Crítica de cine
Viejas glorias
Dirección: Fisher Stevens.Guión: Noah Haidle. Intérpretes: Al Pacino, Christopher Walken, Alan Arkin, Julianna Margulies. EE UU, 2013. Duración: 95 min. «Thriller».
¿Un «Space Cowboys» fortalecido por una sobredosis de Viagra? ¿Un mal episodio de «Los Soprano» para gerontófilos aficionados? Es difícil entender la existencia de esta película si no atendemos a la desesperación de los departamentos de marketing. Esto es, ¿a qué público va dirigida? A todos aquellos que aún creen que Al Pacino es un buen actor, que no son precisamente los que abusan de las descargas ilegales. Pacino, que representa el peso de la edad sobre sus espaldas como si fuera el jorobado de Notre Dame, y, en menor medida, Walken, invocan aquello de «como en los viejos tiempos» fingiendo que sus personajes tienen la suficiente entidad dramática como para sentir nostalgia.
Con el añadido de última hora del siempre digno Alan Arkin, ambos encarnan el estereotipo del gangster crepuscular recurriendo a clichés acumulados durante décadas de experiencia. En este epitafio que dura 24 horas, el mafioso de Pacino visita un burdel, acude a urgencias por priapismo, esnifa pastillas para la hipertensión y las cataratas e intenta ligarse a una chica que está a punto de caer en la trampa de su sobreactuación. Walken funciona como convidado de piedra a una fiesta funeraria que sólo demuestra lo mal que envejecen algunos mitos.
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