Política

Viento de cola en medio de una pandemia para el Gobierno «del cambio»

La valoración de Juanma Moreno como líder moderado crece y ha logrado romper la identificación de la Junta con el PSOE

El presidente de la Junta de Andalucía, el popular Juanma Moreno
El presidente de la Junta de Andalucía, el popular Juanma MorenoLa RazónLa Razón

El viento sopla de cola, pese a la tormenta perfecta de la pandemia. En España, hasta el CIS de Tezanos dibuja la desmovilización del electorado hacia la coalición del Gobierno central. Susana Díaz, cuyo «Micho» fueron las encuestas, lo ha visto rápido y, actuando como futura candidata del PSOE-A –que es una batalla abierta, «spin-off» para 2021– ya ha dicho que los socialistas y Podemos, ya sin el lastre para pactar de Teresa Rodríguez en Adelante, tienen «hojas de ruta propias». El electorado tiende ahora de nuevo a los partidos conservadores. Ante el abismo de la crisis del coronavirus, certezas. La ley contra las escuelas concertadas al electorado de centro, que es el que decide los comicios, no le hará variar su voto. Los usuarios de la educación pública tampoco cambiarán su posición por esta ley. Los de la concertada, por contra, sí se están movilizando en contra de PSOE y Podemos. Respecto a la Ley de Eutanasia, podrá movilizar a una minúscula parte de la sociedad, como pasó con el matrimonio homosexual, pero en la mayoría, de izquierda a centro, de Podemos a Cs y en gran parte de los seguidores del PP, de acuerdo o no con la norma, lo que pesa socialmente es la evidencia de que la misma no obliga a hacer uso de ella sino que da el derecho a elegir esa opción llegado el caso. Así las cosas, tanto en España como Andalucía sube el PP y sube Vox, al mismo tiempo. A escala nacional, Cs se mantiene o sube, a costa de los moderados del PSOE. La comunidad andaluza sí presenta una variante en ese sentido: los naranjas bajan. Aparte, el partido se halla profundamente dividido entre los partidarios de Marín y la corriente de Hervías, a la que ponen el rostro de la consejera Rocío Ruiz. Juanma Moreno es el líder más valorado y en dos años de Gobierno ha conseguido uno de sus principales propósitos: erradicar el miedo a la derecha en el territorio andaluz, más allá de las grandes capitales. El presidente andaluz se identifica con un dirigente moderado aun andando por las ascuas de pactar tres presupuestos con Vox. Moreno es, con Feijóo, el gran barón regional del PP, sin los vaivenes, además, de Díaz Ayuso y sin las reticencias de Génova hacia ella.

En dos años de mandato, con una pandemia por medio, el Gobierno «del cambio» ha logrado romper la identificación del PSOE con la Junta para lo bueno y la ha mantenido para lo malo. Las listas de espera, el paro o la baja ejecución de programas europeos han sido siempre herencia socialista y así lo ha recordado el portavoz Elías Bendodo tras cada Consejo de Gobierno. Bendodo ha ejercido de «oposición de la oposición» con más éxito mediático que la propia oposición de PSOE y Podemos frente al Ejecutivo regional. El PSOE arrancó la legislatura grogui por el trauma de perder la Junta y la losa de los casos de corrupción que han ido cayendo, más la latente lucha interna para la sucesión de Díaz; y en Adelante directamente se han tirado los cuchillos en su histórica querencia por la fagocitación interna, con la imagen de la expulsión de Teresa Rodríguez y adláteres del grupo parlamentario.

La Junta ha logrado romper la identificación con el PSOE, «profanar» sus banderas: el andalucismo, la igualdad, la educación, la sanidad, la Andalucía rural, el agravio nacional. Con Bendodo como martillo pilón echando varias palas más de tierra sobre el sepulcro. Las intervenciones del PSOE en el Parlamento no ayudan, más bien corroboran, que es una oposición sin pulso, perdido en batallas internas. Y Adelante directamente en la guerra de guerrillas. La implosión de la muñeca rusa.

Los números además cuadran, con superávit, el mayor entre las comunidades, a pesar de la pandemia. La Consejería de Salud contará con 1.000 millones más que la última cuantía que presupuestó el Gobierno de Díaz, y se ha levantado la bandera de edificios abandonados como el Hospital Militar de Sevilla –no es casual la elección del escenario para el discurso de fin de año– o la apertura del de Estepona. El cumplimiento de promesas como el fin de la subasta de medicamentos sí puede tener un efecto electoral. Cuando el paciente andaluz pueda volver a tomar, por ejemplo, el medicamento que tomaba antes del genérico, atribuirá la mejora al nuevo Gobierno. Se ha buscado un cambio hasta visual en la Junta con logos que después no se volvieron a ver. La última encuesta de GAD3 nacional, no obstante, señala que el PSOE ganaría en Andalucía en unas elecciones generales ahora con 25 de los 61 escaños al Congreso, superando los 17 que lograría el PP. Vox obtendría 12 diputados; cuatro, UP y tres para Cs. En relación a la realidad, el PSOE sacaría el mismo resultado que en las pasadas generales, el PP crece en dos escaños, Vox iguala, Podemos e IU pierden dos; y Cs se mantiene. Según la encuesta de NC Repor para LA RAZÓN, el Gobierno del cambio expandirá su andadura. La unión de PP, Vox y Cs sumaría una mayoría absoluta de entre 56 y 59 diputados. Con todo, el PSOE-A ganaría los comicios, al lograr el 28,9% de los votos, lo que se traduciría en 37 o 38 escaños, cuatro o cinco más de los que el partido que lidera Susana Díaz, obtuvo en las últimas elecciones del 2D. El barómetro del Centra es aún más positivo para el PP, que sería el partido más votado y la coalición de populares y Cs, que sostiene al Gobierno andaluz, podría reeditar el pacto aunque, como ahora, necesitaría del apoyo puntual de Vox, ya que la mayoría absoluta le queda solo a cuatro diputados. En cualquier caso, en todas las encuestas, las derechas suman y las izquierdas no. En tanto, la valoración de Juanma Moreno sigue creciendo en medio del peor desastre conocido en un siglo.