
Energía
España entra por primera vez en “zona de riesgo” eléctrico: Europa avisa de posibles tensiones de suministro este invierno
El operador europeo Entso-e sitúa a España en alerta por riesgo de escasez invernal, un diagnóstico que llega tras el apagón del 28 de abril y un verano de récord térmico que disparó la demanda y agotó las reservas hidráulicas

España afronta el próximo invierno con un aviso inédito sobre su seguridad de suministro eléctrico. El operador europeo Entso-e, responsable de coordinar la red continental de alta tensión, ha incluido por primera vez a España en la lista de países con un riesgo moderado de enfrentarse a “situaciones cercanas a la escasez” durante los meses fríos.
Nunca antes, desde que se elaboran estos informes estacionales, se había señalado de manera explícita que el sistema eléctrico español podría tensarse hasta esos niveles.
El diagnóstico llega, además, tras un año marcado por señales de alerta: el apagón del 28 de abril, una caída repentina de 2.300 MW en una unidad nuclear que obligó a activar reservas de emergencia; un verano calificado como el más cálido desde 1961; y un incremento sostenido de la demanda eléctrica que ha sorprendido incluso a los técnicos del sector.
La red de operadores detalla con precisión los cuatro factores que podrían empujar al sistema español hacia márgenes de adecuación estrechos: un aumento significativo de la demanda previsto para este invierno, impulsado por la electrificación creciente del consumo; las paradas programadas de centrales térmicas unidas a varias averías prolongadas en ciclos combinados; la posibilidad de episodios de tormenta perfecta para el sistema eléctrico (baja producción renovable y alta demanda), esos largos periodos de bajas temperaturas y nula aportación renovable que ya afectaron a gran parte de Europa el invierno pasado; y la erosión de las reservas hidroeléctricas tras meses de sequía, un dato especialmente sensible porque el agua es el gran "pulmón" flexible del sistema.
El operador europeo no menciona la nuclear entre los factores de riesgo, pero la lectura en España es inequívoca: si con el parque atómico aún en funcionamiento ya se detecta un riesgo moderado, el escenario podría deteriorarse cuando comience el calendario de cierre progresivo previsto para la próxima década.
La experiencia del apagón del 28 de abril, con una caída súbita en el reactor que tensionó el sistema y obligó a reordenar generación de forma inmediata, quedó como un aviso de que no existe ninguna tecnología capaz de sustituir hoy a los 7.400 MW de potencia nuclear firme sin un refuerzo profundo en respaldo térmico, almacenamiento, redes y gestión de la demanda.
El propio informe europeo confirma que, si aconteciera un escenario en el que la oferta de generación resulte insuficiente para cubrir la demanda en momentos crítico, Red Eléctrica está preparada para activar el Servicio de Respuesta Activa a la Demanda, un mecanismo que permite desconectar puntualmente consumos industriales y comercializadoras inscritas para preservar el equilibrio instantáneo del sistema. Este instrumento -con 1.148 MW de demanda flexible ya comprometidos para 2025- se reserva para episodios excepcionales y su activación es una señal inequívoca de estrés operativo.
La situación se complica porque el país llega al invierno tras un verano particularmente duro. Entre junio y septiembre, la demanda peninsular se disparó un 4% respecto al verano anterior, con picos del 11% en junio y del 4% en septiembre.
El 2 de julio, en plena segunda ola de calor, se registró el máximo anual pese al crecimiento del autoconsumo solar, un indicador de que la climatización está reconfigurando los patrones tradicionales de consumo. La Aemet certificó que el trimestre junio-agosto fue el más caluroso desde que existen registros, y que la demanda nocturna se mantuvo anómalamente elevada durante varias semanas.
Las reservas hidráulicas cayeron del 83% al inicio de junio a apenas el 56% a finales de septiembre. Aunque aún por encima de la media de la última década, el descenso fue rápido y profundo, lo que deja menos margen para el invierno, cuando la hidráulica suele actuar como la mayor fuente de flexibilidad del sistema. A mitad de octubre, los embalses rondaban el 53%, una cifra razonable pero vulnerable si la tendencia seca persiste.
A la vez, los ciclos combinados -la tecnología que aporta el respaldo más inmediato cuando se hunde el viento o cae la solar- encaran el invierno con varios mantenimientos simultáneos entre noviembre y febrero, junto a averías prolongadas que limitan la disponibilidad real.
España cuenta con uno de los parques de gas más potentes de Europa, pero su aportación se ve condicionada por el estado de las plantas y la meteorología. Aunque no se prevén problemas de suministro de gas para generación, la mera posibilidad de una "tormenta perfecta" prolongada en Europa, como la del invierno pasado, podría tensionar el conjunto del sistema continental.
El aviso europeo cobra especial relevancia en un momento en el que la demanda española avanza con fuerza. Tras años de crecimiento moderado, la electrificación de procesos industriales, el auge del vehículo eléctrico, el avance del autoconsumo y la digitalización están impulsando el consumo en todos los segmentos.
El crecimiento previsto para este invierno supera con claridad el de 2024 y llega en paralelo al mayor despliegue renovable de la UE. Sin embargo, la expansión de redes y almacenamiento no está siguiendo el mismo ritmo. Las congestiones en el transporte se han multiplicado en algunas zonas y el operador ha advertido de que, sin refuerzos acelerados, la integración plena de las renovables no será posible
Los técnicos de la red recuerdan que la "suficiencia" del sistema no depende solo de cuánta potencia instalada haya, sino de cuánta de esa potencia puede operar de forma estable y predecible cuando el consumo aprieta. Por eso el fenómeno de la "calma oscura" de los inviernos es especialmente preocupante: combina bajas temperaturas con ausencia de viento y producción solar mínima, lo que dispara el consumo justo cuando cae la generación renovable. Este escenario ya se vivió el invierno pasado, cuando varias zonas de Europa tuvieron que recurrir a todas sus reservas térmicas disponibles durante casi una semana
Aunque España sigue siendo uno de los países más seguros de Europa en términos eléctricos -el propio consejero delegado de Endesa, José Bogas, aseguró la pasada semana en el foro "Matafuturo" que ve impensable otro apagón-, el aviso de Entso-e marca un punto de inflexión.
Señala que el país se adentra en una fase de mayor vulnerabilidad estacional y que la robustez del sistema ya no puede darse por descontada. Reforzar la disponibilidad térmica, acelerar las inversiones en red, ampliar los mecanismos de gestión de demanda y proteger la hidráulica en periodos de sequía aparecen como tareas imprescindibles para evitar que este "riesgo moderado" derive en problemas mayores.
La cuestión nuclear, una vez más, queda sobre la mesa. Si el sistema ya muestra tensiones con los reactores funcionando a plena carga, cualquier escenario de cierre sin sustitución equivalente de potencia firme incrementará necesariamente el riesgo.
El apagón del 28 de abril mostró que los fallos también ocurren en tecnologías de base y que la resiliencia no es infinita. Europa ha lanzado el primer aviso. España lo recibe ahora con más preguntas que certezas, pero con una conclusión rotunda: el margen de maniobra se estrecha.
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