Misterio
El misterioso códice que empleaban los mayas que les permitían predecir las estrellas antes de los telescopios
El códice, que data del siglo XI, muestra el conocimiento astronómico de la civilización precolombina
Mucho antes de la invención del telescopio, los antiguos mayas ya tenían un método para predecir eclipses con una precisión sorprendente. Un estudio reciente muestra que una tabla de eclipses del Códice de Dresde —un documento del siglo XI— mantuvo su exactitud durante más de 800 años, con un margen de error inferior a una hora cada 134 años.
¿Cómo alcanzaron tal precisión?
Según los investigadores John Justeson y Justin Lowry, de la Universidad de Albany, la clave estuvo en la forma en que los mayas organizaron y reajustaron su calendario lunar. Para ello se basaron en dos ciclos astronómicos que hoy conocemos como saros e inex.
Lo impresionante es que los mayas no reiniciaban su tabla simplemente cuando terminaba un ciclo. En lugar de eso, la “reseteaban” en momentos estratégicos: cerca de los 223 meses lunares y de los 358 meses, que coinciden con los ciclos del saros y el inex modernos.
¿Qué son esos ciclos?
El saros es un ciclo de unos 223 meses sinódicos (meses medidos por las fases de la Luna) y permite predecir eclipses porque, pasado ese periodo, la Tierra, la Luna y el Sol vuelven a alinearse de forma parecida.
El inex es otro ciclo más largo, de unos 358 meses sinódicos, que sirve para hacer ajustes adicionales.
Al combinar ambos ciclos y aplicar correcciones en el momento adecuado dentro de su tabla de 405 meses lunares, los mayas podían compensar los pequeños errores que se iban acumulando con el tiempo.
Más que astronomía: un sistema cultural
Los investigadores señalan que esta tabla no era solo una herramienta astronómica. También tenía un fuerte componente ritual.
El calendario lunar maya estaba sincronizado con el Tzolk’in, un calendario ceremonial de 260 días clave para su cultura. Esa relación entre el ritmo lunar y el calendario ritual les ayudaba a decidir cuándo debían reajustar la tabla para mantenerla precisa.
Además, la tabla incluía eclipses que no podían verse desde territorio maya. Esto indica que, para ellos, estos eventos tenían un significado que iba más allá de la simple observación directa.
Un legado brillante
Este estudio desmonta la idea de que los mayas se limitaban a observar el cielo sin más. Su sistema era un modelo predictivo complejo, basado en la observación continua, en matemáticas cíclicas y en su visión del mundo.
En pocas palabras: los mayas crearon un “reloj celeste” capaz de mantenerse exacto durante siglos, sin instrumentos modernos. Un ejemplo más del profundo conocimiento del tiempo y del cielo que alcanzaron muchas civilizaciones antiguas.