La cuna de España

En estos tiempos recios que vivimos, cuando se está gestando un Frente Popular y antiespañol –y no exagero nada con ERC y Podemos–, es vivificante volver a nuestras raíces. No se ama lo que no se conoce y para conocer el «Ser» de España, nuestra identidad histórica, nuestro origen como nación, es preciso ir al Real Sitio de Covadonga.

Allí están también las raíces cristianas de la misma Europa, como lo expresó san Juan Pablo II con ocasión de su peregrinación en agosto de 1989: «Covadonga es una de las primeras piedras de una Europa, cuyas raíces ahondan en su historia y su cultura. El reino cristiano nacido en estas montañas puso en movimiento una manera de vivir y expresar la existencia, bajo la inspiración del Evangelio».

Difícilmente se puede manifestar con más fuerza y belleza lo que este maravilloso lugar encierra y significa.

Poco más de dos meses después de aquellas declaraciones, se derrumbaba estruendosamente el muro de Berlín, el símbolo de la Guerra Fría, edificado por los que negaban y niegan esas raíces, aspirando a construir su paraíso terrenal rechazando a Jesucristo. Un paraíso tan maravilloso que, para impedir que huyeran de él, construyeron ese muro de 155 kms de longitud. Repito: 155, tantos como diputados y votos tienen los que ahora pretenden construirnos su particular edén en España.

Nos protege la Santina: «Bendita la Reina de nuestra montaña, que tiene por trono la cuna de España».