Independentismo

Puigdemont pide a Trump colaborar entre sus «naciones»

Mas defiende el triunfo del republicano como un modelo para Cataluña ya que «lo imposible a veces es posible».

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, saluda a la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, ayer en Gerona
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, saluda a la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, ayer en Geronalarazon

Mas defiende el triunfo del republicano como un modelo para Cataluña ya que «lo imposible a veces es posible».

La política internacional nunca ha sido el punto fuerte de los soberanistas catalanes. Pese a los esfuerzos que dedica el Govern, la práctica totalidad de los países desarrollados han evitado dar su respaldo al movimiento independentista en Cataluña. Y la reciente elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos no contribuye precisamente a mejorar las perspectivas diplomáticas de la Generalitat, ya que el magnate norteamericano quiere distinguirse por dirigir su acción política puertas adentro de su país y no puertas afuera. Pese a todo, Carles Puigdemont no ha dudado en dirigirse al presidente electo a través de las redes sociales: «Felicidades. Espero que la larga relación entre nuestras naciones siga floreciendo en los próximos años».

En realidad, la victoria de Trump cayó como un jarro de agua fría sobre el presidente de la Generalitat, que confiaba en afrontar el año 2017 –el año de la autodeterminación de Cataluña, según los planes soberanistas– con Hillary Clinton como inquilina de la Casa Blanca, lo cual, hay que decir, tampoco suponía una particular ventaja. No hay más que recordar el deseo expresado por Barack Obama durante una entrevista con el Rey Felipe VI en el mes de septiembre de 2015: «Estados Unidos quiere una España fuerte y unida».

En todo caso, el Govern consideraba que había mejores condiciones para el diálogo con Clinton en el despacho oval, ya que los presidentes demócratas han acostumbrado a caracterizarse por dar cuerda a las relaciones multilaterales, mientras que los republicanos han practicado con más frecuencia el aislacionismo. Bastó con ver la reacción espontánea de Puigdemont al conocer la victoria de Trump para comprobar su entusiasmo. «Nos tenemos que preparar para una época enormemente complicada e incierta», dijo en Twitter.

El coordinador del PP catalán, Xavier García Albiol, le trajo a colación estas palabras durante la sesión de control en el Parlament y Puigdemont trató de reconducirse sin desdecirse. «Yo diría que hay una mayoría de la población mundial, y particularmente europea, que, ante el resultado imprevisto, ha experimentado la misma sensación. Es una advertencia; también es un compromiso. Las cosas cambiarán. Y debemos aprender a gestionar una situación que con toda libertad han elegido los electores americanos», afirmó Puigdemont.

El president, al igual que el resto de su Govern, no ha tenido más remedio que ir con pies de plomo tras digerir la victoria de Trump, a quien hasta hace cuatro días –en un sentido literal– tachaban de «candidato profundamente machista, racista y homófobo». Así lo calificó, por ejemplo, la portavoz Neus Munté.

Pero los ataques han desaparecido. El conseller de Asuntos y Relaciones Institucionales y Exteriores y Transparencia, Raül Romeva, asegura que las relaciones de la Generalitat con los Estados Unidos son «excelentes» y, en particular, a través de su cónsul en Barcelona, Marcos Mandojana. Éste es el mensaje oficial del Govern, que va a mantener al menos durante los próximos meses. Las relaciones son buenas y el deseo es que fructifiquen.

El conseller Romeva viajó a Estados Unidos el pasado mes de septiembre y pasó allí tres días. La primera parada de su periplo fue Washington, donde se reunió con congresistas estadounidenses, con el conocido propósito de buscar complicidades a favor del derecho a decidir de los catalanes.

Por su parte, el ex presidente de la Generalitat, Artur Mas, también se ha referido a la victoria de Donald Trump, en su caso para realizar una estrambótica lectura. A su entender, su triunfo es un ejemplo de que en política «lo que parece imposible» se convierte en «posible», por lo que pidió que se aplique esta máxima al proceso independentista catalán. En un vídeo publicado en su página personal de Facebook, Mas aseguró que «hay que felicitar» a Donald Trump aunque agregó que confía en que «haga de presidente de forma muy distinta a como ha hecho de candidato».

Mas subrayó que la victoria de Trump, por inesperada, puede ser un ejemplo para el proceso catalán. «Parecía imposible que Trump ganara, pero ha ganado. Y lo digo porque a ojos de muchos, eso que parece a veces imposibles, incluso en contra de buena parte de la opinión pública y de todo tipo de opiniones, acaba resultando posible», sostuvo el ex presidente catalán y actual presidente del Partit Demòcrata Europeu Català (PDECat), formación heredera de CDC.

En definitiva, Mas se aplicó aquello de hacer de la necesidad virtud. Los soberanistas saben que no pueden abrir una confrontación con los Estados Unidos porque sólo les puede añadir más inconvenientes a su ya complicada tarea de la independencia. Por tanto, no habrá hostilidades a menos que antes las abra la Unión Europea. En paralelo, el Govern seguirá sus esfuerzos por buscar aliados internacionales, ya que el «Procés» anda cojo en muchos aspectos, pero sobre todo de reconocimiento.