Mesa redonda

Almería y el agua: de la necesidad virtud

LA RAZÓN reúne en la ciudad a los regantes, Junta, AgroBank y la empresa Kimitec para abordar el uso eficiente de los recursos hídricos

De izquierda a derecha, Alejandro de las Casas, CEO internacional de Kimitec; Manuel Gómez, director general de Producción Agrícola de la Junta; el periodista Juan Diego Márquez; Antonio Martínez, director de AgroBank en Andalucía; y José Antonio Fernández, presidente de la Federación de Regantes de Almería
De izquierda a derecha, Alejandro de las Casas, CEO internacional de Kimitec; Manuel Gómez, director general de Producción Agrícola de la Junta; el periodista Juan Diego Márquez; Antonio Martínez, director de AgroBank en Andalucía; y José Antonio Fernández, presidente de la Federación de Regantes de AlmeríaKiko HurtadoLa Razón

Las desaladoras, el uso de aguas regeneradas, las balsas de tormentas o el propio modelo de invernadero con riego de precisión son opciones válidas en este contexto de sequía y que son utilizadas y optimizadas en Almería desde hace décadas. La escasez de agua es un elemento distintivo de la agricultura almeriense y de esta necesidad la provincia ha hecho virtud. Sobre la sequía que ya soporta Andalucía y los retos a los que se enfrenta el campo almeriense reflexionaron ayer José Antonio Fernández, presidente de la Federación de Regantes de Almería; Manuel Gómez, director general de Producción Agrícola de la Junta de Andalucía; Alejandro de las Casas, CEO internacional de la empresa Kimitec; y Antonio Martínez, director de AgroBank en Andalucía, reunidos por la LA RAZÓN para analizar la situación actual del sector.

¿Han saltado las alarmas por la escasez de lluvias? Según Fernández, los agricultores almerienses «hace más de 50 años que vimos el problema y empezamos a aplicar las tecnologías». En este sentido, recordó que «los acuíferos se habían salinizado y habíamos tocado techo en cuanto a la disponibilidad de agua». De los primeros riegos por goteo, «que no funcionaban bien porque los filtros no eran buenos», se avanzó hacia la tecnología aplicada y la monitorización de los programas de riego.

A su juicio, la sequía que está azotando ahora a España «es distinta en la provincia». «Las 32.000 hectáreas de invernaderos que hay en Almería no van a tener problemas de agua, todas se van a plantar», sentenció.

Por su parte, De las Casas destacó la «adaptabilidad al cambio» de los agricultores almerienses. «No conozco una región en el mundo en la que todos los cambios en la agricultura se hayan asumido con total normalidad; el agricultor almeriense siempre ha estado a la vanguardia». Junto a ello, señaló que «el uso de la tecnología es fundamental» en el sector agrícola. Sobre la sequía, apuntó que «se venía venir; somos un desierto, pero el agricultor no tiene miedo de aplicar la tecnología para afrontarla».

Gómez aseguró que «ante cualquier situación de crisis siempre hay una oportunidad». Por tanto, de la sequía «tenemos que salir mejorados y las nuevas tecnologías nos tienen que ayudar». El director general de Producción Agrícola de la Junta vinculó el agua con la producción de alimentos. «El regadío es lo que ha permitido que haya un desarrollo rural y una soberanía alimentaria». Sobre la provincia, «en Almería hay una cultura del agua muy importante porque tenemos al lado el desierto de Tabernas, que es la zona más árida de Europa». En este sentido, afirmó que el riego localizado, con control informático, interconectado con controles del clima y sensores en el suelo, «es una tecnología que permite que haya un 60% menos de demanda de agua, en comparación con los cultivos al aire libre».

Ante una situación de sequía debe garantizarse el consumo humano frente al riego agrícola. Es una afirmación que todos los ponentes suscribieron. En este punto, el presidente de la Federación de Regantes puso como ejemplo los sistemas de optimización que desarrolla Israel. «La comarca del Poniente es la que más pronto se va a asemejar a optimizar lo que ha hecho Israel y ojalá se haga en toda España». Junto a ello aseguró que Almería capital, El Ejido y Roquetas «hacen un segundo uso del agua muy importante y en el Poniente estamos cerca de obtener las concesiones e infraestructuras para que llegue el agua a las comunidades de regantes cuanto antes».

El CEO de Kimitec hizo hincapié en la necesidad de un equilibrio. «La prioridad está clara, pero tenemos que ser capaces de usar la biotecnología para optimizar el segundo uso de las aguas residuales», una opción que enmarcó en una estrategia global.

Gómez, por su parte, insistió en que «el agua es un bien de dominio público y prevalece el abastecimiento humano». «Debemos tener la habilidad de hacer un uso eficiente de todas las fuentes. Empezando por las aguas superficiales y subterráneas. En las superficiales hay que hacer mejoras de modernización, porque se quedan anticuadas las instalaciones y hay pérdidas. En las subterráneas, hay que hacer una apuesta por conseguir masas de agua». Junto a ello, las aguas procedentes de desaladoras. «Estamos en una zona privilegiada para esto. Hay una demanda importante de desaladoras». En cuanto al segundo uso del agua, «hay un avance importante». La Junta se anticipó a la sequía a través de dos decretos, con 141 millones movilizados y 15 obras en marcha para aportar 73 hectómetros al regadío. El objetivo es llegar a los 120 hectómetros de aguas regeneradas.

Para garantizar el agua a los agricultores es fundamental que se acometan las obras hidráulicas pendientes. Fernández apuntó que no solo es necesaria la infraestructura, sino las canalizaciones para que el agua llegue a los agricultores. Además, apuntó que «tenemos que aumentar la capacidad de embalse de agua, porque Almería ha dependido de los pozos cuando ha hecho falta agua». En cuanto a las desaladoras, apuntó que hay que priorizar la ampliación de la del Poniente. «La de Carboneras tiene un proyecto de eficiencia energética y debe doblar su producción; la de Almería, que está a un tercio, hay que ponerla al cien por cien y la del Mar de Alborán será una iniciativa privada y esperamos que llegue a buen puerto». Sobre la desaladora de Villaricos, denunció que lleva diez años inutilizada: «Se ubicó mal». También recordó que en el Almanzora hay otro proyecto de desaladora que abordará la iniciativa privada, con capacidad para producir 30 hectómetros de agua. «Estas obras, junto a embalses, pantanetas e infraestructuras de distribución vienen a ser las necesidades de la provincia».

Un asunto importante para la Federación de Regantes es el precio del agua. «Si no se paga, no se aprecia», apuntó Fernández. «Pagando el agua a 29 y 63 euros la hectárea y año, cuando nosotros pagamos 3.000 euros, apreciamos el agua e invertimos en tecnología. Si nos cobraran 29 euros no tendríamos invertido en tecnología nada. Regaríamos a mano».

Gómez señaló la necesidad de modernizar el regadío. «Esas instalaciones se van deteriorando y hay que renovarlas. Las inversiones van condicionadas a un ahorro de agua. Desde el año 2019 a 2022 hemos puesto a disposición de los regantes 100 millones de euros, concretamente a 43 comunidades de regantes, con un ahorro de 12 hectómetros cúbicos». Otra medida de la Junta es la ayuda a la autoproducción y eficiencia energética. Junto a ello, la Junta puso a disposición de los agricultores 25 millones de euros en ayudas para conectar los regadíos.

«Tenemos una oportunidad histórica que son los fondos Next Generation. Presentamos 110 proyectos por 1.200 millones de euros. Se contemplaron las principales obras para aprovechar esos fondos y buscar soluciones. Es una oportunidad», remarcó.

Se ha demostrado que el invernadero es un modelo de éxito, con futuro no solo en la provincia almeriense. Fernández hizo una defensa encendida del invernadero de raspa y amagado, «con ventanas, control climático y bandas automatizadas». «Tenemos la tecnología financiada al 50% con la Junta en estos invernaderos». Proliferan las críticas sobre la escasa sostenibilidad de este modelo de producción. Ante esto, el presidente de la Federación de Regantes defendió que «cumplimos con los requisitos que se nos marcan». «Este modelo todavía tiene mucho futuro. Hay mucha demagogia a nivel europeo».

El CEO de Kimitec defendió que el invernadero «cumple con todas las directrices europeas». «Cuando hablamos de sostenibilidad parece un concepto ambiguo. Hacemos biotransformaciones; cuando se poda o hay tomates de mala calidad, podemos dar un valor añadido, volviéndolos a usar. Es una economía circular». De las Casas afirmó que «si para el agricultor deja de ser rentable, la cadena alimentaria se va al traste». En cuanto a la sostenibilidad, señaló que «en Almería el uso de químicos es inexistente, por lo que hay residuos cero». «También actuamos a nivel de suelo, usando la microbiota. Una repoblación positiva con microorganismos te va a ayudar a cumplir con lo que nos dicta Europa y hay un uso más eficiente del agua y los nutrientes».

Gómez ahondó en este «modelo de éxito» y aseguró que la temperatura del entorno de los invernaderos se reduce en 0,3 grados. Pero lo más importante, a su juicio, es la «capacidad que tiene de producir con un consumo bajo de energía y de recursos hídricos».

No obstante, también existen impactos. El director general de Producción Agrícola señaló que «en una producción intensiva hay residuos orgánicos e inorgánicos. Para los orgánicos hay plantas de tratamiento y el compost se vuelve a incorporar al suelo de cultivo. Hay agricultores que trituran los restos vegetales. También tecnologías para ayudar a esa economía circular». En cuanto al plástico, «es uno de los grandes inventos del último siglo y renunciar a eso sería un error». «Es cien por cien reciclable y hay alternativas. Es un buen material. Hoy la agricultura no se puede concebir sin el plástico, es un aliado agroeconómico de primer orden».

El director de AgroBank en Andalucía cerró la ronda de intervenciones recordando que la entidad cumple este mes ocho años junto a los agricultores. «Las obras hidráulicas, los proyectos Next Generation, las ayudas a las comunidades de regantes y a la eficiencia energética deben tener un apoyo desde las entidades financieras», señaló Martínez. «Estamos abiertos a cualquier colaboración publico-privada». Junto a ello, hizo hincapié en el uso de las nuevas tecnologías. Uno de cada dos agricultores es cliente de La Caixa, por lo que «tenemos una gran responsabilidad con el sector». La inversión de la entidad ha crecido un 78% en el primer semestre del año. «El sector se está movilizando». De hecho, la entidad ha financiado al sector andaluz con 2.900 millones en este primer semestre.