Granada
Puerta grande para El Juli en el Corpus
Granada. Segunda de la Feria del Corpus. Se lidiaron toros de Núñez del Cuvillo, desiguales de presentación, faltos de fondo y raza en el último tercio. Dos tercios de entrada. Juan José Padilla, de canela y oro, estocada (oreja); estocada, dos descabellos (vuelta al ruedo).
Morante de la Puebla, de burdeos y oro, cinco pinchazos, aviso, cuatro descabellos (bronca); tres pinchazos, estocada (saludos).
El Juli, de grana y oro, estocada (oreja); pinchazo, estocada (oreja).
En la segunda corrida de la Feria del Corpus de Granada se anunció una corrida de Núñez del Cuvillo a la que le fallaron el fondo y raza. Una y otra vez se fue sucediendo el mismo problema. Si no hay bravura no hay emoción y así es muy complicado hacer el toreo. Sólo El Juli
El madrileño realizó los dos trasteos más pulcros de la tarde. Destacó por la técnica y la colocación, pero especialmente el temple en las series en redondo. Al natural, también lo tanteó el madrileño, pero no era precisamente el mejor pitón de dicho animal. Sucedió idéntico problema en el sexto, carente de recorrido por el lado izquierdo. Con la espada, llegó la adecuada rúbrica. Dos ejecuciones certeras y ejemplo de lo que debe ser la suerte suprema. Guinda ideal para asegurar sendos trofeos.
Previamente, Juan José Padilla toreó al primero de la tarde con buena técnica en las series por la derecha. Al natural, también logró hilvanar algún pase suelto de calidad. Sin embargo, la falta de fuerzas de su oponente impidió mayores logros que una oreja, justo premio a sus ganas.
En el cuarto, que fue otro animal sin demasiado casta, se repitió la historia. La falta de fuerzas del negro mulato fue un obstáculo insalvable para el lucimiento. El jerezano puso voluntad y muchas ganas de triunfo, pero su oponente no le posibilitó ir más allá de una vuelta al ruedo, que le impidió acompañar a El Juli en volandas.
Con tres verónicas y una media de tanta calidad como plasticidad recibió Morante al segundo, que arrolló y provocó una luxación en el hombro derecho a Rafael Cuesta.Nos quedamos con la miel en los labios. Ahí se quedó el balance de lo puramente artístico, puesto que con la franela hubo un evidente desajuste. Por un lado, la mansedumbre del astado de Cuvillo. Por otro, la apatía del espada sevillano que no encontró inspiración en semejante oponente, evidentemente no muy de su predilección. Abandonó pronto cualquier intento de lucimiento y no lo vio claro con la espada.
Sublime por su belleza fue el toreo caro con el capote del espada de La Puebla al quinto. Vistuosidad y belleza. Sentimiento y pureza. Todos reunidos bajo un mismo percal. Con la muleta, nos dejó dos tandas por la derecha en las que apareció ese concepto tan estimable de la tauromaquia que tiene Morante. Una lástima que su oponente se apagara antes de lo debido y la faena terminara por difuminarse. Detalles y destellos.
David Mora, única oreja en la quinta de la feria de Córdoba
El diestro de Borox David Mora cortó el único trofeo de la tarde en la plaza de toros de Córdoba, que vivió un festejo demasiado condicionado por el gris juego de las reses de Núñez del Cuvillo. Quinta de feria. Se lidiaron toros de Núñez del Cuvillo, el 1º como sobrero, desiguales de presentación. En su conjunto, desrazados y deslucidos. Miguel Ángel Perera, saludos tras petición y silencio; Alejandro Talavante, saludos y silencio; y David Mora, oreja y saludos. Se desmonteró en banderillas en el sexto Félix Jesús Rodríguez. Más de media entrada.
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