Sevilla

«Madrid es definitiva, es la que marca diferencias para bien y para mal»

Los profesionales del toro repasaron las tres primeras semanas de un San Isidro en su recta final

De izquierda a derecha, Patricia Navarro, Paco Ureña, Diego Urdiales, Ismael del Prado, Rafael Perea «Boni», Victorino Martín, Eugenio de Mora, Eduardo Dávila Miura, Marc Serrano, Alberto Lamelas y Víctor García «El Víctor»
De izquierda a derecha, Patricia Navarro, Paco Ureña, Diego Urdiales, Ismael del Prado, Rafael Perea «Boni», Victorino Martín, Eugenio de Mora, Eduardo Dávila Miura, Marc Serrano, Alberto Lamelas y Víctor García «El Víctor»larazon

Los profesionales del toro protagonizaron ayer un nuevo capítulo de la VI edición de las Tertulias de San Isidro de LA RAZÓN, celebradas en el restaurante Columbus –que cuenta con el prestigioso chef Mario Sandoval, estrella Michelín– para analizar las tres semanas de feria ya celebradas y analizar la recta final del ciclo, así como la situación actual de la Tauromaquia en un animado debate en el que estuvieron presentes los diestros Eduardo Dávila Miura -actual apoderado del diestro colombiano Luis Bolívar-, Diego Urdiales, Eugenio de Mora, Paco Ureña, Alberto Lamelas, Marc Serrano, el ganadero Victorino Martín y los banderilleros Rafael Perea «Boni» y Víctor García «El Víctor».

Por orden cronológico e informativo, a escasas horas del paseíllo de su torero en Madrid, Dávila Miura tomó la palabra en primer lugar para hablar y tratar de explicar la tensa espera que vive el matador a pocas horas de trenzar el paseíllo. «Madrid siempre es diferente al resto de plazas, así que, cuando encima afrontas un paseíllo vital para tu carrera, la tensión crece aún más y hoy estamos en esa tesitura, porque es un día clave para Luis: su temporada depende en gran medida de esta corrida», valoró el sevillano que afirmó que «la presión que siente el torero antes de pisar Las Ventas no es comparable a nada ni nadie». «Algunos apoderados dicen que lo pasan igual de mal que su torero, yo creo que eso no puede ser... He vivido ya las dos situaciones y, hay un abismo, el que peor momento pasa siempre es el que se viste de luces», reconoció afirmando que lo que más teme como apoderado es «una cornada a mi torero». «Lógicamente esas inquietudes no las puedes compartir con tu torero, bastante lleva a cuestas, así que lo que le intento transmitir es la importancia de triunfar por encima de todo».

Este mismo prisma acaba de comenzar a vivir Rafael Perea «Boni». Matador de toros, banderillero y, ahora, apoderado de Marc Serrano. «Una etapa nueva que me apetece e ilusiona, pero que creo que va a ser muy sufrida». «Tal y como están las cosas, el apoderado tiene que llamar a muchas puertas, pelearse mucho con las empresas... Antes, hace unos años, cualquier diestro, sin ser figura, echaba 20 o 25 corridas de toros, ahora muchos dentro de ese grupo sólo tienen un paseíllo en Madrid pelado», comparó. Torero de plata a las órdenes de Manuel Jesús «El Cid», Boni reconoce que ha lidiado «peores momentos en la profesión como banderillero que como torero». Lo secundó El Víctor, banderillero de Diego Urdiales, para el que «por muchos paseíllos que hagas en Madrid, no te acostumbras, la presión sigue ahí fija en la cabeza y el estómago». «Cuando existe una relación entre matador y banderillero, un vínculo sentimental de muchos años como el mío con Manuel, sientes el mismo miedo y la misma preocupación, además hay un doble interés; primero, porque te acabas metiendo dentro de ese sueño y, segundo, porque egoísmo propio, ya que cuantas más orejas pasee tu torero, más vas a torear», comentó Boni.

Su torero, el francés Marc Serrano anunció que podrá «confirmar posiblemente en verano» después de «catorce años de alternativa». «Madrid tiene una gran virtud: sabe ver al que sale a su plaza decidido y dispuesto», afirmó confiado en sus posibilidades a pesar de tener que esperar tanto tiempo la gran oportunidad. El galo también ofreció algunos detalles sobre el festival benéfico «La llave» contra la leucemia que organizará las próximas semanas en el país vecino: «Algunos recortadores de la Camarga actuarán como banderilleros y los ganaderos, como picadores». Sin embargo, el gran atractivo podría ser «el ganadero Victorino Martín en la lidia de uno de los novillos». «Está por ver entró rápidamente al quite», el criador de bravo de Galapagar, entre risas.

Otro al que le queda muy poco para plantarse en ese pasillo de los nervios del patio de cuadrillas es a Diego Urdiales. El experimentado y bravo arnedano, curtido en mil batallas, asegura, sin embargo, que "con el paso de las temporadas, al contrario de lo que pueda parecer, cada vez es peor verse anunciado en Madrid". "Nunca tienes asimilada esa responsabilidad, es inherente a verte en el cartel, y, a medida que vas cogiendo ese poso que dan los años, comprendes más lo que significa Madrid, y te carga todavía más de compromiso", explica el riojano antes de añadir también que, por el mismo motivo, "la Puerta Grande ya no es una obsesión". "Obviamente sueñas con ella y es el final que quieres para la tarde, pero a medida que maduras igual priorizas más estar bien en Madrid o cuajar un toro a gusto; cuando empiezas la ilusión de salir a hombros, las ganas de comerte el mundo, tapan tus miedos y tu presión, hacen que sólo pienses en la Puerta Grande, en triunfar, por encima de disfrutar toreando", distinguió.

Victorino Martín sintonizó con las opiniones de los toreros en cuanto al peso que infunde la primera plaza del mundo. «Madrid es definitiva, es la plaza que marca las diferencias para bien y para mal, por eso no se puede venir de cualquier manera o a la ligera, porque un fracaso en Las Ventas es un peaje muy grande», advirtió el ganadero, que lidiará sus venerados –por la afición venteña– cárdenos el viernes 6 de junio. «Uceda Leal me gustó mucho el martes, Alberto Aguilar está consolidado desde hace unos años y Antonio Ferrera, posiblemente, sea el torero que mejor momento y que más en forma esté en la cara del toro de todo el escalafón», analizó ilusionado de que sus toros «puedan repetir triunfos como el de Cieza o Sevilla, con dos toros muy importantes».

En ese festejo de la localidad murciana, otro de los presentes, el diestro Paco Ureña indultó a un toro de la «A» coronada. Ahora llega el reto de Madrid con dos paseíllos, mañana y el domingo, que le hacen sentirse «un privilegiado». «No estoy acostumbrado a esa presión de la que hablan los compañeros, porque es mi primer San Isidro, pero poco a poco voy notando cómo aumenta», admite, seguro de sí mismo. «A estas alturas, no me viene de nuevas, por fortuna, he conocido la cara menos amable de la profesión, he estado parado sin torear, así que para mí estar anunciado dos tardes ya es una recompensa importante... Ahora pretendo salir a la plaza con la mayor tranquilidad posible y expresar lo que uno lleva dentro como torero», prosigue.

En una situación casi calcada, buscando relanzar sus temporadas, Eugenio de Mora y Alberto Lamelas hicieron el paseíllo el domingo. Para el toledano, vuelta al ruedo, fue «un reencuentro» con esa plaza en la que he sido triunfador dos años y he ocupado carteles fuertes. «No me aburro, aunque toree poco, porque es mi vida, disfruto a pesar de estar en lucha constante».

Mientras, Lamelas saludó una ovación en una actuación llena de entrega. «Te llena saber que lo has dado todo en la plaza, pero te vienes moralmente abajo cuando ves que, con eso, no va servir», concluyó antes de recordar su impactante tarde en Valdemorillo del año pasado con toros, precisamente, de Victorino: «Me cambió la vida, porque ni me conocía el público y, gracias también a la televisión, empezó a sonar mi nombre».