Opinión

Batman y las deudas de siempre

Batman inspiró el nombre de ese fondo de inversión que aterra a los mercados y que ahora se ha fijado en Grifols, apoyado siempre en el punto débil de las empresas, la deuda

Víctor Grífols ha permanecido medio siglo en la compañía
Víctor Grífols, fundador de la compañíaArchivoArchivo

Upton Beall Sinclair (1878-1968), norteamericano, famoso por su provocadora novela «The Jungle» y también por «Boston», basada en el caso Sacco-Vanzetti, escribió –siempre algo procaz– que «con el dinero sucede lo mismo que con el papel higiénico; cuando se necesita, se necesita urgentemente». Y todo se complica cuando en el escenario aparece un justiciero, además interesado, o cuando se necesita apoyo político. El martes pasado, el fondo de inversión Gotham City Research, que tomó su nombre de Gotham City, la ciudad de Batman, arremetió contra Grifols, la compañía que tanto impulsó Víctor Grifols, bien conectado con el independentismo catalán, pero que también domicilió lejos de Cataluña, sin que se sepa que Puigdemont, el hombre que manda en España desde Waterloo, le reclame la vuelta. El fondo Gotham, fundado y dirigido por Daniel Yu, un analista financiero de Wall Street de origen asiático, es temido en los mercados, quizá porque intenta hacer bueno aquello de que «donde pongo el ojo, pongo la bala». Ahora disparó la bala contra Grifols, en forma de un informe que decía que las acciones de la compañía farmacéutica no valían nada, lo que provocó un primer pánico en el mercado, con caídas de hasta el 40%, que luego se recuperaron en parte. Los problemas de Grifols, según el fondo Ghotam, serían de deuda, que es por donde caen las empresas y también los Estados. La historia de Daniel Yu y empresa han dejado huella. Ha protagonizado otros doce casos previos al de Grifols y en nueve de ellos tumbó a las empresas, y las que sobrevieron tardaron en recuperarse. Es decir, su porcentaje de acierto en sus pronósticos es muy elevado y, además, hay un precedente español, la compañía Gowex, que quebró tras admitir que eran ciertos los problemas denunciados por Gotham. Ahora, Grifols, presidida por Thomas Glanzman, amigo y persona de toda confianza de Víctor Grifols, rechaza las acusaciones, insiste en que sus cuentas son correctas y anuncia acciones legales contra sus detractores. En cualquier caso, Grifols tendrá que aclarar sus números, que no son un modelo de claridad y transparencia y que, desde luego, no ocultan que se trata de una empresa muy endeudada, con un accionista que la controla también muy endeudado.

Daniel Yu, que en 2022 se asoció a Cyrus de Weck, con el que crearon el fondo General Investment Partners, del que Ghotam es su rama de investigación de mercados, no es un justiciero altruista, sino que persigue su propio beneficio. La parte mollar de su negocio consiste en detectar empresas cotizadas con problemas y/o irregularidades y altos precios de mercado, que no se justificarían. El «modus operandi» consiste en pedir prestadas acciones de esas empresas y venderlas al precio de cotización. Luego, Gotham –ahora General Investment– publica un informe demoledor y el precio de los títulos se desploma. A precios irrisorios, el fondo de Yu las compra para devolvérselas a sus dueños y la diferencia entre el precio al que las vendió –alto– y al que las recompra –muy bajo– es su beneficio. En el caso de Grifols, parece que unos 20 millones en un par de días y, además, todo legal. La historia no ha terminado y el tiempo dirá quién tiene razón, si Ghotam o Grifols y, por supuesto, si una vez más los auditores estaban en lo cierto o pasaron por alto algo importante. Ahí están los precedentes de Gowex, pero también el de Abengoa, que no cayó por el ataque de Gotham, sino porque alguien también detectó que en las cuentas fallaba algo y ese algo, siempre suele venir de la mano de la deuda, algo que conviene no olvidar y no solo en los negocios.

Carles Puigdemont, en la política, es algo así como un Gotham City Research, cuyo negocio, tan legal como discutible, es poner precio permanente a sus siete votos en el Congreso de los Diputados, un precio es una especie de deuda permanente y sin fondo para Pedro Sánchez y su Gobierno. El éxito del todavía prófugo de Waterloo, paralelo al ataque de fondo de Yu, puede animar a otros, como los indepes de ERC de Rufián y Junqueras, y fomentará que el PNV de Esteban, Ortúzar y el defenestrado Urkullu suba también el precio de su apoyo, sin olvidar a Bildu y Otegi. Con los Presupuestos Generales pendientes de negociación, no hay que ser un lince para deducir que unos y otros exigirán más dinero, que Sánchez concederá, y que saldrá de los impuestos y de esa deuda que no cesa que, de momento, en 2024 aumentará en 55.000 millones netos, porque claro, el Gobierno para resistir –y Grifols y muchas empresas– también necesitará más fondos urgentemente, como explicaba con más procacidad Beall Sinclair.

Órdago a los sindicatos de Aerolíneas Argentinas

Javier Milei, presidente de Argentina, ha lanzado todo un órdago a los reivindicativos sindicatos de Aerolíneas Argentinas que protestaban ante las críticas del mandatario a la compañía. Los sindicalistas proclamaban «Aerolínes es nuestra», a lo que Milei replicó que estaba dispuesto a firmar un decreto para entregarles la empresa y que quedara fuera de la órbita estatal. Los sindicatos recularon y dijeron que sólo aceptarían si el Estado se comprometía a financiarla.

Metales industriales y oro hacia arriba, el euro hacia abajo y dudas con el petróleo

Las previsiones de precios para 2024 son muy variadas, pero el analista Juan Ignacio Crespo, basado en gráficos históricos, ha sintetizado algunas de las más significativas. Los precios de los metales industriales, las materias primas agrícolas y el oro irían al alza a lo largo del año, aunque sin dispararse. Las bolsas mantendrían una ligera tendencia alcista, que no evitaría algún susto notable. El euro, por su parte, se depreciaría y no hay un pronóstico claro a medio plazo para el petróleo.