Perspectivas

Bajo crecimiento e inflación persistente, el escenario de 2024

La volatilidad será la gran protagonista este año, según el profesor del IEB, Aurelio García del Barrio

Este año estará marcado por un crecimiento débil
Este año estará marcado por un crecimiento débilDreamstime

La economía mundial se enfrenta a importantes desafíos en este 2024. Y es que este año recién estrenado se presenta lleno de incertidumbres. Aunque parece que el fantasma de la recesión se aleja, lo cierto es que el ejercicio no será fácil, y estará caracterizado por un crecimiento débil e inflación persistente. Así lo revela el informe «Perspectivas de la Economía Mundial 2024», elaborado por Aurelio García del Barrio, doctor en Ciencias Económicas y director del Global MBA con especialización en Finanzas del IEB.

El estudio indica que el impulso que ha venido proporcionando la política fiscal comenzará a retirarse en este 2024, en sincronía con el ciclo de endurecimiento monetario. Y es que, a juicio del experto, la reducción del ritmo inflacionario no ha terminado de alcanzar el grado deseado en términos tanto de tasa presente como de inflación esperada, superando en ambos momentos el objetivo marcado por los diferentes bancos centrales y constatando que la política económica aún debe de ejercer un contrapeso frente a multitud de factores coyunturales y a diferentes grados de sensibilidad a los tipos de interés, así como a factores estructurales que surgieron a raíz de la pandemia, como son la transición energética, la desglobalización, la escasez relativa de mano de obra, el proteccionismo de recursos y el mayor protagonismo de esa política fiscal. «Las estimaciones de crecimiento global apuntan hacia un entorno de desaceleración económica en el que los mecanismos de transmisión de la política monetaria a la economía real están comenzando a mostrar sus efectos con más fuerza, con una contracción del crédito, un debilitamiento de los mercados laborales y claros síntomas de moderación en la inflación», señala García del Barrio. Por este motivo, pronostica que en la mayoría de las principales economías avanzadas será necesario mantener los tipos de interés altos durante un periodo largo para anclar las expectativas de inflación y reducirla de forma duradera, aunque estas medidas deberán calibrarse cuidadosamente y responder a los nuevos datos, dada la incertidumbre sobre las perspectivas de crecimiento.

Este entorno de debilidad económica se debería mantener en los próximos tres o cuatro trimestres, un escenario que ya se viene anticipando por los indicadores adelantados denominados PMI, que siguen manteniendo una pendiente negativa tanto para la curva del sector manufacturero como en la de servicios. En su conjunto, se prevé que el crecimiento mundial se desacelere desde el 3% de 2023 hasta el 2,7% en 2024.

Así que no resulta extraño que la volatilidad sea la gran protagonista de los próximo doce meses. Una inestabilidad que se deberá principalmente a factores geopolíticos. En un contexto de tensiones provocadas por la Guerra de Ucrania, el conflicto en Gaza y la tirantez entre China y Taiwán, también comienza a aumenta la preocupación por la economía del gigante asiático, con una actividad que se frenará en 2024 arrastrada por la debilidad de su sector inmobiliario.

La zona euro se verá muy afectada por la por la negativa evolución de países como Alemania, Austria, Países Bajos o Italia, por lo que sus perspectivas de crecimiento se sitúan entre un 0,5% y un 0,8% en este 2024. Tampoco la situación de la inflación será es muy positiva, esperándose que se mantenga en el 5,6% cuando se conozca el dato de 2023 para bajar al 3,2% en el 2024.

En cuanto a España, García del Barrio no pronostica «una legislatura fácil» por la una amalgama de ideologías, y augura un descenso del PIB del 2,3% 2023 al 1,5% en 2024. A su juicio, las políticas públicas adoptadas en respuesta a la crisis energética y al repunte de la inflación, que han sido retiradas a finales de 2023 no contribuiría positivamente al avance de la actividad este año.

Por su parte, la economía norteamericana continuará como una de las más sólidas en el entorno internacional. Con unas condiciones de pleno empleo y una inflación hoy en día al 3,7%, el impacto de sus tipos de interés, ya en el 5,5%, debería enfriar, a juicio del profesor del IEB, el PIB 2024 hasta el 1,5%. La Fed ha cuantificado que el impacto de los tipos debería restar un 2% al crecimiento entre 2023 y 2025. No obstante, su menor dependencia energética, unido a la importancia del consumo interno, permite anticipar un periodo de transición más cómodo a Estados Unidos frente al resto de economías desarrolladas.

El riesgo de la deuda

Por su otro lado, el peso de la deuda sobre el PIB mundial se ha situado en un 336%, alcanzando la cifra de 307,1 billones de dólares. El nivel de endeudamiento continúa aumentando, especialmente en las economía avanzadas, que han sido responsables del 80% del incremento, ya que ampliaron el volumen de deuda agregado a 207 billones de dólares desde los 199,4 billones de dólares de mediados de 2022. Los principales países responsables del aumento fueron Estados Unidos, Japón, Reino Unido y Francia en el caso de los países ricos, mientras que China, India y Brasil estuvieron a la cabeza de las naciones emergentes. En otras palabras, el mundo necesitaría toda la producción mundial (PIB) de 3,3 años para devolver la deuda. «Un alto nivel de deuda pública puede frenar la inversión privada, aumentar la presión fiscal, reducir el gasto social y limitar la capacidad gubernamental de implementar reformas. Para hacer que la deuda sea sostenible es necesario que los países mantengan un crecimiento sólido de sus horas trabajadas, principalmente por la incorporación de mano de obra al mercado laboral y aumentos de productividad», advierte el profesor del IEB.