"Méritos e infamias"

El Talón de Aquiles

“La Sanidad sirve de argumento para vender logros al poder y como hacha de guerra al que quiere mandar”

El consejero de Salud, Jesús Aguirre, en la sesión plenaria extraordinaria sobre sanidad
El consejero de Salud, Jesús Aguirre, en la sesión plenaria extraordinaria sobre sanidadJoaquin CorcheroEuropa Press

La oposición en bloque se ha lanzado a por la presa de la Sanidad andaluza, inmemorial rémora que no se termina de arreglar desde los tiempos de Escuredo. Y lo que te rondaré morena, porque por mucho carbón que le pongas a la locomotora ésta siempre te pide más, nunca se sacia. El problema de la atención primaria, de las urgencias, de las listas de espera, de las especialidades, de los hospitales comarcales o de las sustituciones veraniegas de los enfermeros, la lista no se acaba ni lo hará, porque la Sanidad sirve de argumento para vender logros al poder y como hacha de guerra al que quiere mandar. En tiempos de la olvidada reina Susana, en los gozosos años del socialismo crepuscular, era la joya de la corona, la envidia de Estado del Bienestar nórdico y había colas, imaginarias claro, de gente hablando en inglés para operarse en Málaga porque allí les atendían mejor que en Newcastle. En nuestro turnismo actual todo se mira desde otra perspectiva y lo que hace nada funcionaba como un reloj ahora no es más que una birria. Más, si se huelen ya los mítines, las promesas y la pegada de carteles, el hábitat del «político profesional», donde se crece como nadie a base de abrazos y protestas. Mucho de esto hubo el viernes en el Parlamento, donde como en los botijos de Lebrija, hubo mucho de oquedad y oscuridad interior, pero nada más en realidad. Encima con Moreno Bonilla en Castilla apoyando a Mañueco, fuera de su escaño y convertido en diana de toda la oposición, la carambola perfecta. Ahora bien, si el problema de la atención primaria no se soluciona ya, se convertirá en su Talón de Aquiles aunque las encuestas le vayan bien. Las Mareas Blancas no entienden de colores políticos, si no que se lo pregunten a Susana Díaz, que tuvo en estas protestas la principal vía de agua que acabó con el hundimiento de casi cuatro décadas de socialismo.