Finanzas

La banca controla la morosidad, de momento

Los préstamos dudosos ascienden a 345.000 millones en la zona euro, de los que 42.379 son españoles

Claudia Buch es desde el pasado 1 de enero presidenta del Consejo de Supervisión del BCE
Claudia Buch es desde el pasado 1 de enero presidenta del Consejo de Supervisión del BCEBundesbank

Claudia Buch es desde el pasado 1 de enero la presidenta del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE) en sustitución de Andrea Enria. Desde esta cargo, al que también optó la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, «vigilará» a los bancos más significativos de la zona euro que, actualmente superan el centenar, en un año que, según las previsiones, estará marcado por un débil crecimiento y en el que las tasas de inflación alta serán persistente, pese a la relajación que ha experimentado en los últimos meses. En este contexto de desaceleración y de incremento de los tipos de interés (el efecto del aumento de las tasas sobre la morosidad de produce de manera diferida), las entidades financieras se pueden enfrentar a un deterioro de su cartera crediticia. El Consejo de Supervisión considera que las entidades supervisadas han resistido bien las perturbaciones macrofinancieras y geopolíticas adversas de los últimos años, pero insisten en que el sector bancario europeo se enfrenta a varios retos importantes, lo que requiere de una mayor vigilancia por parte de los supervisores y de las entidades. «Es posible que la calidad de los activos de las entidades empiece a deteriorarse si se materializan los riesgos geopolíticos o si la elevada inflación, unida al endurecimiento de las condiciones de financiación, dificulta la capacidad de servicio de la deuda de los hogares y de las sociedades no financieras», advierte el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) en el documento en el que recoge su estrategia y sus líneas de actuación para el periodo 2024-2026.

Bajo control

En este escenario, las entidades deberán «calificar» adecuadamente sus préstamos con vistas a elevar las provisiones por si fuera necesario. La morosidad, no obstante, parece estar todavía bajo control. Los préstamos «stage 3» («dudosos») y «stage 2» («en vigilancia especial») se mantienen en niveles estables. Las últimas estadísticas supervisoras sobre el sector bancario relativas a las entidades significativas, correspondiente al tercer trimestre de 2023, revelan que los préstamos «dudosos» representan el 2,27 % del total del crédito, y totalizan 345.000 millones, manteniéndose prácticamente invariados en relación al trimestre anterior. De esta cantidad, 42.379 (44.779 si se tienen en cuenta administraciones públicas y entidades financieras) corresponden a España, lo que sitúa la tasa de morosidad en el 3,6%.

Por su parte, los préstamos «en vigilancia especial» experimentaron un ligero repunte. En términos agregados, la relación entre estos préstamos sobre los totales pasó del 9,19% en el segundo trimestre al 9,29 % del tercero, ascendiendo su volumen total a 1, 356 billones de euros (en comparación con 1,339 billones de euros en el trimestre anterior). La estadísticas del BCE también indican que la ratio de préstamos en «stage 2» muestra una dinámica diferente a nivel sectorial, que oscila entre el 17,82% correspondiente a los préstamos a sociedades no financieras garantizados por bienes inmuebles y el 1,65% de los préstamos a entidades de crédito en el tercer. El BCE también ha detectado diferencias notables también entre países. Por ejemplo, Bélgica registró la ratio de préstamos en «stage 2» a sociedades no financieras más elevada (24,49%), frente al 7,35% de Finlandia, que tiene la proporción más baja. En lo referente a España, se encuentra por debajo de la zona MUS tanto en préstamos concedidos a empresas como a hogares.

Los préstamos dudosos también se conocen como «préstamos malos». Se consideran como tales cuando existen señales de que el acreditado no podrá devolverlo, o si han pasado más de 90 días sin que haya pagado las cuotas acordadas. Esto puede ocurrir cuando un particular pierde su trabajo y no puede pagar su hipoteca según lo pactado o cuando una empresa atraviesa dificultades financieras. Los préstamos dudosos afectan a los bancos de dos maneras. En primer lugar, debilitan su rentabilidad puesto que generan pérdidas que reducen la cantidad de dinero que obtienen de la concesión de préstamos. Para afrontar estas pérdidas, los bancos deben hacer provisiones, es decir, tienen que reservar una cantidad de dinero para cubrir las pérdidas que esperan.

Por su parte, los préstamos «en vigilancia especial» son aquellos cuyo riesgo de crédito ha aumentado significativamente desde su origen, pero no presentan las condiciones para ser clasificados como «dudosos». También se suelen calificar así a los préstamos que han salido de mora por, por ejemplo, una refinanciación, pero que precisan de un periodo de supervisión estrecha.