Gastronomía

En España hay grandes vinos por doquier

Los vinos españoles han evolucionado decisivamente en los últimos 30 años, gracias sobre todo a la mejora de los viñedos

Castaño, referente histórico de los vinos de Yecla
Castaño, referente histórico de los vinos de Yeclalarazon

Los vinos españoles han evolucionado decisivamente en los últimos 30 años, gracias sobre todo a la mejora de los viñedos

Hasta hace muy poco tiempo se pensaba que en España sólo se elaboraban grandes vinos en unos pocos lugares. De hecho a principios de los años 80, Rioja era el estandarte único de los grandes vinos de España; el resto era un conglomerado de vinos con historia pero sin presente. Toro agotaba su antigua fama con unos vinos cada vez menos atractivos. Jerez producía unos vinos que pocos conocían de verdad y que se bebían casi exclusivamente en el extranjero. Y en Galicia se elaboraban unos vinos blancos que se decía que viajaban mal y morían al pasar Piedrafita...

En fin, un cúmulo de tópicos –casi siempre coincidentes con la cruda realidad–, entre cuyos entresijos solamente sabían moverse los hábiles compradores extranjeros, que se llevaban a precio de ganga millones de litros de vino a granel para satisfacción de sus compatriotas y de su propio bolsillo.

Hasta hace muy poco tiempo se pensaba que en España sólo se elaboraban grandes vinos en unos pocos lugares. De hecho a principios de los años 80, Rioja era el estandarte único de los grandes vinos de España; el resto era un conglomerado de vinos con historia pero sin presente. Toro agotaba su antigua fama con unos vinos cada vez menos atractivos. Jerez producía unos vinos que pocos conocían de verdad y que se bebían casi exclusivamente en el extranjero. Y en Galicia se elaboraban unos vinos blancos que se decía que viajaban mal y morían al pasar Piedrafita...

En fin, un cúmulo de tópicos –casi siempre coincidentes con la cruda realidad–, entre cuyos entresijos solamente sabían moverse los hábiles compradores extranjeros, que se llevaban a precio de ganga millones de litros de vino a granel para satisfacción de sus compatriotas y de su propio bolsillo.

Es en esos aquellos años 80 cuando comienza la gran marcha adelante del vino español. Es el momento en el que aparecen nuevas Denominaciones de Origen –entre 1980 y 1982 se crean Ribera del Duero, Rueda o Rías Baixas, por citar algunos ejemplos– y se pone en marcha la que podríamos llamar Era Contemporánea del vino en España, que conquista la universalidad a finales de los años noventa y que continúa hasta hoy su expansión cuantitativa y cualitativa.

Los últimos años se han caracterizado por la explosión de nuevas Denominaciones de Origen, que superan ya las ocho decenas. Entre ellas, Rioja se mantiene a la cabeza por volumen y prestigio, seguida de Cava, La Mancha y Ribera del Duero; pero en la cascada de zonas vinícolas que las siguen se encuentran un buen número de joyas, más apreciadas allende las fronteras que en la propia casa.

Entre estas joyas hay una amplia extensión –el sureste peninsular– cuya evolución reciente ha sido de lo más radical y sorprendente: Yecla, Jumilla, Almansa y Alicante han dejado de ser bellas «cenicientas» esperando que llegara el príncipe que les probara el zapato y las transformara en princesas. El príncipe ya llegó.

Es el momento de poner en valor entre nosotros estos vinos –poco conocidos más allá del mundo de los aficionados curiosos– y de descubrir la personalidad de unas uvas autóctonas –monastrell, garnacha tintorera– que aportan nuevas sensaciones, nuevos matices, que abren los ojos a otros mundos del vino español.

La Bodega Personal de LA RAZÓN ofrece estos días la oportunidad de comparar de primera mano tres Denominaciones de Origen bien diferentes. La Ribera del Duero, el ejemplo de crecimiento más exitoso en el terreno de los vinos tintos, cuyos vinos se elaboran con la uva tempranillo –aquí llamada tinto fino–, reina indiscutida del viñedo español y madre de la mayoría de los grandes vinos del país. Yecla, feudo de la monastrell, que ya ha demostrado ser capaz de dar soporte a grandísimos vinos que rozan la perfección de los míticos 100 puntos Parker, pero que también ofrece vinos de una envidiable relación calidad-precio; y Almansa, una zona que todavía está dando sus primeros pasos en las alturas, pero que ofrece un gran potencial y que puede haber encontrado en la garnacha tintorera su uva de referencia.

Más información: Estos vinos se pueden adquirir en www.bodegapersonal.es o llamando al 902 876 808

Condado de Haza Crianza 2012

Un clásico de la Ribera del Duero, el vino de château de Alejandro Fernández, autor de Tinto Pesquera, elaborado con tempranillo y con 18 meses de crianza en barrica. Nota de cata: intenso rojo púrpura y ribete violáceo. Nariz con aromas frutales, florales (rosa, violeta, mora y regaliz) y balsámicos. Boca equilibrada, suave y aterciopelada, toques a mermelada de fruto negro, ahumados y especiados, cuerpo goloso con largo final.

La Atalaya del Camino 2014

Este vino, nacido en Almansa, está elaborado con una de las uvas más desconocidas: la garnacha tintorera; intenso, carnoso y fresco a la vez, se cría 12 meses en roble francés. Nota de cata: intenso color rojo muy vivo con tonos violetas. Nariz compleja y potente, con aromas de frutas rojas y especias. En boca es estructurado, original y muy interesante, carnoso y equilibrado con largo y muy agradable final.

En este caso el protagonismo pertenece a la uva monastrell, imprescindible en los grandes tintos de Yecla, tan apreciados allende nuestras fronteras, y ofrece mucho, mucho más de lo que cuesta. Nota de cata: oscuro y profundo rojo brillante, muestra intensos aromas a flor de acacia, frambuesa, arándanos y grosellas, con notas de grafito. En boca es suculento y carnoso, con taninos dulces y agradables. De gran pureza y textura.