Europa League

El Granada puede con todo y hace historia eliminando al Nápoles (2-1)

Encajó un gol a los tres minutos, pero logró empatar y resistir para hacer bueno el 2-0 de la ida. Tampoco le hundieron las lesiones de Machís, Neva, Gonalons y Germán

Rui Silva ataja un balón en el Diego Armando Maradona
Rui Silva ataja un balón en el Diego Armando MaradonaCIRO FUSCOAgencia EFE

El nombre del escenario ya da pistas de que el Granada no estaba ante un partido más. Si juegas en el estadio Diego Armando Maradona es que pasa algo especial, y el conjunto andaluz, poco acostumbrado a jugar en Europa, podía morir de miedo. Pero tenía una ventaja importante de la ida de octavos de final: un 2-0. El mensaje era claro, lo típico en estos encuentros: aguantar el tramo inicial, que el tiempo juega a tu favor y en contra de la precipitación del Nápoles... Pues no. A los tres minutos, una pérdida de Eteki en el centro del campo propició una contra del conjunto italiano que Zielinski resolvió de maravilla, con un fino quiebro primero y un remate ajustado.

Eran más motivos para que la piernas de los granadinos comenzaran a temblar porque la ventaja se había quedado ya en mínima, aunque a su favor estaba que si lograba un gol obligaba a su rival a tener que conseguir tres más. Era, por tanto, un dilema: defender lo conseguido o ir a por ese tanto. Y no le faltó descaro al Granada para robarle la pelota al Nápoles y no especular. Se fue para adelante con valentía y con un Kenedy muy insistente por la banda derecha, incisivo con sus regates, su velocidad y sus centros. La asistencia del soñado gol no fue suya, pero sí fue él el protagonismo, ya que atrajo a muchos rivales para descargar a Foulquier y que este mandara una pelota teledirigida a la cabeza de Montoro. Luego había que dar fuerza y dirección a ese balón, y lo hizo tan bien que el portero Meret sólo pudo mirar con cara de impotencia.

Era una diana importantísima de un futbolista que se gustó manejando el centro del campo en un campo así. El Nápoles no estaba siendo mejor que el Granada en ningún momento y apenas se acercaba en acciones a balón parado, como la falta que Rui Silva le sacó a Insigne o algunos córners o lanzamientos de libre directo laterales. No estaban agobiados los chicos de Diego Martínez, para quien las desgracias no habían terminado porque justo antes del descanso primero Gonalons y después Neva cayeron lesionados, dos latigazos en la zona posterior del muslo. Ya antes del partido había tenido la baja de Machís, que iba a ser titular, pero en el calentamiento notó molestias y terminó jugando Puertas. Los últimos cinco minutos del primer tiempo los jugó el Granada con diez futbolistas, porque su entrenador prefirió eso a agotar otro turno de cambios (si lo hace al descanso no cuenta), por lo que pudiera pasar. El infortunio siguió, porque Germán también tuvo que abandonar el campo con una lesión muscular en la reanudación. Está siendo una temporada muy exigente para los andaluces, que tuvieron que jugar dos rondas preliminares en esta Liga Europa y que en la Copa del Rey también llegaron hasta cuartos, donde se quedaron a un minuto de eliminar al Barcelona.

Gattuso apostó por la entrada de Ghoulam, que dio más intención al ataque del Nápoles. Perdió un poco el sitio el Granada después de pasar por los vestuarios, pero no el orden. Sin apenas posesión de balón, lo regalaba demasiado pronto y así le iba a tocar estar demasiado tiempo defendiendo. Podía rentabilizar la ventaja, pero era un riesgo. El colchón se desinfló un poco con el tanto de Fabián Ruiz tras una jugada de Insigne. Quedaba más de media hora por delante y Gattuso puso más madera en el campo con Mertens, que lleva un tiempo de baja y volvió con ganas con varios disparos. También lo intentó Fabián Ruiz de nuevo y Bakayoko acertó, pero el tanto fue anulado por una falta antes de rematar de cabeza. Le faltaba energía al Granada, pero resistió ese rato de sudores fríos. Lo que no despejó la defensa, que eran todos los jugadores, lo paraba Rui Silva. Fue una noche histórica.