Educación

Bilingüismo en las aulas: “En algunos colegios es una rémora”

Un estudio de la Junta apunta que no interfiere en el aprendizaje de otras materias pero los profesores lo dudan

Un grupo de niños en el patio del colegio
Un grupo de niños en el patio del colegioIsabel InfantesEuropa Press

Desde la aprobación del Plan de Fomento del Plurilingüismo en Andalucía en 2005 (Acuerdo del Consejo de Gobierno de 22 de marzo), el número de centros que ofrecen enseñanza bilingüe no ha dejado de crecer. En este curso 2021-2022, según los datos de la Consejería de Educación, hay 1.226 centros bilingües y plurilingües (695 colegios de Infantil y Primaria y otros 531 de Educación Secundaria) en los que estudian unos 480.000 alumnos.

En Andalucía, a diferencia de comunidades como Madrid, a los profesores que imparten materias en lengua extranjera se le exige un B2 del Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas (MCERL). “Aunque se oyen rumores de que la Junta va a empezar a exigir en breve el C1″, indica Javier Sánchez, profesor de Educación Física bilingüe en el IES Generalife (Granada). Su instituto es un centro plurilingüe en inglés y francés “y en cada curso escolar hay dos asignaturas que se dan en lengua británica y otras dos en lengua francesa”. En cuarto de la ESO, curso del que es tutor, Educación Física y Matemáticas se imparten en inglés, al menos el 50% de la hora lectiva, y Ciencias Sociales y Plástica en francés. “Imagínate la complicación de explicar los contenidos en lengua extranjera y la dificultad que tienen para seguir la clase los alumnos que de por sí van mal en matemáticas y en inglés”, explica Sánchez. Este docente reconoce que es difícil completar los currículums de estas asignaturas porque el ritmo se ralentiza. “Hay muchas dudas y si se tienen que impartir diez temas al final llegas a ocho. Quizá esto en Secundaria no sea un hándicap tan importante, pero sí lo es en Bachiller, porque los alumnos tienen que estar bien preparados de cara a la EBAU”.

Este tipo de problemas son los que han llevado a algunos colegios e institutos de otras comunidades, sobre todo públicos, a abandonar el bilingüismo. Este curso, 90 centros escolares de Castilla-la Mancha, León y Navarra se salieron del programa. La directora de uno de ellos, Henar Rubio, del colegio vallisoletano Antonio Allué Morer lo explicaba así: “”Bastó que pasaran un par de años para que se dieran cuenta de que el sistema no solo no funcionaba, sino que empeoraba el aprendizaje de los niños. Principalmente por dos motivos. El léxico y la gramática de los libros de asignaturas como ciencias o historia eran mucho más avanzados que los de inglés, por lo que a los alumnos les costaba gran trabajo comprender las lecciones y no les quedaba otra solución que memorizar los contenidos.”

El problema es que en Andalucía no se ha realizado una evaluación sobre este programa bilingüe. “Más allá de unos cuantos números que la Junta aporta en cada comienzo de curso escolar, no parece que haya mayor interés en valorar el desarrollo y los resultados”, critica Rafael Fenoy Rico, inspector de educación ahora jubilado. Según expone, las principales carencias reflejadas en las memorias de algunos centros son “la necesidad de dotación de personal especializado y la falta de sistemas formativos del profesorado estable, más allá de “exigir” un reciclaje atropellado a cada docente para la obtención de la titulación de C1, en las Escuelas Oficiales de Idiomas, si no querían esas personas ver comprometidos sus destinos en esos centros”. Con lo cual, afea Fenoy “miles de docentes han tenido que añadir a las tareas ordinarias esta formación, sin reducciones de jornada, sin personal sustituto, sin ampliación de personal”.

Por su parte, el sindicato de enseñanza ANPE-Andalucía considera la enseñanza bilingüe como “una herramienta que ayuda a mejorar las competencias lingüísticas del alumnado en otra lengua distinta a la materna”, pero igualmente echa en falta una “evaluación profunda del actual programa, que valore la consecución de los objetivos planteados y nos permita conocer sus fortalezas y debilidades, una evaluación que nos permita tomar decisiones encaminadas a la mejora del dominio lingüístico y al mantenimiento de los niveles adecuados de las asignaturas no lingüísticas”.

No obstante, la Agencia Andaluza de Evaluación Educativa de la Consejería de Educación (Agaeve), dependiente de la Consejería de Educación, sí realizó en 2017 un primer análisis. El “Informe de gestión, competencias y organización sobre la educación bilingüe en Andalucía”, dirigido por el profesor de la UPO Francisco Lorenzo y la Agaeve, concluye que el programa bilingüe beneficia el aprendizaje de la lengua española y no afecta al aprendizaje de otras materias. Para el estudio de realizó una encuesta a más de 4.000 alumnos andaluces de sexto de Educación Primaria y de cuarto de Educación Secundaria Obligatoria que recibían enseñanzas bilingües y no bilingües en centros de titularidad pública y privada. Entre otras conclusiones, el estudio apunta que “los alumnos de centros bilingües obtienen mejores resultados en destrezas escritas en su primera lengua, el español, lo que confirma, mediante el principio de interdependencia lingüística, que en situaciones bilingües las lenguas se consolidan mutuamente mediante la activación de procesos de adquisición comunes”.

El profesor del IES Generalife, Javier Fernández, cree que los programas bilingües son una poderosa herramienta para “dar calidad a la educación pública” y acortar distancias con la educación privada gracias a los auxiliares de conversación que ayudan a los profesores a dar la clase. “Su pronunciación es nativa y escucharles todos los días es muy positivo para que el niño vaya adquiriendo soltura”, apunta este docente. Sin embargo, insiste en que el error está en querer convertir a todos los colegios en centros bilingües. “En colegios donde se ha comprobado que el nivel es bajo y las familias no tienen recursos para reforzar las habilidades de sus hijos es una rémora”, concluye