Que Madrid se haya convertido en una metrópoli para comérsela a bocados es una realidad evidente, consolidada en los últimos años. Gozamos de una variedad de propuestasnovedosas para todo tipo de consumidor, propio de una ciudad internacional.
En esta línea, este lunes se ha celebrado la gala anual de los Premios de Gastronomía de la Comunidad de Madrid, en un encuentro donde se ha rendido homenaje a la esencia de una ciudad que respira a través de sus fogones. La IX edición, celebrada en el Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de Madrid, reivindicó la autenticidad de los hosteleros, el oficio de sus equipos y la emoción que genera cada espacio en los comensales.
Nombres como Pabú, Lana, La Catapa o Miguel Laredo representan distintas formas de amar la cocina: la microtemporada hecha arte, el fuego argentino como alma, la tapa con técnica y la pasión callada del sumiller que construye un relato desde la copa. ¿Qué tienen en común? La excelencia silenciosa. No necesitan fuegos artificiales: les basta con el respeto por el producto, el tiempo y el cliente. Premiar a La Pajarita, confitería con 170 años de historia, es también premiar la memoria gustativa de Madrid; elegir a Ernesto Prieto, es ensalzar
la constancia de tres generaciones dedicadas al mar. Son gestos que elevan a héroes anónimos que día a día mantienen viva la excelencia en gastronomía.
Más allá de los nombres, estos premios hablan de un Madrid plural, donde conviven lo castizo y lo global, la casa de comidas y la taberna de autor, la vanguardia y el recuerdo. En una época donde los restaurantes nacen y mueren al ritmo de las tendencias, estos reconocimientos, motivan también a los negocios a seguir apostando por el sector.
Estos fueron los galardonados:
Restaurante: Pabú (Chamartín), por su cocina de microtemporada con estrella Michelin y Sol Repsol.
Sala/Sumiller: Miguel Laredo (Taberna Laredo), por su impecable trabajo enológico de décadas.
Restaurante/Casa de comidas: Barrera (Chamberí), dirigido por Ana Barrera, con menú sin carta basado en producto fresco.
Dulce/Repostería: La Pajarita, histórica confitería fundada en 1852, famosa por sus caramelos de violeta.
Puesto de mercado: Ernesto Prieto, referente en pescados y mariscos en el Mercado de Chamartín.
Cocina Internacional: Lana, parrilla argentina con dos Soles Repsol y más de mil vinos argentinos.
Bar/Taberna: La Catapa, taberna de Retiro que aúna tapas de autor, bodega selecta y cocina de temporada.
Vinos y Licores: La Caníbal, espacio en Lavapiés centrado en vinos naturales, cervezas artesanas y cocina creativa.
Producto de Madrid: Anís de Chinchón, por mantener viva la destilación artesanal tradicional.
Proyecto Empresarial: Grupo Triciclo, con espacios como Triciclo, Sua, Taberna Triciclo y Villa Verbena.
A Toda Una Vida: Pedro Guiñales (Casa Pedro), séptima generación al frente de una casa de comidas fundada en 1702.
La ceremonia reafirmó el compromiso de la Academia con la difusión de la gastronomía madrileña, gracias al respaldo de instituciones y patrocinadores como Comunidad y Ayuntamiento de Madrid, Mahou, Arturo Sánchez y D.O. Vinos de Madrid.