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París con los cinco sentidos

La capital francesa es una visita obligada para los románticos y soñadores. Una y otra vez, la ciudad del Sena pocas veces defrauda.

El Museo del Louvre es una de las citas que no debe faltar en la visita a la capital francesa
El Museo del Louvre es una de las citas que no debe faltar en la visita a la capital francesaDreamstimeDreamstime

«Solo en París se vive; en el resto del mundo solamente se vegeta». Estas palabras, del poeta y dramaturgo Baptiste Louis Gresset, solo se entiende si al visitar París, uno se deja llevar por la vida que palpita en sus plazas y calles y, por supuesto, en sus simbólicos monumentos, no en vano es la ciudad por la que suspiran románticos y soñadores.

Ver la imponente Torre Eiffel, perderse por los Campos Elíseos, disfrutar de un espectáculo en el mítico Moulin Rouge o pasear por el bohemio barrio de Montmartre son algunas de las cosas que hacen que París sea una ciudad única, un destino de ensueño donde «extraviarse» para volver a encontrarse, un lugar de visita obligada para cualquier viajero que se precie. Si nunca ha viajado a la capital francesa, pero la tiene apuntada en su lista de destinos pendientes, vamos a recomendarle en este artículo algunos de los lugares que son imprescindibles de conocer cuando vaya, y si ya la ha visitado, estamos seguros de que deseará repetir, así que apunte.

El símbolo más reconocible de la capital francesa: la Torre Eiffel

Empezaremos por la Torre Eiffel, no puede perdérsela. Icono indiscutible no solo de París, sino de la cultura e historia francesa, subir a esta imponente construcción de acero es una de las cosas más románticas que ofrece esta ciudad, sobre todo por la noche, en la que su estructura atrapa con un juego de iluminación que llena de colores la ciudad y las aguas del Sena. La Torre Eiffel está abierta al público todos los días del año y cuenta con dos niveles a los que se puede acceder en ascensor o por las escaleras: el primer nivel está ubicado a 53 metros de altura y en él se encuentra el conocido restaurante Madame Brasserie; el segundo nivel está situado a 115 metros de altura y aloja otro famoso restaurante, Le Jules Verne. Para muchos, este restaurante tiene las mejores vistas de París. Para continuar ascendiendo hasta su punto más alto, 275 m, es necesario el ascensor; una vez arriba, se puede dar la vuelta completa a la torre, y en medio hay una especie de cuarto cerrado expositivo con una estatua de Gustave Eiffel. Aquí también puede disfrutar de la experiencia que le brinda otro espacio de restauración, en este caso el bar à Champagne, ideal para celebrar con una copa el haber conocido uno de los monumentos más emblemáticos del mundo.

Vista espectacular de la Torre Eiffel en otoño
Vista espectacular de la Torre Eiffel en otoñoDreamstimeDreamstime

Los Campos Elíseos, Notre Dame y el Louvre, París seduce

Vayamos ahora a la arteria más bella y conocida de París, además de una de las más famosas del mundo: los Campos Elíseos. La avenida está dividida en dos partes que se pueden diferenciar fácilmente: la parte alta y la parte baja. La zona más baja, situada junto a la Plaza de la Concordia, se encuentra rodeada de jardines presididos por imponentes edificios, como el Palacio del Descubrimiento, el Petit Palais y el Grand Palais. La parte alta comienza en la Place de l’Étoile junto al magnífico Arco del Triunfo, y está compuesta por tiendas de lujo, restaurantes, cines y algunos grandes almacenes. El origen de esta avenida se remonta al año 1640 con la plantación de una hilera de árboles, y su nombre proviene del griego, que viene a significar «limbo para las almas», imagínese el gran cambio hasta lo que conocemos actualmente.

Estando en esta zona de París, es imposible no dar unas pinceladas al impresionante Arco del Triunfo. Este monumento está cargado de significado, ya que a la largo de su existencia ha sido testigo de numerosos acontecimientos no solo del pueblo francés, por ejemplo, el final de las dos guerras mundiales fue celebrado con sendos desfiles militares atravesando este arco. Hay que decir que fue construido por orden de Napoleón y que junto a él se encuentra la «llama eterna» junto a un pequeño monumento que recibe el nombre de «la tumba del soldado desconocido».

Otro imperdible es, sin duda, la Catedral de Notre Dame, y prueba de ello es que el mundo se paralizó el 15 de abril de 2019 ante el incendio que sufrió y que puso en peligro su estructura. Actualmente, ya es posible visitarla parcialmente gracias a la labor de reconstrucción, y se espera que vuelva a estar abierta al público por completo en 2024. Continuemos nuestra visita turística en Montmartre, un peculiar barrio de sinuosas calles con mucho encanto situado en lo alto de una colina, en la cual se alza la preciosa Basílica del Sagrado Corazón, coronada por una impresionante cúpula. Es bien sabido que París guarda otros muchos tesoros, tales como la Ópera Garnier, el Puente de Alejandro III o los Jardines del Palacio Real, entre otros, pero no es posible entrar en detalles de todos ellos en un solo artículo, lo dejaremos para los próximos. Sin embargo, antes de terminar queremos dar unas pinceladas al que está considerado el museo más importante del mundo: el Louvre.

Incluido entre las joyas culturales parisinas, se encuentra, en efecto, el museo del Louvre, ya que alberga algunas de las obras de arte más espectaculares del mundo, como La Gioconda o la Venus de Milo. En pleno corazón de la ciudad, este museo, el cual data de 1793, está situado en el interior del Palacio del Louvre, uno de los más grandes y esplendorosos de París. En este punto, es preciso recalcar que a pesar de la belleza arquitectónica de este palacio, el símbolo que hoy en día representa al museo, es una pirámide de cristal construida en 1989 (punto de entrada principal para los visitantes), puesto que aúna el clasicismo de este con las tendencias más modernas, un concepto inherente a lo parisino y a todo lo que París ofrece.

Nos despedimos de esta propuesta de escapada europea con una frase que seguro conocen: We´ll always have Paris. Fue lo que le dijo Humphrey Bogart a Ingrid Bergman en el legendario filmCasablanca, y estas palabras, pronunciadas hace 80 años, se han convertido en símbolo de amor y de pasión. Como hemos indicado al principio, París es una ciudad por la que suspiran románticos y soñadores.