Opinión

“Manque pierda”

Da lo mismo que su equipo gane o pierda, la fidelidad de los aficionados es absolutamente inquebrantable

Dos jugadores béticos sobre el césped del Villamarín
Dos jugadores béticos sobre el césped del VillamarínAFP7 vía Europa Press

Los del Betis son extraterrestres, y lo escribo sin menosprecio alguno y con total admiración a las aficiones de otros clubes. Mi hermano Miguel Ángel es socio del equipo hispalense, y su vida va marcada según el calendario bético. Da lo mismo que su equipo gane o pierda, su fidelidad (no exenta de algún cabreo, por supuesto), es absolutamente inquebrantable, como la de miles y miles de aficionados verdiblancos repartidos por todo el mundo. Miguel Ángel me mostraba la otra tarde el vídeo que el Real Betis Balompié había subido a su canal oficial de Youtube, y confieso que pese al mal bicho que estoy hecho, logró que mis glándulas lacrimales atisbaran un ligero líquido salino asomando por mis pupilas.

En el vídeo se ven escenas de bares y esquinas cercanas al estadio Benito Villamarín desiertas de gente. A medida que se suceden esas imágenes, la escena va también mostrando distintos rincones del mítico campo completamente vacíos. De repente la figura de un hombre sube por una de sus escaleras.

Por distintos vomitorios van apareciendo algunas personas más. Todas ellas son socios y socias del Betis que van ocupando sus asientos un año después de que la pandemia cabrona se nos viniera encima. Se trata de una veintena de personas, todas con la obligatoria mascarilla, que saludan al vecino o su vecina de asiento en un escenario prácticamente desierto y con una emoción que corta el aire.

El cierre es un fondo negro y un rótulo en blanco: «Por cada asiento vacío hay una gran familia que está detrás de este equipo», junto al nombre de su autor el entrenador Manuel Pellegrini.

El vídeo es toda una «morterá» de emociones y sé que esto mismo lo sienten en el Cádiz, el Atlético de Madrid (se nota que voy con las aficiones que más sufren históricamente, jejeje), y todos los equipos de este país.

En mis temporadas neoyorkinas aprendí rápidamente lo que era y significaba el «New York State Of Mind»: además de una maravillosa canción de Billy Joel, se trata de un estado mental intangible, que es igual a la morriña gallega multiplicada por cinco, el mismo que he sentido al ver ese vídeo del Betis, que es de premio gordo, no ni «na».