Feria de Bilbao
«No niego que por mi mente pasa la Puerta Grande»
Iván Fandiño actuará dos tardes en Madrid en 48 horas
«Como suele decirse en el circo, más difícil todavía». Toda una declaración de intenciones. Una máxima circense que Iván Fandiño ha convertido «en filosofía propia». Motivación personal para, como si del mejor funambulista se tratara y por supuesto sin red, arriesgar el todo por el todo. Cada tarde, cada paseíllo, es un nuevo reto. Y la vida, siempre, en juego. Ahora, el siguiente viene por duplicado. Dos tazas de Madrid. Feria de Otoño o de Fandiño, como prefieran, porque si hay un nombre propio para Las Ventas este fin de semana es Iván Fandiño.
«Puede sonar ventajista decirlo ahora, pero creo que, aunque no me hubiera cogido aquel Parladé en San Isidro, estaría anunciado en esta feria; soy inconformista por naturaleza y estas metas que me carcomen por dentro son las que me impulsan a seguir cada mañana levantándome con ilusión y ganas de mejorar, llevo muy dentro proponerme retos como éste y los seguiré haciendo toda mi carrera». Palabra de Iván Fandiño. Dos paseíllos en 48 horas en la primera plaza del mundo. El listón,de nuevo, por las nubes. Para rebasar esa altura, la última parada en su metódica preparación se sitúa en el corazón de la Alcarria. Fuentelencina. Ganadería de Cantinuevo. Un utrero de la casa y un toro de seis años largos de Adolfo Martín –una de las divisas para el doblete de Fandiño–, preparados en corrales.
El salinero de Cantinuevo abre el tentadero bajo la atenta y curiosa mirada de unos quince, tal vez veinte, medios de comunicación. Flamenco a buen volumen por los altavoces de la preciosa plaza cubierta. Iván se estira a la verónica. Templado. Tras el encuentro con el caballo, apenas un par de series y enseguida se raja el novillo. De poco sirve dejarlo crudito. Da igual la perfecta colocación del torero de Orduña. Su vano empeño por tirar del animal en los cites. Un abismo con el toro de Adolfo Martín, presente en el callejón. Seis años largos. Guarismo siete en los costillares.
Hechuras perfectas en el cárdeno claro. Fandiño repite las mismas virtudes y su toreo, cual sacacorchos, destapa el buen fondo del Albaserrada. Mejor por el izquierdo. Naturales largos y profundos, bien ligados, pese a la exigente embestida de un animal que reclamó siempre hacerle muy bien las cosas. Buena prueba de ello, una aparatosa colada, remendada con tres naturales de cante grande. Le sigue otra buena tanda de derechazos. Varias más con media docena de muletazos. Casi una decena. Satisfecho, agarra el acero. Fandiño está listo para la batalla.
«Me quedó una intranquilidad en mi alma después de la cornada al matar al primer toro de mi triple compromiso en Madrid y, a medida que fue avanzando la temporada, me fui encontrando cada vez más a gusto y decidí comentarle a mi apoderado que para Otoño había que hacer algo especial y un poco diferente, creo que es el momento adecuado, además el gesto ideal para salir de la temporada con la tranquilidad de que he cumplido con lo prometido cuando lancé la moneda al aire en San Isidro», explica Fandiño sobre sus motivos. «Espero salir con la misma paz interior que tenía en mayo el día después de la cornada, sin nada que reprocharme».
El reto está lanzado. El objetivo, también claro. «Por mi mente pasa la Puerta Grande, no lo niego, tampoco vamos a engañarnos, sería un sueño... ¿Dos Puertas Grandes? Sería más aún, algo maravilloso, pero soy realista y sé de la dificultad que acarrea no dos sino sólo una, así que no me preocupa, estoy tranquilo, lo único que me obsesiona es llegar al hotel con la conciencia de que lo di todo».
El vasco aprovechó el tentadero para desvelar la campaña de publicidad que impulsará su gesta en Madrid con el spot «El Otoño de Fandiño», en el que han participado caras conocidas como el tenista Feliciano López, el director de cine Agustín Díaz Yanes o la cantaora María Toledo, amén de los dos ganaderos protagonistas. De repente, asoma un Fandiño más íntimo: «Me mueven motivaciones personales, no profesionales, el torero tiene que ser feliz, cuando lo eres y tienes unos ideales por los que luchar, se va a todos lados, porque cuando mejor va tu carrera y tu vida es en el momento que puedes ser libre y elegir sin presiones».
En chiqueros, aguardarán Victoriano del Río y Adolfo Martín. Una vez más, dos encastes distintos. «Lo asumo con total naturalidad como llevo haciendo desde el día de mi alternativa... No es nada nuevo para mí en este sentido, pienso que hay que dar estos saltos». «La capacidad de los toreros se mide por estos gestos que, a lo largo de la Historia del toreo, han consagrado a las más grandes figuras por sus triunfos con diferentes encastes y así se debería seguir manteniendo», concluye. El viernes, primer asalto. El Otoño es de Fandiño.
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