Asturias
El calamar gigante de Asturias murió por el ataque de otro que doblaba su peso
La necropsia del calamar gigante de 80 kilos de peso y ocho metros de longitud rescatado en agosto en la costa asturiana refleja que el animal murió por el ataque de un ejemplar de su misma especie que doblaría su tamaño.
El ejemplar se encontraba en estado óptimo de conservación y había sido mordido por depredadores ya después de muerto y la necropsia ha aportado datos que nunca habían sido obtenidos en los más de 35 estudios anteriores realizados por la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma).
Según ha informado este colectivo, las marcas que presentaba el animal constatan que sufrió un ataque de otro ejemplar cuyas ventosas tenían un diámetro de tres centímetros frente a los 1,8 centímetros de las del cadáver del calamar gigante recuperado.
Los investigadores han descartado que los daños se produjeron durante una asociación por cópula, ya que el tamaño de las ventosas refleja que pertenecían a otra hembra dado que los machos nunca alcanzan estos tamaños.
Según el CEPESMA, es factible que esta agresividad esté motivada por territorialidad o competencia alimentaria, aunque podrían darse casos de canibalismo entre los calamares gigantes. No obstante, los daños posteriores a la muerte fueron causados por otros depredadores oportunistas como escualos y no por sus congéneres.
La Coordinadora asegura que acciones similares están datadas en otros cefalópodos como los pulpos, animales muy territoriales que pueden atacar a sus congéneres ante una situación de intrusión y que generan presiones que terminan en asfixia.
Pese a que no se han observado daños en el manto exterior del animal al carecer de epidermis, los investigadores consideran que que el fallecimiento pudo producirse al bloquear uno de los brazos del otro ejemplar el sifón por el que los calamares inspiran el agua.
La aparición de ejemplares de calamar gigante flotando en la superficie del agua en el mar Cantábrico no es habitual, salvo en los años 2001 y 2003, por los estudios realizados para reconocer los yacimientos de recursos energéticos como petróleo y gas natural que provocaron, según Cepesma, la muerte de al menos 9 ejemplares.
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