Medio Ambiente

Más rechazo social que empleo en los «molinos» del Cabo de Gata

Sindicatos valoran la oportunidad laboral que supone la puesta en marcha de un parque eólico que sigue sumando opositores

El proyecto cuenta con la oposición de todos los colectivos medioambientalistas y también de ayuntamientos clave como el de Níjar
El proyecto cuenta con la oposición de todos los colectivos medioambientalistas y también de ayuntamientos clave como el de NíjarLa RazónLa Razón

El proyecto «Mar de Ágata» se encuentra en fase inicial, a la espera de los permisos medioambientales necesarios e intentando conseguir el máximo de simpatías a un parque eólico que desde su presentación planteó controversia entre vecinos y ecologistas. El proyecto, postulado como el más idóneo para recibir fondos del Plan de Transición Justa tras el cierre de la central térmica de Carboneras, pretende aprovechar el transformador existente en la localidad con la ubicación de molinos ubicados a unos 15 kilómetros de las playas más representativas del Cabo de Gata. Pese a que promete la creación de unos 7.500 puestos de trabajo y generar casi el 30% del consumo eléctrico total de la provincia, sigue contando con la oposición de prácticamente todos los colectivos medioambientalistas y también de ayuntamientos clave como el de Níjar. El consistorio ha remitido un informe técnico que detalla que «los aerogeneradores serían visibles desde los miradores de la Amatista y la Isleta del Moro» y, por tanto, «habría que suponer que también desde todas las playas desde San José hasta Agua Amarga». Entre ellas se incluyen las joyas del Cabo de Gata-Níjar, donde la Asociación Amigos del Parque ya está a punto de alcanzar las 14.000 firmas contrarias a su ejecución, aludiendo que «supone un importante impacto paisajístico al introducir elementos artificiales en el paisaje. Será visible durante el día desde muchos kilómetros de la costa y, durante la noche, luces intermitentes irrumpirán en el cielo nocturno sobre el horizonte».

También a juicio del ayuntamiento nijareño se va a «desnaturalizar el paisaje de la zona» y pone sobre la mesa los «efectos negativos para el turismo». «No es la imagen que espera encontrarse un turista desde la playa de una zona natural protegida, aunque estén en alta mar», decía Pedro Sánchez Fortún, presidente de ASHAL, la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Almería. La Asociación de Empresarios del Parque Natural (Asemparna) y la Asociación de Alojamientos Rurales de Cabo de Gata-Níjar también han mostrado su oposición al proyecto, aludiendo a «la mala ubicación» de las infraestructuras de más de 260 metros de altura.

La última en sumarse al más de centenar de colectivos que configuran la plataforma Stop Parque Eólico Mar de Ágata ha sido la Coordinadora Ecologista Almeriense DUNA, preocupada por la afectación negativa a las aves y el medio marino: «Sería una fuente de emisión de ruido, tanto en la fase de montaje, como la de explotación. Todo ello afectará a los peces y a los mamíferos», señalan. Incluso los pescadores se han convertido en aliados en la denuncia sobre el impacto negativo en los ecosistemas marinos.

Sin embargo, las empresas promotoras Sener y BluFloat Energy siguen afanándose en recabar apoyos a través de continuos encuentros, tanto con detractores como con sindicatos y organismos empresariales. «Es una gran oportunidad para la transformación del tejido industrial de la zona», decía la secretaria general de UGT en Almería, Carmen Vidal. «Podría ser una oportunidad para la reconversión de la capacidad industrial del territorio hacia la fabricación y el mantenimiento de la tecnología eólica marina flotante», ha valorado Juan Fernández, presidente de CSIF en la provincia. Sin embargo, con datos en mano que cifran en más de 120 los empleos anuales en la fase de operación y mantenimiento, todos los sindicatos matizan que la iniciativa deberá superar «con éxito» todos los procesos que acrediten su compatibilidad con el medio ambiente. «Siempre que el proyecto supere todos los condicionantes y se demuestre su compatibilidad con el mantenimiento de la fauna, una iniciativa de esta naturaleza puede suponer un revulsivo para la actividad económica de Almería con grandes posibilidades de desarrollo», ha declarado Antonio Valdivieso, secretario provincial de Comisiones Obreras. Serán 3.750 puestos de trabajo directos y 3.750 indirectos en las fases de construcción y desmantelamiento.

«Buscamos conseguir el consenso en su definición, ya que estamos convencidos de que es un proyecto objetivamente beneficioso para el territorio en particular y para la transición energética de nuestro país en general». Javier Monfort, director de BlueFloat Energy para España, reconoce esfuerzos para trasladar la idoneidad de un proyecto que «aumentaría en un 59% la capacidad en energía eólica en la provincia de Almería y hasta un 8,6% la de Andalucía». Por ahora, los apoyos más firmes a la viabilidad del Mar de Ágata están llegando desde la Cámara de Comercio y la asociación empresarial almeriense ASEMPAL. Además, Mar de Ágata estaría cuidando los vínculos comerciales para el apoyo de inversores del ámbito local. El ejemplo más claro de esta interacción, el acuerdo alcanzado con Caldederías Indálicas, compañía con sede en Carboneras con la que colaboraría en la futura construcción de una planta de hidrógeno verde en la localidad. Además, la empresa almeriense aportaría sus destacadas capacidades técnicas para la fabricación y el montaje de las plataformas flotantes de los futuros aerogeneradores.