Ferias taurinas
Pepín lo goza una década después
Corta dos orejas a un toro de José Vázquez de vuelta al ruedo en su reaparición en Illescas y sale a hombros con El Juli
Illescas (Toledo). Se lidiaron toros de José Vázquez y Montalvo, 1, 2º y 6º, muy desiguales de presentación. 1º, manejable; 2º, bueno aunque informal; 3º, lesionado durante la lidia ; 4º, bravo y extraordinario premiado con la vuelta al ruedo; 5º, noble, flojo y con muy buen tranco; 6º, sosote y sin ritmo. Casi lleno.
Pepín Liria, de grana y oro, pinchazo, estocada (saludos); estocada caída (dos orejas).
El Juli, de canela y oro, pinchazo, descabello (oreja); pinchazo, estocada (oreja).
José María Manzanares, de azul marino y oro, media, dos descabellos (silencio); estocada (ovación).
Hubo que esperar al cuarto. Al toro. Mayúsculo. Y vino después el toreo. Como un sueño. El que arrastraba Pepín 25 años después de convertirse en matador. Una década en la retirada. El de José Vázquez fue grandioso. Por bravo. Larga, codiciosa y entregada la embestida. Resonaba en el corazón del murciano el toreo que fue para llevarlo al presente. Con la capa primero, de seda, a la verónica, mecidas las tijerillas, y el toreo relajado, vertical y muy de verdad después. Un canto a la cadencia que le devolvió a Pepín el milagro de sentirse torero desde la entrañas y la bendición de reencontrarse con los oles en Illescas. Un faenón para el recuerdo, un toro que tampoco caerá en el olvido premiado con la vuelta al ruedo de un buen encierro de Vázquez, remendado con Montalvo. El primero, manejable y cumplidora la faena, no había sido otra cosa que el preámbulo para llegar hasta aquí. De pronto, hay días que los astros quieren y se goza.
Lo supo El Juli con un quinto noble que iba con lo justo pero con deliciosa clase. Julián lo saboreó, siempre con los vuelos. Toreando para él y después el resto. Relajado y vertical en una faena preciosa. Otro corte tuvo la del segundo con un toro bueno pero informal. Inédito quedó Manzanares con el tercero que se lastimó. Sosote fue el sexto con el que puso todo. Pepín se fue feliz. No era para menos. Esa felicidad que, seguramente, no encuentre palabras.
✕
Accede a tu cuenta para comentar