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"The Terror: Infamy": No hay fantasma más aterrador que la Historia

La mejor serie de AMC vuelve a demostrar que la condición humana es tan aterradora como las criaturas del más allá.

Escena de la segunda temporada de la serie de AMC «The Terror: Infamy»
Escena de la segunda temporada de la serie de AMC «The Terror: Infamy»larazon

La mejor serie de AMC vuelve a demostrar que la condición humana es tan aterradora como las criaturas del más allá.

Buena parte de lo que hace que «The Terror» haga tanta justicia a su título no son los horrores desconocidos protagonizados por fantasmas y monstruos que incluye, sino aquellos que ya se nos hacen saber en la sinopsis. Su primera temporada se situó a bordo de dos barcos de la Marina Real británica que hace 170 años intentaron encontrar el Pasaje del Noroeste y cuyos cientos de tripulantes acabaron muertos por hambre, enfermedad, suicidio, locura, canibalismo y, según la serie, también por un espíritu devorador de hombres llamado Tuunbaq e invocado por un chamán. Incluso sin ese elemento sobrenatural, aquella tanda de 10 episodios habría funcionado eficazmente como una ficción pavorosa por cuanto tiene de recreación de una misión suicida, de crítica mordaz del colonialismo y de advertencia sobre los peligros de abusar de la naturaleza. Titulada «The Terror: Infamy», la nueva temporada da un salto temporal de 100 años hasta la Segunda Guerra Mundial para recordar uno de los capítulos más infames de la historia reciente norteamericana: los campos de concentración que se crearon para recluir en ellos a personas de ascendencia japonesa -la mayoría de las cuales eran ciudadanos estadounidenses- después de que el bombardeo de Pearl Harbor convirtiera en sospechoso a cualquier habitante del país que tuviera los ojos rasgados. Y, del mismo modo que las terribles acciones que los marineros británicos se vieron obligados a cometer resultaron ser más aterradoras que Tuunbaq, la fuerza motora de «Terror: Infamy» no es el fantasma que la trama incorpora sino el trato inhumano que unos hombres imponen sobre otros, especialmente considerando los paralelismos que esos sucesos históricos mantienen con la crisis humanitaria que tiene lugar actualmente en la frontera entre Estados Unidos y México. A juzgar por sus dos primeros episodios, en su segunda entrega la serie en efecto promete poner el foco sobre la exclusión y los enfrentamientos culturales que esta alimenta, retratando no solo el conflicto entre los japoneses estadounidenses y sus perseguidores sino también entre las antiguas costumbres y las nuevas, y explorando las distintas formas que estas nociones de lo nuevo y lo viejo -el país de nacimiento frente al hogar adoptivo, los nativistas frente a los inmigrantes- chocan entre sí.

Un nuevo «fantasma»

Y al lado de todo eso, decimos, por la trama transita una criatura espectral conocida como obake, que según el folclore nipón es capaz de adoptar formas distintas y poseer a cualquier ser humano. No es tan ostensiblemente aterrador como Tuunbaq –su estrategia se basa más bien en quebrar psicológicamente a sus víctimas que en hacerlas pedazos–, aunque no hay más que ver cómo empuja a una joven a suicidarse clavándose un palillo en la oreja en el primer episodio para comprender de qué es capaz. Sea como sea, «Terror: Infamy» resulta tan impactante mientras funciona a la manera de un drama estilísticamente conservador sobre las atrocidades perpetradas por el gobierno estadounidense que, cuando tienen lugar los momentos sobrenaturales –algunos de ellos ciertamente efectivos, como la imagen de un dedo deformado que abre una bolsa de lona desde dentro–, su pegada dramática es mucho menor que la de las escenas en las que los personajes simplemente tratan de llevar una vida normal en medio de circunstancias del todo anormales. Si a medida que avanza la serie llega a ser capaz de integrar los unos con las otras, vamos a pasar mucho miedo.