Almería
El Juli, en maestro, pasea tres orejas en Almería; Perera, una
El desrazado juego del encierro de Garcigrande, salvo el buen segundo, desluce la tarde
A la corrida de Garcigrande y Domingo Hernández sorteada ayer en Almería, que vivió su segunda de feria, le faltó fondo. Con la excepción del segundo, todos los astados llegaron al tercio de muleta con las energías muy justas. A este defecto, se le sumó la falta de raza en el caso del cuarto y el sexto.
Lo mejor de la tarde llegó de manos de El Juli, sobrío y elegante con el capote y en maestro con la muleta. Destacó su buena colocación, el mando, el temple y el dominio de los terrenos. Además la suerte suprema la ejecutó con limpieza y valentía, pues marcó los tiempos como mandan los cánones. Más rotunda fue su faena al segundo, al que desorejó, que la del quinto, en el que se le vio ya algo menos entregado.
Enrique Ponce volvió a demostrar que retiene su sabiduría torera como si no pasara el tiempo. Precioso fue el comienzo de faena a su primero. Se dobló con él en el tercio para enjugar temple y mando después en el toreo en redondo. Sacó también algún natural estimable, pero falló el valenciano con la espada. En el cuarto, bajo de raza, Ponce volvió a robar buenos muletazos por la izquierda, pero la faena se diluyó por la mala condición del astado. La espada, defectuosa.
El extremeño mostró gran disposición con el tercero y logró algunos pases de calidad, pero al conjunto del trasteo le faltó mayor profundidad y ligazón. Estuvo acertado con la espada. Con el sexto, el comienzo de faena fue intenso gracias a una tanda por la derecha muy ligada y sentida, pero a partir de entonces su labor fue a menos y el resultado artístico no tuvo mayor trascendencia.
De este modo, en Almería, segunda de la Feria de la Virgen del Mar, con toros de Garcigrande y Domingo Hernández (1º y 3º), desiguales de presentación, nobles, pero justos de fuerzas. Desrazados, 4º y 6º. Enrique Ponce, silencio tras aviso y saludos; El Juli, dos orejas y oreja; y Miguel Ángel Perera, oreja y palmas. Tres cuartos de entrada.
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