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Frenar con parches la revuelta agraria
Lo que reclama el sector primario es poder vivir de su trabajo, no de subsidios
El ministro de Agricultura, Luis Planas, tiene fama de ser uno de los miembros del Gobierno que mejor conoce su departamento. Cierto, porque Planas incluso ya fue consejero de Agricultura de la Junta de Andalucía, y su relación con el campo viene de lejos. Por eso mismo, debería saber que el problema que está llevando estos días los tractores a las carreteras no se solventa con parches de ayudas puntuales como la que anunció esta semana, curiosamente cuando se le vino encima la revuelta agrícola. La ayuda extraordinaria de 269.000 millones de euros para 140.000 afectados siempre es de agradecer, porque mejor eso que nada, por mucho que el reparto apenas supongan mil euros por cabeza. Sabe Planas que el problema va mucho más allá de las limosnas de la Administración. Es perfectamente consciente de que lo que reclama el sector primario es poder vivir de su trabajo, no de subsidios. La estrategia de la UE para el campo es la de apagar las protestas con dinero, que por supuesto siempre es poco. El ministro español es corresponsable de esas políticas, en la misma medida que su compañera ultra-eco Teresa Ribera. Lo que pide la gente que estos días está en la calle es poder trabajar, no ser masacrados a impuestos verdes, no ser criminalizados por el ecologismo urbanita, no tener que cultivar a pérdidas, ganar algo de dinero con sus tierras y que este Gobierno y el de Europa les tengan en cuenta a la hora de legislar, no imponiendo a martillazos una «European Green Deal» suicida que condena a los pequeños y medianos productores a la extinción.
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