desorden que tensión narrativa.
Miguel, comercial madrileño, fue el primero en caer. Su plato fue descrito como “sin sentido e irreconocible como italiano”, un veredicto que aceptó con dignidad: “Estoy decepcionado y triste porque he intentado dar el 100%”. El resto salvó los muebles como pudo, con menciones destacadas para Limin y Ariana, las únicas que lograron cierta solidez.
Así, “MasterChef 13” no empieza mal, pero tampoco bien. Empieza como quien quiere agradar a todo el mundo y termina sin dejar huella. Habrá tiempo para que las dinámicas se afiancen y los personajes se revelen, pero el primer bocado fue plano. En una televisión saturada de contenidos, el talento necesita algo más que nombres llamativos y escenografía impecable: necesita alma. Y de momento, en los fogones de TVE, falta fuego.