Retratos sin tiempo

El éxito de un negocio que no da dinero

Javier Delgado (Barcelona, 1978) defiende la necesidad de la cultura en sus pequeñas formas por encima de la rentabilidad y de los circuitos oficiales

Javier Delgado Gordillo es propietario de "Gallo Rojo", un singular espacio cultural ubicado en el centro de Sevilla
Javier Delgado Gordillo es propietario de "Gallo Rojo", un singular espacio cultural ubicado en el centro de SevillaKiko HurtadoLA RAZÓN

La revista «gallo» solo publicó dos números, uno en febrero y otro en abril de 1928. Detrás de ella estaba Lorca con Dalí, Bergamín o Jorge Guillén. En 2015, en Sevilla, Javier Delgado quedó prendado de aquel animal extrañamente ligado a la cultura. Nacido en Barcelona, hizo el camino inverso siendo un bebé para volver a Andalucía, de Algeciras a Sevilla, donde deshizo las maletas definitivamente después de terminar ingeniería química en Erlangen sin saber hablar alemán, de vivir brevemente en Viena, en Londres y ocho años en Valencia.

En el Festival de Cine de Málaga conoció a su pareja y mitad de Gallo Rojo, el espacio que sigue peleando en pleno centro histórico por escapar de la etiqueta simplista de ser un bar original. Cree en la cultura en todas sus pequeñas formas, fuera de circuitos oficiales, convencido de que hay quien la demanda, por más que los clientes nunca abarrotaran su local, ni siquiera antes del desastre de la covid-19. Javier reconoce que es «un proyecto que nunca va a ser rentable» y aun así se resiste a medir el éxito según el dinero que genere. No quiere cerrar su negocio. Su lucha es contra esa otra cultura impuesta por el capitalismo, que no es otra cosa que el dinero y el mercado. Sin ayudas públicas porque no «encajan» en ninguna convocatoria, subsisten por los ERTE del Gobierno y los ingresos que reinvierten de trabajos que realizan en paralelo.

A sus 42 años se dice optimista, incluso privilegiado, cansado de escuchar consejos sobre cómo debe encauzar su vida solo porque su opción no le reporta una cuenta abultada cada mes. Conforme habla le surgen contradicciones que tienen que ver con su encaje en esta sociedad: «Hace solo unos meses que por primera vez vivo solo con mi familia. Me siento infeliz en el mundo en que vivo, quiero pensar que aporto algo», y sus palabras tienen de fondo imaginario la música de Chicho Sánchez Ferlosio: no se rinde un gallo rojo/ más que cuando está ya muerto.