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Lo que no pué sé, no pué sé...

La Razón
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Menos de media plaza. El 1º y 2º bis de Torreherberos; 3º, 4º, 5º y 6º de Torrehandilla , descastados y de pobre juego. El balance de la tarde fue: Padilla, oreja y oreja; Paquirri, pitos y oreja tras aviso; y Castella, saludos y palmas. Al primero, Padilla le hizo un trasteo irregular. A sus faenas le faltaron limpieza y armonía, pero el jerezano sabe lo que decía Bergamín: «El toreo es un acto de fe: en el arte, en el juego, en Dios». Con el segundo bis de Torreherberos, Rivera olvidó las letras de oro del toreo: parar, templar y mandar. También, su adversario olvidó la casta. Con el quinto, estuvo desigual y ajeno al toreo fundamental. No encontró Castella ninguna colaboración en el jabonero de Torrehandilla y tanto en éste como en el último no pudo cargar la suerte como propusiera Domingo Ortega.