Fiscalidad
Fedea advierte de que las CC AA siguen sin sanear sus cuentas
Determina que los datos de saldo estructural están distorsionados por varios factores, como las liquidaciones extraordinarias y no por un esfuerzo real en la reducción del déficit
Las comunidades autónomas no están haciendo sus deberes, al menos, en lo que a equilibrio fiscal se refiere. Y es que, aunque aparentemente, están saneando sus cuentas, si se consideran ciertos factores, no está ocurriendo así, tal y como advierten Manuel Díaz, Carmen Marín y Diego Martínez en el último número de Estudios sobre la Economía Española, publicado por Fedea.
Las comunidades cerraron 2021 con un desequilibrio del -0,1% del PIB en 2021, uno de los mejores resultados fiscales de toda la serie histórica, y del -1,1% en 2022, algo que, sin embargo, según la estimación de Fedea, en términos estructurales, supone un superávit del 0,2%. Una cifra que, a su juicio, está distorsionada por ciertas operaciones extraordinarias. Y es que el saldo estructural se define como aquel que se obtiene tras neutralizar los efectos del ciclo económico, es decir, es el saldo que refleja las decisiones discrecionales de gasto e ingreso adoptadas por los gobiernos. Este saldo se configura, a día de hoy, como la variable fundamental sobre la que giran las reglas fiscales europeas y españolas, ahora en suspenso, pero que el próximo año se recuperarán, como ya han adelantado las autoridades comunitarias.
Ello, prosiguen los autores, generó una falsa imagen de cuentas fiscales saneadas. Sin embargo, en 2022, una vez se han empezado a reducir, por ejemplo, los ingresos extraordinarios por la crisis de la Covid, se ha constatado el importante deterioro de las cuentas públicas, que se evidencia en este -1,1%, un dato incluso peor del previsto en el Programa de Estabilidad de hace un año, y que lo situaba en el 0,8% del PIB. Por ello, urgen a que, «una vez superada la crisis de la Covid y de la invasión de Rusia en Ucrania, la comunidades aborden un plan creíble para garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas», señalan.
Así, para estimar el saldo estructural habría que realizar una serie de ajustes sobre el saldo presupuestario. En primer lugar, se debe trasladas las liquidaciones del Sistema de Financiación Autonómico (SFA) a su año natural. Este ajuste de liquidaciones ha sido muy importante para 2022 debido a que la de 2020 fue negativa (-0,3% del PIB) y la de 2022 va a ser extraordinariamente positiva (1,5% del PIB). Un efecto que, en suma, supone una mejora del saldo del 1,8% del PIB. En segundo lugar, hay que descontar el efecto del ciclo económico sobre las cuentas públicas. Al estar en una situación de crisis, con los ingresos por debajo de nivel tendencial, se reduce el déficit estructural de 2021 en un 0,4% del PIB, mientras que en 2022 fue prácticamente nulo. Por último, es necesario minorar el saldo de las operaciones no recurrentes, entre las que se incluyen los gastos e ingresos extraordinarios por Covid. Las operaciones recurrentes presentaron un saldo positivo del 1,1% del PIB en 2021 y del 0,4% en 2022.
Como resultado, tras realizar todos estos ajustes, el saldo estructural de las comunidades se sitúa en el -0,4% en 2021 y en 2022 se obtiene un 0,2% de superávit, el cual se debe tomar con cautelas por tres motivos. El primero de ellos se debe, precisamente, a que una parte importante de la liquidación es extraordinaria, dado que parte de ellas se debe a un crecimiento de los ingresos que no está explicados por los precios ni la bases imponibles ni las medidas implementadas. En segundo lugar, sugiere considerar que las rebajas fiscales aplicadas por las comunidades autónomas, particularmente relevantes en 2022, y que mostrarán su efecto en 2024. El tercer motivo se refiere al aumento de los gastos, particularmente por las mejoras retributivas implementadas en 2022 y con efecto en ejercicios futuros. De esta forma, Fedea estima que el 30% de la liquidación de 2022 es extraordinaria (0,5% del PIB), y que las rebajas fiscales y el aumento de los gastos realizados por las comunidades podrían alcanzar un 0,3% del PIB, lo que situaría el déficit en 2022 estructural en torno a un de un 0,5% del PIB.
Así, el saldo estructural de las comunidades sin el ajuste de las liquidaciones ascendería al -0,6% en 2021 y ampliándose hasta el -1,6% en 2022 (frente a un superávit inicialmente calculado del 0,2%).
Así, el saldo estructural de las comunidades sin el ajuste de las liquidaciones ascendería al -0,6% en 2021 y ampliándose hasta el -1,6% en 2022 (frente a un superávit inicialmente calculado del 0,2%).
La mayoría de las comunidades logran superávit en 2022, a excepción de Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia, una tendencia que se invierte si se descuenta el efecto de las liquidaciones. En este caso, todas incurren en déficit, menos Navarra y País Vasco.
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