Ciencias naturales

Salvar a las abejas

Hay unacampaña destinada a salvar las abejas. Con razón. Según un estudiorealizado en Estados Unidos, los investigadores han encontrado hasta treinta pesticidas en el polen de las abejas.De entrada impresiona que esos pequeños y dorados insectos «antófilos» (del griego, «que aman las flores») cuando regresan a sus colmenas después de sus dulces correrías, en este caso por inmensos campos de maíz del medio oeste norteamericano, lleven en su cuerpo un cóctel explosivo compuesto por una treintena de insecticidas diferentes. Estudios realizados en Españahan encontrado en el polen hasta cincuenta y tres plaguicidas (fungicidas, insecticidas y herbicidas), cuya mezcla eleva considerablemente la toxicidad. Pero el descubrimiento va más allá. Las químicas agrícolas son sólo una parte del problema. Según Krupke, uno de los mayores entomólogos del mundo, contribuyen tanto o más a ello los hogares y los parajes urbanos. Y apunta a los «piretroides»,insecticidas de uso doméstico contra moscas y mosquitos o para proteger las plantas del jardín contra pulgones y otros insectos. A este mismo flu-flu recurren los Ayuntamientos para fumigarlo todo –árboles, setos y praderas– cuando se acerca el verano. También se usan en las casas para combatir los parásitos de los animales domésticos.

El caso es que las abejas se mueren. En Estados Unidos han desaparecido ya el 44 por ciento. En Europa, el 20 por ciento. En España hemos perdidoentre el 20 y el 40 por ciento. En regiones como Galicia, el 56 por ciento. También nos quedamos sin abejorros y sin mariposas. Ya hemos perdido la mitad de ellos. Hay coincidencia en que la desaparición de las abejas sería una catástrofe. Algunos ven en ello una señal del fin del mundo. Estos insectos tienen un papel esencial en la conservación del ecosistema. De la polinización depende cerca del 90 por ciento de las plantas silvestres y un tercio de los alimentos que consumimos. Y de las abejas y el resto de polinizadores depende el 70 por ciento de los principales cultivos para el consumo humano de la agricultura en España, empezando por los árboles frutales: los manzanos, los cerezos, los ciruelos, los perales, los melocotoneros... ¿Alguien se imagina un mundo sin mariposas, sin manzanas y sin abejas? Y llegado aquí, me vuelvo a la niñez en Sarnago, escucho en las herrañes el dulce rumor de mil insectos y veo al tío Quirino, cazador de enjambres, llamando con losas en la mano a las abejas que cruzan el aire de la plazuela como una nube dorada.