Colombia

El loro orejiamarillo renace con la ayuda de Canarias, Colombia y el Vaticano

El loro orejiamarillo, una especie endémica de los Andes colombianos que se creyó desaparecida en 1998, ha logrado llegar a los 2.600 ejemplares gracias a un proyecto de conservación que promueven una fundación canaria y una ong local, y que incluso ha contado con la implicación del Vaticano.

Ello se debe a que el loro orejiamarillo únicamente anida en la palmera de cera, el árbol nacional de Colombia y que también está en peligro de extinción por la pérdida de los bosques y por el uso de sus hojas para las procesiones religiosas, para lo que se tala todo el ejemplar, explica a Efe David Waugh, director de Loro Parque Fundación.

"Esto es un desgaste enorme para esta palmera preciosa, la más alta del mundo, con un tronco muy fino que puede llegar a medir hasta 90 metros", precisa el biólogo, que indica que la pérdida de estos árboles influyó en la pérdida de loros orejiamarillos, hasta tal punto que se creyó que había desaparecido el último reducto.

Sin embargo, tras años de búsqueda a finales de 1998 se redescubrió en la cordillera central de los Andes colombianos una colonia de 82 ejemplares en torno a varios ejemplares de palmeras de cera y se decidió formar la ong Fundación Pro Aves, que contactó con la Fundación Loro Parque para emprender la protección de estos animales.

Además la colaboración de los biólogos de Loro Parque era necesaria para conocer los desplazamientos y hábitos reproductivos de esta especie y así poder usar la información para planificar la estrategia de recuperación del loro orejiamarillo.

Recolonización de la zona

Esto se ha hecho en años sucesivos y ahora se ha llegado posiblemente a los 2.600 ejemplares, relata David Waugh, quien indica que se han visto grupos de loros en lugares en los que previamente habían vivido, en un proceso de recolonización de la zona.

Este es uno de los proyectos más exitosos en los que está implicado Loro Parque Fundación, que desde 1999 ha contribuido con 1.300.000 dólares a una iniciativa que beneficia "no sólo al loro, sino a toda la comunidad ecológica, los bosques y los residentes allí, que ahora tienen garantizado el suministro constante de agua. Es una situación en la que todo el mundo gana", detalla Waugh.

El biólogo ha explicado que con el suministro de agua las municipalidades locales han acordado con los usuarios el abono de pequeñas cantidades para garantizar el suministro continuo de agua potable y de riego, y que esta contribución ayude a mantener el bosque.

Pero además desde el inicio del proyecto se habló con los curas locales para lograr el apoyo de la Iglesia en Colombia para que se dejasen de utilizar las hojas de palmera de cera en las procesiones, especialmente en la del Domingo de Ramos.

Para ello se envió también un mensaje al Vaticano con el objetivo de lograr su respaldo a la utilización de hojas de palmera común o incluso realizada con fibra artificial, lo que la autoridad eclesiástica avaló inmediatamente.

"El efecto es total, impresionante. En Colombia, el proyecto es conocido en toda la nación y tiene una importancia enorme a nivel local con la implicación de las municipalidades. En una de ellas se ha incluido al loro orejiamarillo en el escudo oficial", afirma David Waugh, para quien esto significa que la iniciativa "ha tocado a los políticos y hay apoyo por parte de todos".

Tanto que en el comienzo del proyecto los científicos pudieron entrar en las zonas donde se había redescubierto el loro orejiamarillo, y que frecuentaba la guerrilla de las FARC, que permitieron trabajar a los biólogos porque la recuperación de esta ave "toca el buen sentido de todas las partes".