Viajes
Razones para practicar el turismo nacional: las playas españolas
Estas son nuestras playas favoritas de España. Las que disfrutamos verano tras verano, y este año visitaremos con más pasión. ¿Cuáles son tus playas favoritas? ¿A cuáles irás cuando acabe la cuarentena?
El sector del turismo español espera este año que no se efectúe ninguna o prácticamente ninguna visita al territorio nacional por parte de extranjeros. Teniendo en cuenta que los ingresos anuales que recibe nuestro país a partir del turismo rondan los 90.000 millones de euros, la mayoría procedente de turistas extranjeros, no hace falta hacer demasiadas cuentas para saber el dinero que no vamos a recibir. Es por eso que este verano, y las vacaciones que sigan, es crucial que seamos nosotros, los españoles, quienes viajemos por España. Si la cuarentena nos da pie a ello, claro está. Este es el año para conocerla más profundamente, visitar los pueblos y ciudades a los que nunca vamos porque los consideramos demasiado abarrotados. Aunque el favor es recíproco. España no es solo nuestra tierra, sino la mejor tierra para disfrutar. Hoy hablamos de sus playas.
Muchos dicen de las playas en el Caribe y Tailandia y Australia. Se van lejos en busca de arenas blancas y aguas cristalinas, como si semejantes atributos solo se encontrasen en tan lejanos lugares. Como si España no tuviese aguas de cristal y arenas color de nubes. No hace falta irse hasta el Caribe, si uno es español. Basta con visitar nuestras propias islas y costas peninsulares, aquí hay playas paradisíacas para llenar una vida. Lo saben el la Cala Salada (Ibiza), la Cala Macarelleta (Menorca), la Playa del Silencio (Asturias), la Playa de La Granadella de Xàbia (Alicante), o la Playa de los Muertos (Almería), llamada así por los naúfragos que llegaban hasta ella en tiempos pasados de la Historia, aunque ahora es pura delicia para los vivos.
Parte del encanto de nuestra tierra es su variedad. Desde la Playa de Gerra (Cantabria) pueden verse difuminados por el azul del horizonte los Picos de Europa. Como en un jardín de las delicias, la naturaleza pone al alcance de nuestra mano los placeres más dignos de la vida. Y esta playa cántabra es una amplia, larga, en la que se nos pierde la vista antes de llegar a su final. En cuanto a playas largas se refiere, somos unos verdaderos campeones. La Playa de Doñana (Huelva) las supera a todas con 28 kilómetros de longitud. Casi nada. Pero lo mejor es que todavía quedan la de Castilla (Huelva), 17 kilómetros de arena y disfrute, y la de (Fuerteventura), que pasa de los 13 kilómetros. Y hay más.
Tenemos para dar y regalar. ¿No te gustan las playas largas? ¿Prefieres caminar poco y aprovechar las vacaciones para reposar los esfuerzos que has venido haciendo el resto del año? Sin problema. Salen las calas al rescate. Una cala puede considerarse algo así como el paraíso comprimido. Lo protegen las rocas, brilla con el cielo. La Cala de Sa Calobra (Mallorca) es un hermoso ejemplo, en competencia con la Cala Pregonda (Menorca) y la Cala de Tabaiba Baja (El Rosario). Aunque, si no queremos coger barco o avión porque vivimos en la zona peninsular, tampoco hace falta irse demasiado lejos para encontrar el escondite perfecto. Lo saben en Cádiz con sus bien halladas calas de los Alemanes y la de el Frailecillo. Lo sabe mejor que nadie la Cala Pola (Gerona).
Es excitante descubrir un país tan bello de esta manera, playa a playa. Hasta que, sin darnos cuenta, cruzamos los límites de la realidad y nos encontramos en un mundo nuevo, coloreado por la fantasía. Ocurre algo del estilo en la Playa del Verodal (El Hierro), donde los colores pardos de la arena dan la sensación de estar pisando Marte. ¿Alguien dijo que el planeta rojo apenas tenía agua? La Playa Nogales (Las Palmas) es capaz de embargarnos con una extraña sensación de satisfacción. Parecida a estar pisando los límites del mundo conocido, al borde del acantilado que la protege a los ojos indeseados. El Lago Verde, situado en el Golfo de Lanzarote, va incluso más allá, sin comparación posible. Es el momento posterior a ese salto hacia el mundo de la imaginación, demasiado amplio y elaborado para encontrar palabras que lo definan. No es un planeta, ni una frontera. Es el final de una búsqueda que empezamos en el hogar sin saber siquiera dónde íbamos a terminar.
Playas como la de Muro, en Baleares, lo tienen todo para ser perfectas y convertirse en un remanso de paz. Es extensa, de arena blanca, agua clara. Es una imagen de felicidad pintada por manos superiores a las nuestras. Hay tantas playas en nuestra tierra que no podremos verlas todas, mucho menos escribirlas. Solo podemos escoger cuidadosamente cuáles visitaremos, pisándolas con la delicadeza que requieren, y acto seguido encender la máquina de los recuerdos para grabar imágenes de cada una. Con mucho cuidado para que los soplos del tiempo no nos la arrebaten. Son playas que están allí, y este verano no tendrán cientos de turistas, miles de extranjeros tumbados en su arena. Este año, las playas de España son solo para nosotros. Y qué gran placer será disfrutarlas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar