Viajes

Si hoy quieres asombrarte, conoce los bosques petrificados de Arizona y Argentina

Lo que antes fueron bosques, hoy son desiertos. Pero todavía quedan restos de su vida pasada, petrificados sobre la arena, mostrando al viajero un mundo mágico que no llegábamos a imaginar.

Un paseo por los bosques petrificados.
Un paseo por los bosques petrificados.Rauschenberger

El proceso de buscar una historia

Es maravilloso que cada día pueda encontrar nuevas esquinas del mundo que hasta ahora no era capaz de imaginar. Y es que el proceso de buscar, encerrado en casa, nuevos lugares que contengan la emoción necesaria para permitirnos viajar durante la cuarentena, no siempre es sencillo. Ayer, viendo una película. El personaje secundario habla de los bosques petrificados de Arizona. De pasada, diciendo que le gustaría visitarlos alguna vez en su vida. ¿Los bosques petrificados?, me pregunto, extrañado, aunque sin cambiar la postura dejada en el sofá. Yo creía que todos los bosques estaban petrificados, quiero decir, un árbol no se levanta los lunes por la mañana y se da un paseo por la zona para recoger setas y saludar a los vecinos. Me incorporo unos centímetros y tecleo en el móvil el extraño nombre. Comienza la labor del reportero de viajes en cuarentena, cuando debe dosificar cuidadosamente el baúl de sus recuerdos en los tiempos que corren y no debe quemar todas las balas en una sola vez, alternando entre experiencias vividas y curiosidades que le enseñe Internet.

Comienza la labor del reportero contemporáneo, rebuscando durante horas (hace tiempo que dejé de ver la película) en decenas de webs y blogs, información sobre los bosques petrificados. Y es necesario otorgarle vida a tu texto, hacerlo diferente a los demás. ¿Cómo puedo diferenciar mi artículo sobre los bosques petrificados cuando ya pululan tantos por Internet? En la época de la sobreinformación, sorprender al lector es complicado. Resulta habitual que este lea mis artículos, arquee las cejas y murmure: “bah, esto ya lo conocía”. Y salte de página.

Como una explicación teórica y puramente informativa ya puede encontrarse en Wikipedia, entiendo que mi labor es ampliar la información de Wikipedia y añadir un toque mágico a los bosques petrificados. Como escritor de viajes debería conseguir, mediante la brusquedad de las palabras, que el lector encerrado en casa pueda viajar los minutos que dedique a leer mis líneas. Sorprenderle, algo así.

Los árboles petrificados parecen haber sido talados por un leñador jurásico.
Los árboles petrificados parecen haber sido talados por un leñador jurásico.Arttower

Momias vegetales

Llegamos finalmente a la pregunta: ¿qué son los bosques petrificados? Digamos que son parecidos a momias, aunque en vez de tratarse de humanos o gatos, esta vez hablamos de árboles. Árboles de hace millones de años que todavía aguantan las marcas de su corteza que los hacen diferentes a todos los demás. Árboles que murieron, irremediablemente, y el peso del viento y los años terminaron por derribarlos. El suelo los cubrió lentamente hasta hacerlos desaparecer en capas más profundas de la tierra. Y allí se quedaron, estáticos, a lo largo de las eras siguientes. Cayó un meteorito y extinguió a los dinosaurios. Los egipcios se alzaron, construyeron maravillas impensables para el ser humano y volvieron a caer. Nació Jesucristo y fue crucificado, sus seguidores y los de Mahoma se enzarzaron en violentas guerras. Mientras tanto, los árboles seguían bajo la tierra, esperando. Milenio tras otro.

La tierra es caprichosa y moldea sus formas a su antojo. Igual que un día cubrió los árboles, otro día decide destaparlos de nuevo. Los árboles muertos son vomitados de vuelta a la superficie y, si un espectador hubiese estado vigilándolos desde que murieran hasta hoy, se decepcionaría al descubrir que nada ha cambiado desde entonces. Los árboles siguen exactamente igual. Cortados en pedazos, pero con las mismas formas rugosas en su corteza. El testigo se llevaría las manos a la cabeza. ¿Cómo han podido árboles de millones de años mantenerse en perfecta forma? Como momias.

La magia existe en el proceso, está allí en la corteza, aunque quizás sea menos misteriosa al descifrarla. Los árboles petrificados son fósiles. Sedimentos de minerales se resbalaron por la tierra hasta envolver su madera completamente, igual que haría un molde, y lentamente se solidificó en torno a ella. La madera desapareció con el paso del tiempo aunque el molde se mantuvo, teñido por el color castaño de la corteza, y esto es lo que podemos ver ahora. Un fósil de madera, un trampatojo de lo antes era un árbol.

Bosques transformados en desierto

Por eso son bosques petrificados, porque no se mueven siquiera sus ramas al soplar fresco el viento. ¡Era así de sencillo! Pero es precioso. En el desierto de Arizona se encuentra uno que ocupa 600 kilómetros cuadrados, alberga decenas de especies vegetales de hace 225 millones de años y se dice que hasta nueve de los árboles fosilizados se extinguieron hace milenios. Es una cápsula del tiempo vegetal, recordando con nostalgia los tiempos en que ese desierto era un frondoso bosque teñido de verde intenso. Paseando por el Parque Natural, encontramos un extraño mundo. Un bosque donde no cantan los pájaros, ni fluye río alguno. Los árboles se desperdigan por las pendientes cortados en rodajas, como si un leñador jurásico los hubiese talado con precisión milimétrica, uno a uno, hasta transformar el verde en el tono cenizo del desierto que es hoy.

El interior de la corteza se asemeja a un pequeño universo de cristal.
El interior de la corteza se asemeja a un pequeño universo de cristal.Mackie Jill

Es un bosque y a la vez desierto, una paradoja sobrecogedora. Lo mismo ocurre en el Monumento natural Bosques Petrificados del sur argentino. Un viejo bosque conoció su final tras una erupción volcánica que arrasó con toda la vegetación de la zona. Los sedimentos volcánicos sepultaron los árboles, la Tierra los dejó reposar durante 150 millones de años, retiró la capa de polvo y arena soplando suerte y, ¡voilá! Un nuevo bosque petrificado. Igual que una lubina a la sal.

Hoy nos asombramos con la historia de los bosques petrificados. Aunque es sencilla, estamos habituados a los fósiles desde que hicimos las primeras excursiones con el colegio, no puede dejar de asombrarnos la imagen de cientos de árboles inmóviles, sin emitir sonido alguno, quietos desde hace millones de años sin esperar nada a cambio. Ni puede dejar de sorprendernos comprender, de manera tan brusca, que estos desiertos en Arizona y el sur argentino, en Sudán y Libia, fueron hace millones de años jardines del Edén donde la vida supuraba henchida de vigor. Así de frágil es la existencia. Durante millones de años, los árboles crecen anchos y robustos dando cobijo a la vida, y en apenas unos días sucede la catástrofe que los barrerá para siempre. Solo queda decir la frase del momento, encerrados en nuestra casa y brindando por los bosques petrificados: carpe diem. Y cuando todo esto acabe, iremos a visitarlos.